La Marina festejó sus 200 años con bombo y platillo en el puerto de Veracruz. El presidente le compensó con el anuncio de una tarea más: la restauración del Fuerte San Juan de Ulúa. La gente se desbordó en las calles del puerto para ver a los marinos. A falta de carnaval, desfile militar…
Texto: Daniela Pastrana
Fotos: Félix Márquez
PUERTO DE VERACRUZ.- Parecía el fin de una guerra. Después de una año y medio de pandemia, en el que por primera vez se suspendió el carnaval, la gente del puerto se volcó sobre el malecón para aplaudir a los marinos con todo y sus tanques y buques artillados.
Nadie quería recordar que, hasta hace muy poco, la Marina provocaba terror en este puerto y que era vinculada con decenas de desapariciones forzadas y torturas. Las sospechas se centran en la Unidad de Operaciones Especiales, que se encarga de los grandes operativos contra el crimen organizado y que ha sido acusada de graves violaciones de derechos humanos, particularmente en Tamaulipas y Veracruz.
Pero nada de eso importaba este lunes 4 de octubre, en la fiesta por los 200 años de la creación de la Armada de México. Era el último de una serie de festejos conmemorativos por los 200 años de la consumación de la Independencia, y 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán. Y la anfitriona, la Secretaría de Marina, se lo tomó muy en serio: desde antes del mediodía quedaron cerrados todos los accesos al centro de Veracruz. La gente que acudió a ver el desfile tuvo que dar un largo rodeo para instalarse en las calles cercanas del bulevar Manuel Ávila Camacho.
Adentro de la zona controlada estaban dos carpas, una para familiares de mandos de la Marina y otro para el presidente Andrés Manuel López Obrador y un gran grupo de invitados: su esposa, los presidentes de la mesa directiva del Senado y de la Cámara de Diputados, tres gobernadores (de Veracruz, Oaxaca y Baja California Sur), 12 secretarios de Estado, el director del IMSS, que el presidente comisionó para coordinar las conmemoraciones históricas, representantes de la Marina de Argentina, Belice, Guyana francesa y Honduras y embajadores de Cuba, Haití, Belice y Guatemala.
El presidente aplaudió con ganas al contingente naval de más de 2 mil 900 elementos que durante poco más de 40 minutos pasó frente a él, unos marchando, otros a bordo de 74 vehículos. 9 embarcaciones y 25 aeronaves, según el reporte oficial.
Antes de iniciar, los marinos lanzaron tres veces un silbido largo y ondulante, a modo de saludo. Luego, durante el desfile, los contingentes no dejaron de cantar. Marchaban y cantaban, con ese tono épico que tienen los himnos bélicos.
Desde el corralito asignado a la prensa, la escena era apoteósica, aderezada por el tono setentero del presentador. Podía haber imaginado una gran plaza roja enfrente, pero el controvertido edificio de 20 pisos detrás del Faro Venustiano Carranza y la gente asomada por las ventanas del Hotel Emporio eran la evidencia de que estamos en el 2021.
El momento estelar fue el simulacro de un rescate marino. La gente instalada detrás de la valla se daba de codazos para grabarlo.
La segunda parte de la ceremonia fue en el viejo Fuerte de San Juan de Ulúa, que pasó de ser un punto de resistencia a una temida cárcel en la que estuvieron presos Benito Juárez, los hermanos Flores Magón, y hasta Jesús Arriaga, mejor conocido como Chucho el Roto, un legendario bandolero que logró escapar más de una vez, nadando en medio de tiburones.
El tenebroso fuerte fue adornado con luces y la fachada del museo se convirtió en una megapantalla para pasar videos con la historia de la Armada de México, que desde 1940 fue absorbida por la Secretaría de Marina.
En realidad, lo que se creó el 4 de octubre de 1521, seis días después de que el Ejército Trigarante entrara triunfante a la Ciudad de México, fue la Secretaría de Guerra.
Durante la ceremonia, que precedió a una cena, la Marina pidió a los presentes no tomar fotos ni videos, ni hacer comentarios en redes sociales.
El Almirante secretario de Marina, Rafael Ojeda, agradeció la “gran muestra de camaradería y fraternidad” del presidente al permitir el festejo en el puerto y comenzó su mensaje con cuatro definiciones de la Marina :
Somos honor, porque nos conducimos con rectitud e integridad. Somos deber, porque mantenemos intacta nuestra responsabilidad con esta nación. Somos lealtad, porque nuestra fidelidad con el pueblo de México no conoce límites. Somos patriotismo, porque cuidamos el corazón de nuestra patria.
“Por dos siglos hemos constituido el escudo de la nación, cumpliendo ininterrumpidamente con nuestra misión de garantizar el ejercicio de la soberanía nacional en el mar, contribuir a preservar la integridad del territorio y mantener el orden constitucional en el Estado mexicano. (…) nos congratula ser una armada bicentenaria, una de las instituciones más antiguas y sólidas de la nación. Desde aquel 4 de octubre de 1821 la promesa se ha mantenido intacta: ser una Armada del pueblo, para el pueblo y con el pueblo”.
El presidente López Obrador dio un mensaje más breve de lo que suelen ser sus discursos en estos eventos conmemorativos. Primero hizo un resumen de la importancia histórica de Veracruz.
Este puerto ha sido siempre glorioso y cuatro veces heroico”, dijo., en referencia a las defensas de 1825, cuando se expulsó a los españoles: de 1938, cuando enfrentaron la primera invasión del ejército francés; de 1847, durante la Guerra de Intervención, y de 1914, cuando las tropas estadunidenses invadieron el puerto“.
También destacó que “nuestros soldados del mar conforman un agrupamiento que no tiene un carácter ofensivo y que no ha participado nunca en incursiones contra otros países”.
Luego enlistó los “servicios inestimables” que ha brindado en este gobierno: “su participación en la conformación de la Guardia Nacional, en la administración de los puertos, en el combate al contrabando, en la lucha contra la pandemia de covid-19, el apoyo a la Campaña Nacional de Vacunación, la ayuda a los afectados por los recientes fenómenos meteorológicos con el Plan Marina, la administración y vigilancia del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y la limpieza de sargazo en el mar Caribe”.
Y como si eso no fuera suficiente, en la cena le hizo otro encargo, que anunció al día siguiente en su conferencia matutina: Hacerse cargo de arreglar el Fuerte de San Juan de Ulúa.
“Vamos a restaurar todo el fuerte de San Juan de Ulúa, Lo va a hacer la Secretaría de Marina. Vamos a hablar con el INAH para que ellos ayuden en toda la reconstrucción, pero la Secretaría de Marina se va a hacer (…) Es algo bellísimo que está en el abandono, además es toda la historia (…) Entonces, tenemos que recordar eso y mantener nuestra memoria histórica”.
Los fuegos pirotécnicos iluminaron el cielo. Con esa promesa de mantener la memoria de la historia que nos han contado, cerraron las 15 inorlvidables conmemoraciones por los 200 años de Independencia de México.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona