La Asociación de Silvicultura de la Región Forestal Pachuca-Tulancingo reúne a 40 ejidos que, desde hace poco más de tres décadas, realizan un manejo sustentable y paciente de sus bosques
Texto: Rodrigo Soberanes / Mongabay Latam
Foto: Cortesía
Cerca de Ciudad de México, donde está el mercado más grande de madera en el país, hay una región donde se produce parte de esos recursos con una estrategia de manejo forestal comunitario a la que se han unido un total de 40 ejidos.
La Asociación de Silvicultores de la Región Forestal Pachuca-Tulancingo es la organización que aglutina a esos ejidos, y algunos pequeños propietarios, ubicados en Hidalgo, estado aledaño a la capital de México.
Ángel López Barrios es el director técnico de la asociación, también es la persona que ha ayudado a las comunidades involucradas a no caer en la tentación de “tirar” sus bosques para vender el mayor número de madera en Ciudad de México por más ingresos.
Las comunidades que persisten en el manejo forestal son testigos de cómo cada día pasan vehículos llevando madera desde otros estados, como Puebla y Veracruz, hacia la Ciudad de México, donde la demanda de madera es mucha e inmediata y, además, no existen los controles para combatir la tala ilegal.
Según su experiencia, los ejidos que forman parte de la Asociación han comprendido que necesitan tener paciencia para realizar un manejo forestal que garantice la permanencia de los bosques.
-Cuarenta ejidos y pequeños propietarios producen madera y conserva los bosques, ¿cómo se logra eso?
Anteriormente, el estado de Hidalgo estaba vedado (para la producción forestal), no había aprovechamiento forestal de tipo comercial. En 1988 un grupo de productores se organiza y solicita al gobierno federal la concesión para los aprovechamientos, y es ahí donde surge la Asociación de Silvicultores. La (entonces) Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos concede la autorización para llevar a cabo el aprovechamiento forestal.
–¿Se unieron 40 ejidos en ese momento?
No, en ese tiempo eran siete personas, pequeños propietarios y representantes de algunos ejidos. Así nace. Después se van incorporando los ejidos. La organización se formalizó, como tal, después de 20 años.
–¿Cuál es la diferencia entre trabajar con ejidos y hacerlo con pequeños propietarios organizados?
Aquí, por ejemplo, un ejido tiene un representante, en este caso es el presidente del Comisariado Ejidal quien asiste a las asambleas de la organización y a nombre del ejido tiene voz y voto. En el caso del pequeño propietario, él decide. Cuando se toma una decisión dentro de la organización, el voto de una pequeña propiedad equivale al de un ejido. Hay quien ha manifestado “es que mi ejido tiene una mayor aportación”. Sí, pero si un pequeño propietario aspira a la mesa directiva, el simple hecho de que tenga un permiso de autorización le da ese derecho y no importa la superficie que tenga, únicamente es asumir la responsabilidad que, en este caso, le señala el acta constitutiva.
–La toma de decisiones debe ser un proceso intenso…
En algunas ocasiones. Aquí, afortunadamente, las reuniones que se hacen dentro de la organización son de manera mensual; se va informando a la asamblea de socios principalmente de los ingresos y egresos. A cada uno de los socios se le da un documento donde se les establece cuánto ingresa y también los gastos que se van generando. Lo que se busca es transparentar toda la información que se genera en la organización, para evitar conflictos.
Por otra parte, nos hemos ido adaptando tanto a las cuestiones legales como a las cuestiones técnicas y científicas. Por ejemplo, el manejo forestal son 60 años. La mayoría de los primeros técnicos que trabajaron en la organización, ya no están. Lo que hacemos es dar seguimiento a un trabajo que ellos iniciaron y, tal vez, algunos de nosotros tampoco lo veremos terminado. A través de ese proceso de aprendizaje, nos hemos ido adaptando.
La ventaja que tenemos es que con este proceso de formación práctica, la mayoría de los socios ya conocen las actividades que deben realizar en cada una de las etapas.
Llevamos un proceso de capacitación, en especial sobre el manejo en el volumen de la madera y sobre los balances de aprovechamiento. Es decir, sobre la venta, sus ingresos y egresos, para que ellos puedan exponer a sus asambleas cómo lo llevamos aquí en la organización y se eviten algún tipo de conflicto.
Hemos aprendido todos a través de estos 30 años que se llevan de aprovechamiento y ha sido con la participación tanto de técnicos como de productores. Eso es la silvicultura comunitaria: el aprendizaje común.
La silvicultura comunitaria es la integración o la toma de decisiones en las que participa una comunidad o varias personas dentro de una comunidad, donde las tomas de decisiones no son a través de una persona sino que son varias las que participan en este proceso.
–Los ciclos de los bosques y los ciclos de la organización comunitaria…
Los que iniciaron, hoy son muy buenos cultivadores del bosque. A lo mejor no hemos escalado a un segundo eslabón, que tenga que ver con industrias, pero ha sido un proceso en el que hemos aprendido en varias etapas. Nos hemos adaptado a la cuestión legal, a las políticas del gobierno.
–¿Qué es más laborioso, entender los ciclos de los bosques o de los humanos?
Tenemos que aprender a convivir. A veces, cuando no entendemos el manejo forestal, las críticas hacia los aprovechamientos (maderables) son muy fuertes; se tiene una percepción negativa, pero cuando explicamos su proceso, la percepción cambia.
El impacto que se tiene en el aprovechamiento no es permanente. Lo que hacemos cuando hay señalamientos en contra del aprovechamiento forestal, llevamos a la gente a un área que ya se aprovechó y que, por ejemplo, lleva 30 años en recuperación. Cuando se hace la comparación, la percepción de la gente cambia. Tenemos que ir aprendiendo, ir educándonos en este procedimiento.
El aprovechamiento (forestal) no tenemos que verlo como algo adverso, como algo negativo; tenemos que verlo como una actividad productiva, como la apicultura, como la ganadería. En el caso de la ganadería, se tienen que sacrificar algunos animales y otros son utilizados para la reproducción. En el caso del bosque es el mismo procedimiento, tenemos que sacrificar algunas especies de árboles para permitir el establecimiento de nuevas y poder, de alguna manera, satisfacer una necesidad del ser humano. Tenemos que aprender a hacerlo, no podemos solamente aprovechar sin tener compromiso.
Y aquí entra el término de sustentabilidad, cuando hablamos de un proyecto sustentable, decimos que cumple con ciertas características: es socialmente beneficioso, económicamente viable y es ambientalmente responsable. Tenemos que conjugar estos tres conceptos para que nos permitan, al mismo tiempo, satisfacer las necesidades que tenemos como sociedad y garantizar que las futuras generaciones, los hijos de mis hijos, sigan disfrutando de los beneficios que hoy nosotros tenemos. Es una cuestión de cultura, de educación.
En algunos estados o en algunas comunidades ya lo entienden, pero lo difícil es transmitirlo a los medios de comunicación o a la sociedad citadina que es donde encontramos el problema cuando desconocen lo que es un proceso de aprovechamiento forestal sano.
En los ejidos (que forman la Asociación), la percepción del aprovechamiento forestal es que se sacrifica la cuestión económica, pero se garantiza que el bosque no se está sobreexplotando… Tienen ese compromiso, esa responsabilidad.
En el caso del pequeño propietario lo que pretenden es sacarlo todo y venderlo, esa es la mentalidad de algunos. Lo que a veces procuramos, cuando vemos una situación así, es que les decimos que no es la idea, que la idea es darle seguimiento, porque a veces a la gente se le hace fácil decir: “saco la madera, lo fracciono y vendo cabañas”, pero no es así. Ya se les explica cuál es el procedimiento, qué es lo que tienen que hacer.
–Usted dice: el manejo forestal es atractivo, porque resuelve cualquier necesidad, ¿qué significa esto?
Cuando hablamos de aquí, de la región, los ejidos realizan diferentes actividades. Por ejemplo, son ganaderos, agricultores, comerciantes, transportistas; de tal manera que el aprovechamiento forestal es una parte que contribuye a sus ingresos y eso les permite que tengan un ingreso seguro que contribuye a un desarrollo local o comunitario dentro de una región. No solo dependen del bosque, es una parte complementaria de sus ingresos aunado a otro tipo de actividades que ellos tienen.
–¿Qué opina de no tocar el bosque?
Algunos ejidos que hacían manejo forestal sustentable, dejaron de hacerlo porque les prohibieron esta actividad al declarar el lugar como área natural protegida. Lo que se había logrado en 20 años, a través del manejo forestal, prácticamente se perdió.
Si no se permite hacer manejo forestal de manera legal, como la gente lo hacia, la misma necesidad los lleva a realizar un aprovechamiento ilegal.
Mientras no lleves alternativas, lo único que están fomentando es la tala clandestina. Están fomentando la ilegalidad, están fomentando los incendios. En fin, una secuencia de irregularidades que se deriva de un proceso en el que (a las comunidades) no les permiten tomar la decisión sobre algo de lo que ellos son dueños.
En algunas áreas naturales protegidas de la región, en cuyo plan de manejo se prohíbe el aprovechamiento forestal y solo se permiten aprovechamiento para uso doméstico, lo que hemos visto que sucede es que se da el aprovechamiento ilegal de los recursos forestales y no existe un compromiso, una responsabilidad de los dueños del bosque para restaurar las áreas. Cada año, la presencia de incendios es muy fuerte en esos lugares. De tal manera que se ha perdido el control y la gobernabilidad de esas comunidades, ya no hay control. Cualquiera está cortando madera, ya no hay un aprovechamiento ordenado; solo hay tala ilegal.
–Hablemos de las condiciones del mercado de la madera. ¿Una dependencia puede contratar obra con madera ilegal?
Lo que pasa es que como no hay una cadena que permita identificar la madera ilegal, es muy complicado… no tenemos un proceso, un control que permita saber si (la madera) es legal o ilegal.
Este trabajo fue realizado por el equipo de Mongabay Latam. Lo reproducimos con su autorización. Aquí puedes consultar la publicación original.
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