A principios del siglo XX, Lewis W. Hine fotografió las precarias condiciones laborales de miles de infantes y apoyó a generar mejores condiciones sociales
Por: Alfredo López Tagle*
Hoy es día de las niñas y los niños, una festividad que busca reafirmar sus derechos, se celebra en distintos países, aunque en distintas fechas. En México, se celebra de forma oficial desde 1924. Es una fecha importante porque nos ayuda a recordar que no siempre existieron estas condiciones sociales para los infantes y, lamentablemente, aún existen casos en los que no gozan de sus derechos. Por esta razón aprovecho para recordar el trabajo fotográfico que realizó Lewis Wickes Hine, al documentar las jornadas laborales a las que eran sometidos miles de niños, durante los años de 1908 a 1914, en Estados Unidos.
Nuestros vecinos del norte se han caracterizado por su desarrollo industrial. Terminada su guerra civil, su industria volvió a seguir creciendo de forma rápida; sin embargo, las desigualdades sociales también se acrecentaron. Al mismo tiempo, entre finales del siglo XIX y principios del XX, surgieron grupos progresistas que buscaron promover el sufragio femenino, los derechos laborales y de los grupos desprotegidos como ocurría con los infantes y los migrantes. Fueron principalmente personas de clase media, egresados de universidades, que utilizaron sus conocimientos para analizar y cuestionar a la sociedad industrial que se estaba desarrollando.
En este contexto se desarrolló el sociólogo, docente y fotógrafo Lewis W. Hine, que desde una perspectiva sociológica utilizó a la fotografía para documentar diferentes problemas que impactaban a distintas comunidades en su país. Al observar su trabajo, recuerdo a Kapuściński cuando menciona que un periodista tiene que vivir con el oficio todo el tiempo, profundizar en sus conocimientos, actualizarse, investigar, describir el mundo contemporáneo, ser profundo, dinámico y revolucionario; pero, ante todo, debe ser una buena persona porque solo siendo empático puede intentar comprender a los demás.
Quizá, esa característica influyó para que Gisèle Freund mencionara que las fotos de Hine “despertaron la conciencia de los estadounidenses y provocaron un cambio en legislatura laboral de los niños” y que “por primera vez en la historia la fotografía actuó como un arma en la lucha por la mejora de las condiciones de vida de las clases más pobres de la sociedad”. El trabajo de Hine apoyó mucho a detonar cambios sociales, pero esto se logró porque determinados grupos sociales compartían los mismos valores que el sociólogo y dentro de sus ideales buscaban un cambio. Su trabajo ayudó a reforzar determinadas ideas ya existentes. La fotografía por sí sola no tiene la capacidad de modificar la forma de pensar de las personas, pero si refuerza valores que ya existen en el imaginario social.
En esos años, se estima que más de 2 millones de infantes no acudían a las escuelas porque debían de trabajar. Su labor era principalmente de apoyo, se les pagaba menos y cubrían jornadas laborales de 12 horas diarias. Hasta cierto punto era una situación normalizada porque se les consideraba parte de la economía familiar. No importaba tanto que esto les detonara graves problemas de salud, retrasos en su desarrollo y, en algunos casos, abandono. Ante esta situación el Comité Nacional de Trabajo Infantil (NCLC, por sus siglas en ingles), fundado en 1904, buscó mejorar las condiciones a las que se enfrentaban los infantes y contrató a Hine para realizar trabajos de investigación y fotografía para la organización.
Hine dejó la academia y su contexto familiar en Nueva York para documentar un entorno crudo y peligroso, al que se refería como un trabajo de detective porque su función era recopilar evidencia de niños que trabajaban en condiciones difíciles en todo el país y muchas veces no era bien recibido porque los propietarios, supervisores y trabajadores de las fábricas lo acusaban de cometer escándalos. Muchas veces recurría al camuflaje para que se le pudiera dar acceso y documentar las condiciones laborales con su cámara, una Graflex con negativos de placa de vidrio 5 x 7, que fijaba en un trípode y un flash de magnesio. Además de su trabajo como fotógrafo, proporcionaba a la NCLC, informes de las conversaciones que conseguía con los niños, sus padres y, a veces, con sus empleadores; de lo cuales se pueden notar extractos en sus pies de foto.
Las fotografías de Hine son muy interesantes por los signos que nos muestran, cobraron mucha fuerza porque su contexto social empatizó con las ideas que se cuestionaban para mejorar las condiciones sociales. Quizá también influyó que la masificación en la distribución de las fotografías iniciaba; es decir, las fotografías empezaban a mostrarse en revistas y periódicos. Trabajos como este, creo que es difícil que cobren la misma fuerza en la actualidad mientras no exista una empatía social; por otro lado, sigo reflexionando sobre qué es lo que les mueve a las personas en la actualidad y de qué forma la fotografía puede ser un detonante para seguir mejorando las condiciones sociales.
*Alfredo López Tagle es fotógrafo mexicano, apasionado por la historia y los procesos de comunicación. Ha colaborado con distintos medios editoriales y marcas comerciales. Actualmente se ha enfocado en estudios sobre ciencias de la comunicación, en la UNAM.
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