4 abril, 2023
Tras un acuerdo en el que las autoridades de Guerrero y empresas mineras cercanas al río Balsas se comprometieron a limpiar el cuerpo de agua, académicos advierten que estas medidas son insuficientes ante los daños ambientales que la minería deja en el territorio.
Texto y fotos: José Miguel Sánchez / Amapola Periodismo
CHILPANCINGO, GUERRERO. – Después de que el 29 de marzo autoridades estatales, municipales y las empresas mineras asentadas en las cercanías del río Balsas se comprometieron a limpiarlo de residuos sólidos, especialistas consideraron que faltan muchas cosas por hacer si se toma en cuenta que la minería deja muchos más daños
El acuerdo entre las autoridades y las empresas fue que limpiarán el tramo del río Balsas que corre de Mezcala a la Presa del Caracol, en la zona Norte de Guerrero, que ya acumula entre 250 y 300 toneladas de residuos sólidos que contaminan el agua de las comunidades de los municipios de Eduardo Neri, Heliodoro Castillo, Cocula, Apaxtla de Castrejón y Cuetzala del Progreso. En esta zona hay explotación minera a cielo abierto.
Las minas que operan en la zona son Equinox Gold y Media Luna. En el acuerdo nunca mencionaron de los residuos que generan estas mineras en el ambiente, incluido el río que, de acuerdo a la documentación de periodistas, provocan grandes daños a la salud de los habitantes.
Lo que sí destacaron es que aportaron 500 mil pesos para la limpieza y una cantidad similar las autoridades.
Para especialistas y académicas en temas del cuidado del agua y el medio ambiente, no es suficiente limpiar de residuos sólidos los ríos, sino que «se tendría que ver también de qué manera desecha su drenaje ácido en el Balsas y hacerse responsable de eso».
Información de la Asociación Interamericana de Derecho Ambiental (AIDA) indica que la minería es una de las industrias que más agua necesita para funcionar en el mundo. Esto afecta a la cantidad, disponibilidad y calidad del recurso en las zonas cercanas.
«La minería de tajo a cielo abierto propicia la erosión y contaminación de los suelos y arrasa de manera permanente con la orografía de los territorios en los que se realiza. La deforestación causada por esta industria afecta tanto el hábitat local de cientos de especies, como los flujos de agua que abastecen a diversas comunidades», se lee en un artículo de la AIDA.
A nivel más local no se tienen números de cuánta agua toman estas minas del río Balsas. Tampoco en qué condiciones de contaminación es vertida una vez que se ocupó.
Las minas no entregan dicha información y la autoridades son laxas al no exigirlas.
«La actividad minera consume grandes cantidades de agua que desecha en forma de drenaje ácido. Estos residuos pueden llegar a contaminar las aguas superficiales y subterráneas de los territorios con metales tóxicos».
Este reportaje fue publicado originalmente en AMAPOLA, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie Consulta aquí la publicación original
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