30 mayo, 2022
El Tren Maya es una obra ya francamente ilegal con muchos problemas de ingeniería, que amenazan esa misma belleza que se quiere usar como fuente de ingresos e impulso a la economía. Los funcionarios en Semarnat que están revisando la manifestación de impacto ambiental en sus manos tienen una tarea muy fácil: cumplir la ley
Twitter: @eugeniofv
La manifestación de impacto ambiental del tramo 5 del Tren Maya que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) entregó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) es preocupante e indignante por muchas razones. Por una parte, se trata de una simulación de legalidad que, para colmo de males, está visiblemente improvisada e incompleta, pues se presenta como un documento previo a la ejecución del proyecto cuando el proyecto ya está muy avanzado. Por otra parte, muestra unos niveles de improvisación muy altos, cuando ya el colapso y las docenas de muertos en la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México nos han mostrado el terrible peligro de hacer las cosas a las prisas y sin el debido cuidado, sobre todo pensando que se trata de una zona con un suelo muy traicionero.
Respecto de los suelos, por ejemplo, la manifestación de impacto ambiental tiene problemas tan graves como que en la página 90 del capítulo IV se lee que en el tramo 5 hay “una mayor proporción de sistemas de cavernas inundadas que el resto del proyecto, por lo que el riesgo asociado en ese sector es más elevado”, pero en la página 392 del capítulo III se sostiene que la construcción del tramo 5 del Tren Maya “no incide sobre dolilnas [sic], cenotes y cavernas”.
El documento sí se refiere al sistema de cavernas de Sac Actún, en la parte más sureña del tramo en cuestión, como una zona en la que se debe andar con cuidado, pero afirma que no se ha documentado que haya más sistemas como ése en la zona. Eso es tapar el sol con un dedo: el hecho de que no haya mapas de los ríos subterráneos no quiere decir que esos ríos no existan, sino solamente que no se ha hecho el mapeo a cabalidad, como sí se ha hecho para otras partes de la misma península. Sin ir muy lejos, expertos en el sistema hidrológico de la zona y espeleólogos con experiencia en ella señalan que se ha mapeado apenas el 10 por ciento de lo existente. Hacer como que el tren no pasará por encima de cavernas, cenotes y dolinas es un problema para la biodiversidad, pero también para la seguridad de los pasajeros.
En virtud de éste y muchos otros defectos un juzgado ordenó esta semana la suspensión definitiva de la obra. Como señala con razón Fonatur en un comunicado emitido este mismo lunes, “la suspensión judicial sobre la obra del Tren Maya en el Tramo 5 Sur es ‘definitiva’ únicamente hasta que se resuelva de fondo la Manifestación de Impacto Ambiental del proyecto”. Lo que pasan por alto es que para que eso se hiciera con seriedad sería necesario mucho más tiempo de lo que le queda al sexenio, y eso no está mal: si se ha de hacer una obra es porque hace falta para el país, no para que el presidente de la República la inaugure.
El hecho de que haya oportunistas usando las controversias en torno del Tren Maya como pretexto para brillar no quiere decir que esas controversias no tengan fondo ni sentido, ni que todos los que participan en ese debate lo hagan por algún interés que no sea la conservación y un futuro más justo e igualitario para los mexicanos. El Tren Maya es una obra ya francamente ilegal —empezó el desmonte de la zona y se mantuvo la obra a pesar de que no se había presentado la manifestación de impacto ambiental ni se la había aprobado— y que tiene muchos problemas de ingeniería, que amenazan esa misma belleza que se quiere usar como fuente de ingresos y como impulso a la economía.
Los funcionarios en Semarnat que están revisando la manifestación de impacto ambiental en sus manos tienen, en realidad, una tarea muy fácil: cumplir la ley. Lo demás es sumarse a este atentado contra el derecho y contra el planeta. Después de todo, ellos son los principales garantes de nuestro derecho a un medio ambiente sano, justamente el fondo de la sentencia del juzgado que suspendió este tramo del tren.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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