6 octubre, 2021
La violencia desencadenada por la política de guerra ha traído muerte un sinnúmero de violaciones a derechos humanos como precarización, desapariciones forzadas y desplazamientos. Aspectos que han sido normalizados sin tener la oportunidad de cuestionarlos, nombrarlos y replantearlos para vivir en paz y con libertad
Por Lesly Jiménez / @ReverdeSerC
Fotos: Monserrat Angulo
Durante la última semana del mes de agosto se realizaron algunas actividades educativas en la Octava Generación de la Escuela Popular de Activismo Cannábico (EPACANN) del Plantón#420, ubicado afuera del Senado de la República en la Plaza Luis Pasteur. Estas jornadas tienen el objetivo de construir e impulsar espacios de formación e intercambio de saberes entre la comunidad activista y para todas las personas que estén interesadas en obtener más información sobre la cannabis.
En el marco de estas actividades, el área de educación de ReverdeSer Colectivo fue invitada a participar para facilitar un taller sobre políticas de drogas y derechos humanos desde la perspectiva de la reducción de riesgos y daños de espectro completo desde y para el sur global. La participación nos entusiasmó porque, a pesar del contexto de pandemia, creemos que es importante fortalecer espacios de encuentro común donde compartamos información, experiencias y saberes.
En el taller reflexionamos sobre la importancia de reconocernos como personas usuarias de sustancias psicoactivas y sujetas de derechos. También analizamos las consecuencias de la actual política de drogas que nos ha puesto en desventaja ante el sistema punitivo y castigador que nos criminaliza y discrimina, negando constantemente nuestros derechos. De este modo pudimos realizar una lectura crítica sobre la narrativa vigente, la cual se basa en ideas falsas y confusas sobre lo qué son las sustancias psicoactivas, sus diversos usos, efectos y la relación que tenemos con ellas.
Las experiencias vertidas en el taller demostraron que la violencia desencadenada por la política de guerra es una estrategia que ha traído muerte y violencia en nuestras comunidades; un sinnúmero de violaciones a derechos humanos como la precarización, las desapariciones forzadas y desplazamientos, por mencionar algunas. Estos aspectos de nuestra realidad han sido normalizados sin tener la oportunidad de cuestionarlos; de nombrarlos y replantearlos para poder vivir en paz, con libertad y sin violencias.
En este espacio de trabajo profundizamos en la perspectiva de reducción de riesgos y daños de espectro completo, construyendo una noción compartida que la define como un conjunto de estrategias y herramientas que nos permiten entender nuestras subjetividades; desde los consumos, la historia de la prohibición, la relación de las plantas y sustancias con el entorno, entre otros aspectos.
En ese sentido, esta perspectiva aparece como una marco epistemológico y pedagógico que permite conocer alternativas de usos y cuidados para todas las personas usuarias y no usuarias de sustancias psicoactivas. Desde esta mirada se procura facilitar información y criterios para gestionar mejor nuestros usos, de modo que se amplíen las nociones al respecto para comprender que toda experiencia psicoactiva se ve condicionada por tres elementos: la persona, la sustancia y el contexto.
El espacio de conversación se tornó un lugar seguro, confortable, amigable, respetuoso y con un margen de humor. Las risas, saberes y la escucha se convirtieron en un elemento clave para explorar nuestras experiencias y generar la confianza suficiente para denunciar las violencias que vivimos en nuestros entornos comunitarios. Este tipo de dinámicas abren la oportunidad de sanar heridas y dialogar del tema sin estigmas.
Una de las últimas reflexiones que tuvimos fue acerca de la importancia de comprender y hablar sobre estos asuntos con una mirada desde y para el sur global. Es decir, hablar desde nuestras realidades latinoamericanas sobre la necesidad de repensar las estrategias para hacer frente a esta guerra y sus violencias, en consonancia con el proceso de transformación que se está cultivando en la región.
Colombia, Bolivia, Uruguay, Ecuador y Perú son grandes referentes de lucha, organización, resistencia y de creación de estrategias para regular la cannabis, la hoja de coca e iniciar procesos de construcción de paz. En México también existen grandes referentes y estrategias de intervención en algunas comunidades y contextos, por ejemplo: las actividades comunitarias que realiza Verter AC con la población usuaria en Baja California.
Antes de finalizar el taller llevamos a cabo una actividad que nos permitió ejemplificar la puesta en práctica de la reducción de riesgos y daños en nuestros contextos y comunidades. Mencionamos como ejemplo, el mismo espacio de resistencia, lucha y creación de la escuelita y Platón#420. De igual manera, señalamos la importancia de continuar impulsando este tipo de espacios de encuentro común con la intención de fortalecer a la comunidad usuaria y obtener herramientas que propicien la reflexión.
La educación popular es fundamental en estos procesos pedagógicos de formación porque marca la pauta para la construcción de nuestros propios aprendizajes contextualizados a través de la reflexión, entendimiento y análisis de nuestras realidades cotidianas. Es todo un proceso de enseñanza y aprendizaje donde el diálogo es primordial.
La educación popular nos invita a tomarnos un tiempo para escuchar y hablar con la otra persona. Es una invitación a tener un diálogo amigable y respetuoso, en lugar de señalar, juzgar, etiquetar y criminalizar. La educación popular es nuestra apuesta para la construcción de paz, negociar el conflicto y los estigmas que la prohibición han construido en nuestros imaginarios, vínculos y organización social.
*Responsable en el área de Educación de @ReverdeSerC
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