12 diciembre, 2022
Las alcaldías de Ciudad de México deben destinar 4 por ciento del presupuesto de cada colonia para que los vecinos decidan en qué usarlo. Sin candados que garanticen la no intromisión de funcionarios, la pelea por estos recursos –que en 2022 superaron los mil 600 millones de pesos– ha derivado en amenazas y ataques contra vecinos
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Daniela Pastrana
CIUDAD DE MÉXICO.- Cansadas de ver cómo se instalaban, año tras año, lámpara inservible sobre lámpara inservible con el dinero de presupuesto participativo, dos vecinas de diferentes alcaldías decidieron involucrarse en la discusión y decisión de cómo se ejerce ese presupuesto. Una topó con amenazas y ataques vandálicos, mientras que otra, con estructuras de corrupción y control de un dinero público.
Desde hace 11 años los gobiernos de todas las alcaldías de Ciudad de México apartan el 4 por ciento del presupuesto de cada colonia en su demarcación y, mediante un proceso de consulta, los habitantes de esas colonias deciden en qué se va a usar el dinero. La idea surgió como una propuesta para fomentar la participación ciudadana y empoderar a los vecinos, sin embargo, en muchas colonias la participación aún es muy baja. A continuación presentamos un par de historias que ejemplifican las dificultades y los tropiezos alrededor de esta práctica.
Isis Villacaña, vecina de la Narvarte cansada de ver cómo cada año se compraban más luminarias y cámaras de seguridad, decidió involucrarse e intentar cambiarlo. “Siempre ganaban las luminarias y las cámaras, pero no son de la calidad que deberían de ser y seguro tienen un sobreprecio; son cámaras que a lo mucho costarán 2 mil pesos, pero las reportan como de 12 mil. Las luminarias funcionan con luz solar, pero a cada rato se descomponen; es una pena ver los postes donde los ponen, en un mismo poste hay cinco o seis cadáveres de cámaras y luminarias que fueron poniendo año con año”, explica.
Este 2022 suscribió un proyecto, para recuperar los camellones de avenida Universidad, pues muchos están olvidados y podrían proveer de espacios recreativos o áreas verdes, la idea, cuenta, es crear espacios de contemplación y esparcimiento.
Después de que Villacaña ganó el proyecto, vecinas y vecinos que nunca habían aparecido en los asuntos de participación ciudadana empezaron a ir en contra del proyecto. Fue cuando empezó a recibir agresiones. Primero alguien le rayó el coche, pero como pudo quitar esos rayones, pintaron todo el costado derecho con aerosol; luego chorrearon el auto con ácido. Días después, mandaron a su puerta una veladora y una carta con una amenaza de muerte. Esa misma mañana su puerta amaneció manchada de sangre. Ahora, ella vive con el miedo de que la agredan o a su familia.
La alcaldía, el PAN –partido que gobierna en la alcaldía Benito Juárez– tiene gente metida en la decisión de los presupuestos participativos; para tener voz, se inscriben y su trabajo es meter los proyectos que la alcaldía quiere, como las patrullas esas que dicen Blindar BJ, o como las cámaras y las luminarias. Las patrullas, como no pertenecen a ninguna institución y como no están en el inventario de la alcaldía, pues no tienen un presupuesto asignado y cuando se descomponen no se arreglan, o se quedan sin gasolina y ahí se quedan, varadas”, cuenta.
“Es este dinero –el del presupuesto participativo– que quieren usar para su campaña de Blindar BJ; creen que con luminarias y cámaras lo van a lograr, pero las cámaras están ahí sin funcionar”.
A pesar de que el Instituo Electoral de la Ciudad de México es el encargado de desarrollar las consultas ciudadanas y el proceso de discusión del Presupuesto Participativo en cada colonia, mucho del proceso de aplicación de estos recursos no queda bajo su vigilancia, lo que da lugar a un mal uso del mismo.
“La cuestión es de fondo y remite a la Ley de Participación que, en idea y apariencia, está muy bonita pero al aplicarla tiene mucho de simulación, o de que en la praxis no sancionan nada”, comenta Maricarmen Amezquita, vecina de la alcaldía Cuauhtémoc, donde se replican los mecanismos de control sobre el Presupuesto Participativo.
La figura central son las Copacos, las Comisiones de Participación Ciudadana, la cuestión es que en la ley no dice que quienes la integran no tengan que ser funcionarios, no prohíbe que haya funcionarios públicos y entonces hay mucha gente de la alcaldía ahí metidos”.
Estos integrantes de las Copacos son quienes se encargan de presentar proyectos, como los de las cámaras y las luminarias, que en realidad están subsanando las obligaciones que ya tiene la alcaldía de iluminar calles o resolver cuestiones de bacheo.
Por otro lado, asegura Amezquita, a veces los materiales y las obras no corresponden con los montos erogados. Hubo una colonia que decidió usar su presupuesto en talleres culturales todo el año, pero solo se realizaron en noviembre y diciembre.
Nos dieron un poco de material, unas sillas y unas lona, sí ok, pero no me salen las cuentas. Sí veíamos sobreprecio o algo opaco, y entonces metimos una inconformidad ante la alcaldía, pero nos dijeron que teníamos que ir a Contraloría Ciudadana, pero cuando fuimos, nos dijeron que ellos no estaban autorizados para fiscalizar ni para sancionar, nada entonces nadie está fiscalizando ese dinero”.
A pesar de que la Ley de Participación delinea muy bien el proceso de selección de proyectos y de ejecución de los mismos, si hay irregularidades no hay instancias en donde los ciudadanos que suscribieron sus proyectos puedan defenderse. Para cambiarlo, la única opción que ve la vecina es cambiar la ley misma, pero esa parece una tarea legislativa titánica que muchos ciudadanos no cuentan las herramientas para impulsar.
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