Cierran comedores públicos en alcaldía Benito Juárez

27 junio, 2019

Comedores públicos de la alcaldía Benito Juárez cerraron esta semana. Sus usuarios, personas pobres de la tercera edad, muchos con discapacidades, creen que se trata de una cuestión política. La Secretaría de Bienestar, responsable de su administración, desconoce dónde reabrirán, pero asegura que la próxima semana serán reubicados

Texto y Fotos: Arturo Contreras Camero

Cerca de 300 personas que usaban el servicio de comedores públicos en la alcaldía Benito Juárez, en Ciudad de México, no han tenido acceso a la comida que se les daba desde la semana pasada. 

“¡Es una cuestión política!”, asegura Emma González, una usuaria de 74 años de edad. “¡Qué casualidad que los únicos que se están cerrando son estos de la Benito Juárez, donde no gobierna Morena!”, dice molesta.

Los comedores públicos empezaron a operar hace más de 10 años, durante el sexenio de Marcelo Ebrard. Estos comedores operaron en asociación con ciudadanos que prestaban el servicio con apoyo del gobierno, que les repartía la comida diariamente; a diferencia de los comedores comunitarios, manejados completamente por el gobierno local.

A partir del 18 de enero de este año, la Secretaría de Bienestar e Inclusión Social (Sibiso) modificó las reglas de operación para que este tipo de comedores funcionen sólo en lugares públicos, y que ninguno esté en el domicilio de algún particular.

La mayoría de estos 48 comedores, sin embargo, se abrieron en domicilios privados, muy pocos en centros comunitarios o deportivos. 

“Sí nos habían dicho que iban a sacar los comedores de casas particulares. Desde enero. La cuestión es que no hay ninguna justificación para hacerlo”, reclama Manuel González, quien desde hace una década atiende el comedor en el número 607 de la calle de Antillas, en la colonia Portales.

Hace tres días el personal de la Secretaría llegó a este comedor para llevarse todos los materiales con los que operaba, y le informaron que ya no debía abrir en el mismo sitio.

“¿Ya tienen el lugar?”, les preguntó don Manuel. “No ¿No nos podría ayudar usted a encontrar uno?”, le respondieron el personal de la Sibiso.

El comedor ubicado en un domicilio de la calle Antillas cerro sin definirse dónde sería nuevamente abierto. Arturo Contreras.

Manuel asegura que en esta alcaldía ya se cerraron otros dos comedores, el que se encontraba en el Eje 5 sur 95, conocido como UAPVIF Benito Juárez, así como el comedor San Simón, ubicado en la calle de Juan escutia 66.

“Nos dijeron que los iban a quitar, pero no lo reubicaron en ningún lugar. Mis usuarios le hicieron un escrito a Sheinbaum preguntando por qué querían quitar el comedor, pero no recibieron respuesta”.

La mayoría de las personas que atiende Manuel en el comedor tienen más de 50 años y muchos viven en situaciones vulnerables por su estado de salud. “Muchos no pueden ver, otros no escuchan y varios tienen problemas severos de salud”.

Desde el inicio de esta administración, afirma, el servicio empezó a bajar de calidad. Hasta el año pasado servían 200 raciones de comidas diarias, que fueron disminuyendo. “Las raciones que nos llegaban ya no eran ni 100, y había que hacerlas rendir. Ni siquiera 100 bolillos nos mandaban, a veces nos llegaban 50 y los teníamos que repartir en mitades”.

“También nos dejaron de dar jabón, pino o cloro para los pisos, acusa que en fechas recientes le pedían que sirviera agua de la llave potabilizada con pastillas de cloro o desinfectante”.

“¿Hay probabilidad de que lo vuelvan a abrir?”, preguntan los usuarios del comedor a don Manuel. “Pues si nos organizamos y damos una buena pelea, yo creo que sí. Mientras, la señora Emma reparte un pudín entre los usuarios y comensales que se dieron cita en el comedor para compartir su testimonio sobre el ciere del comedor.

El pudín, asegura, es el último alimento de este comedor. Lo preparó con los trozos de bolillo que le quedaban de otras comidas. Ella lamenta que tanta gente vaya a dejar de tener este servicio.

“Igual a mí me ves y dices, ‘pues no lo necesita’, pero yo tengo cataratas y estoy a punto de perder la vista. Y por ejemplo, yo le llevo comida a Juanito”, se refiere a un vecino de la colonia que tiene Parkinson y que no puede caminar. 

El comedor ubicado en Eje 5 ya no existe. Ahora es una de las LUNAS de la Secretaria de la Mujer, que son unidades de atención de derechos humanos a mujeres y niñas.

El comedor ubicado en la colonia San Simón dejó de operar hace casi dos meses, según dicen vecinos del lugar. Aseguran que quienes lo atendían hacían mal uso de la comida, pues la repartían a discreción, dejando a personas sin comida, e incluso llegaban a revender los alimentos. Este tipo de fenómenos motivó en parte el cambio en las reglas de operación del programa, explicó la titular de la secretaría, Almudena Ocejo.

Según la secretaria, los comedores públicos presentan muchos problemas, entre ellos un uso clientelar y político del mismo

Pie de Página buscó a la directora de Comedores Sociales de la SIbiso, Noelia Mares Silva, pero se negó a dar información sobre el cierre de estos comedores. 

Este jueves por la mañana, Almudena Ocejo, titular de la Secretaría de Bienestar, inauguró tres de los 10 comedores móviles que darán servicio en las inmediaciones de hospitales públicos de la ciudada a familiares de personas hospitalizadas. 

A pregunta expresa del por qué los cierres de los comedores, la funcionaria apeló a la disposición de sacarlos de los domicilios particulares.

“La estrategia es cómo hacemos para que no estén en espacios privados que dependen de su apertura, de la disponibilidad del privado, para que más bien estén siempre disponibles en espacios públicos. Esta semana y la próxima los vamos a reubicar”, aseguró.

Los usuarios del comedor de don Manuel, sin embargo, reprochan la decisión. “Lo que no entiendo es por qué primero nos dan y luego nos quitan. Así mejor que no nos den nada”, dice Emma González.

Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.