La Chinesca o “el pequeño Cantón” de Mexicali

27 marzo, 2020

Debajo de Mexicali hay una red de túneles construidos por chinos hace un siglo. Desde hace años, miles de asiáticos han hecho de esta desértica frontera su hogar. Aquí se dice “somos chinomexicanos” 

@ignaciodealba

Mexicali vive entre varias fronteras culturales: la del paso de la frontera con Estados Unidos y la de su principal avenida, la Juárez, ocupada por decenas de restaurantes chinos.

El paisaje es exótico: En pleno desierto entre puestos de comida tex-mex se levantan palacetes tipo dinastía Ming, como si se entrara a la Ciudad Prohibida.

En el Rincón de Panchito -fachada tipo mall– se sirve comida “mexicocantonesa” y se combaten los calores del desierto con aire acondicionado y heladas cervezas Tecate. Los meseros son chinos y hablan un amable español. Las paredes recuerdan a sitios que, por su lejanía, sólo pueden ser evocados por la imaginación: Montañas escarpadas, dragones y tigres.

Aquí llega gente de Calexico y de Mexicali, igual a ver un encuentro entre el Cruz Azul y el América o el SuperBowl. Sólo un foráneo se sorprendería de ver chinos con botas vaqueras y sombreros texanos. Los murales de la ciudad son tan mezclados que se entiende muy poco que haya intrincadas discusiones acerca de la nacionalidad. Por ejemplo; en un callejón del centro de la ciudad, alguien pintó un enorme mural que retrata a una Cucapá –el pueblo nativo-, con ojos exageradamente rasgados, flanqueada por un dragón y un águila comiéndose la serpiente. 

El mural está en centro del barrio chino, que también es el centro de Mexicali.

La capital del estado de Baja Califronia Norte ha sido habitada por chinos desde el siglo XIX, incluso hay una disputa por quién habitó el territorio primero. ¿Los Cucapá? (obviamente fueron los Cucapá) ¿Los chinos? ¿Los mexicanos? La discusión, aunque no tiene sentido, ha logrado un debate larguísimo. Las nacionalidades se atrincheran en sus argumentos mientras conviven en el supermercado.

Un poco por la pobreza y otro tanto por el afán de volverse ricos en los yacimientos mineros de California, los chinos salieron, sobre todo, de la región de Cantón hacia Estados Unidos en el siglo XIX. Pero al llegar a su destino, la realidad fue bastante quebrantadora.

En Estados Unidos fueron empleados –por no decir esclavizados- para trabajar en las minas, en la construcción del ferrocarril que unió al Pacífico con el Atlántico y en campos de cultivo. El caso de las mujeres fue mucho más dramático: Al llegar eran vendidas en los muelles y explotadas sexualmente.

La historia de los chinos en América es un extenso relato de explotación y racismo.

La xenofobia contra los chinos creció en todo el mundo al punto de que se emitieron leyes para expulsarlos, en Estados Unidos se hizo la Ley de Exclusión en 1892, donde se restringió la entrada de ciudadanos chinos. Por eso miles de asiáticos huyeron a México.

En México las cosas no eran mejor: En el estado de Sonora tenía una ley en la que prohibía a los ciudadanos chinos casarse con mexicanos. Uno de los episodios más oscuros de la Revolución Mexicana fue el asesinato de más de 300 ciudadanos chinos en Torreón, Coahuila, a mano de las fuerzas revolucionarias.

A pesar de eso la comunidad floreció. Muchos se instalaron en Sinaloa, Sonora, Durango, Chihuahua y las Bajas Californias.

Existen relatos de poblaciones chinas que trabajaron en la construcción del tren de Salina Cruz-Coatzacoalcos, también hubo otros que trabajaron en las minas de Sonora y otros que trabajaron en las plantaciones henequén de Yucatán. Todos ellos en condiciones de esclavitud.

A Mexicali los chinos llegaron para construir los canales de riego del Río Colorado, para volver fértil el valle. Con el tiempo los chinos fueron empleados en los campos algodoneros de la región.

Desde la marginalidad, los chinos han logrado una de las historias de migración más esforzadas de la historia de México. El comunitarismo logró su ascendencia en la escalafón social. Los mexicanos que habitaban Mexicali a principios del siglo XX le empezaron a llamar a la colonia donde vivían “la Chinesca”.

La ciudad se fundó el 14 de marzo de 1903, aunque estuviera habitada desde antes. 

A principios del siglo XX buena parte de los negocios del centro de Mexicali eran propiedad de chinos, por debajo de los establecimientos se construyeron túneles y sótanos. Para 1920 había 10 mil chinos en la ciudad y sólo 700 mexicanos vivían en la zona.  

Los sótanos y túneles fueron usados en los años veinte para traficar alcohol hacia Estados Unidos durante la prohibición. Además, varios de estos lugares abrieron casinos, burdeles y fumaderos de opio. La mayoría de los túneles fueron tapados con los años y los comercios cambiaron de propietarios. 

Se considera que la comida típica de Mexicali es la china, muchos comercios aún son atendidos por asiáticos, aunque dejaron de ser mayoría en la ciudad a la que llegan migrantes de todo el mundo.

Por las calles, nuevas nacionalidades llegan a esta frontera. En los últimos años, por ejemplo, se han establecido en la región cientos de haitianos que pretenden cruzar a Estados Unidos. Algunos de ellos son empleados, por mexicanos y chinos, como albañiles, peluqueros y en las labores del campo.

Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).