Elisa Galván prepara su próxima novela gráfica titulada La Bruma, como esa que no deja ver los micromachismos día a día. Con su libro la autora busca que los agresores de mujeres y posibles agresores tomen conciencia y busquen ayuda profesional
Texto y fotos: María Ruiz
Ilustraciones: Ely Galvar
Elisa Galván, conocida como Ely Galvar, no ha perdido la esperanza en los hombres. Considera que pueden ser nuestros aliados pero que es un proceso largo, que requiere paciencia y ayuda profesional.
En su próxima novela gráfica titulada La Bruma, la cual está haciendo gracias a una beca del Fonca, relata la historia de Fernando, un hombre que viaja a la ciudad donde vive su familia y ahí recuerda momentos de su vida donde fue testigo y reprodujo el machismo. Se da cuenta que afectó a varias personas importantes de su vida y a sí mismo. Busca cambiar e inicia un proceso que requiere tiempo y esfuerzo.
La ilustradora nació en Boston, Massachusets, y años después se mudó a la Ciudad de México. Esstudió Diseño y Comunicación Visual en la Facultad de Artes y Diseño (UNAM). En 2019 publicó su primera novela gráfica titulada Hipocrónicas, la historia de una chica que padece hipocondria. Trabajó en Ánima Estudios como diseñadora de personajes para la serie de Las Leyendas: Creaturas Ocultas en Netflix.
Desde 2019 y durante el 2020 Galvar se puso el reto de ilustrar la historia de un hombre machista para hablar de las violencias a la mujer. De dibujar la historia de Fernando desde que es un niño, para relatar los procesos y las vivencias que lo convierten en un hombre machista.
-¿En qué te inspiraste para la creación de este personaje?
-En varias anécdotas de chicos y, sobre todo, en una persona que fue mi expareja y que sí fue una persona muy tóxica.No se daba cuenta de actitudes o acciones que herían a gente que quería mucho y pues justo esa presencia insegura que emanaba inconscientemente me inspiró en diseñar así al personaje.
-¿Hacer esta novela es un proceso de sanación personal?
-Creo que una tercera parte lo es. También es difícil que una persona a la que quieres mucho está muy inmerso en un camino muy tóxico y no se da cuenta de sus patrones de machismo. Creo que fue una parte de sanación pero este proyecto es mucho más grande que eso y algo que me mueve mucho.
La ilustradora cuenta que, principalmente, la novela gráfica es una respuesta a la rabia que ha sentido después de escuchar tantas historias de violencia a la mujer, tantas que ni siquiera puede referirse a una que fuera el detonante. Decidió que el protagonista de su historia fuera un hombre a partir de preguntarse ¿cómo piensan? ¿cómo llegan a eso?
“Ver comportamientos que ellos no ven malos pero que a la larga pueden repercutir en personas que ellos aprecian, incluso en sí mismos. Por eso sentí la urgencia de tratar ese tema”, explica la Galván.
Para lograrlo investigó sobre micromachismos y masculinidades, algunas de sus fuentes de investigación son Raewyn Connell, Lydia Cacho, Guillermo Figueroa, testimonios de hombres y mujeres. Además se acercó a la organización Género y Desarrollo (Gendes). La asociación trabaja con hombres que llegan ahí porque ejercieron violencia de género, con la finalidad de que inspeccionen su machismo, distingan los distintos tipos de violencias y se replanteen un cambio.
Los encargados de Gendes le contaron que la mayoría de quienes están ahí no reconocen los patrones de violencia porque están acostumbrados a ella desde pequeños, y que solamente el 3 por ciento de los que asisten lo hacen por voluntad propia. La mayoría son obligados a ir.
Elisa Galván ha sido cuestionada por explorar el machismo desde la perspectiva masculina. La primera en hacerlo fue su hermana, su mayor influencia y quien la introdujo en el mundo del feminismo. Pero la autora cree que se necesita también conocer la visión de los hombres, sin dejar fuera la de las mujeres, porque ellos son los generadores de las violencias. Ahondar en sus historias para entender qué los lleva a ejercerlas. Ahora que el proyecto está más desarrollado, su hermana incluso le dijo que no deje de investigar el tema.
-¿Cómo dibujar a un macho?
-Un macho puede ser una persona cualquiera. Alguien bien vestido, de clase media, alta o de un sector muy bajo. Lo que lo define son sus acciones. Esta persona en particular aparenta ser normal, pero como aprende desde su casa ciertos patrones tóxicos y como está rodeado de amistades no buenas, empieza a afectar a personas importantes en su vida. Hasta que pasa algo muy fuerte con su pareja se da cuenta que tiene que cambiar, que si no para va a repercutir en su existencia misma. ¿Cómo haces que una persona quiera cambiar? Eso es una parte del reto.
Cuando trabajas con un personaje tienes que pensar en qué cosas no se salen de su personalidad. Platicando con Gendes les preguntaba eso y decían que la raíz es un problema emocional fuerte que los orilla a pedir ayuda y ese es el camino de mi protagonista, eso explorarlo con expresiones será muy interesante.
Elisa Galván hace énfasis en que la herramienta para acabar con el machismo es la educación desde la niñez, en casa pero también en las escuelas, que es necesaria una reforma educativa contra el machismo y el diálogo constante entre hombres.
Galván menciona un texto que leyó titulado “Cómo maté a mi hija”, del historiador Cadu de Castro, un relato que el brasileño compartió en Facebook sobre la responsabilidad colectiva en temas de feminicidio. Castro cuenta una historia en primera persona sobre el asesinato de su hija con el que busca visibilizar el peso de normalizar ciertas violencias para la vida de las mujeres.
Para la autora de La Bruma, la reflexión de Castro ilustra cómo el autor, siendo hombre, cuestiona los machismos y el de otros hombres para evitar violencias, pero reconoce que darse cuenta es un camino difícil de encontrar:
“Justamente eso es lo difícil, que las personas se den cuenta de que lo que están haciendo está mal y creo que es algo que va a tardar un rato en que al menos la mayoría de los hombres se den cuenta. He visto que hombres de mi generación y de mi entorno están dándose cuenta de estos patrones de comportamiento y apoyan al movimiento feminista y tratan de señalar a ciertos compañeros de lo que están haciendo, de abrir grupos incluso de plática, creo que es muy importante que se dé mucho apoyo a este tipo de actividades y que se abra un espacio de diálogo”.
-¿Por qué titulaste a tu novela gráfica La Bruma?
-Es justo que todos esos micromachismos no se pueden ver a primera vista pero están ahí, entonces es algo que a lo mejor está ahí pero qué hay detrás, cómo que esas actitudes negativas no sabes hacia qué caminos te van a llevar. Quiero retratar las microviolencias y cómo podemos evidenciarlas para hacer cierta conciencia en los hombres para que empiecen a cambiar de manera positiva.”
-Hay feministas que perdieron toda esperanza en los hombres y deciden ser radicales, ¿a ti qué te hace no dejar de creer en los hombres?
Mi círculo de amigos, que caen en cuenta que tienen que cambiar y que apoyan al movimiento. La verdad, cuando leo las cuestiones de feminismo radical, creo que hay que preguntarnos, todos somos seres humanos y convivimos, no podemos aislarnos siempre de los demás porque nos desvía de la verdadera causa que es vivir en armonía. Yo sí creo fervientemente que sí puede haber un cambio. Que ya existe un cambio. La cuestión es que sí va a tomar tiempo pero siempre y cuando una siga en control y creyente de que lo puede cambiar, es eso, es tener la esperanza de que sí puede cambiar. Yo ya lo estoy notando, que los hombres son nuestros aliados y nada más hay que tener paciencia.
Galván menciona lo que le dijeron en Gendes, que se requiere mucha paciencia porque los hombres están muy adentrados en el machismo. No son conscientes de las consecuencias de sus acciones y esa conciencia requiere mucho tiempo.
“Es un proceso que va a tomar mucho tiempo pero si justo los mismos hombres le hacen notar a otros hombres que tienen un problema. Decía Jean Paul Sartre ‘Puede ser una cosa lo que la sociedad te da a ti y otra cosa lo que tú vayas a hacer con base en lo que la sociedad te da’, puede ser que a ti te hayan maltratado o humillado desde niño pero si te das cuenta que esas actitudes no estuvieron bien y puedes hacerlo mejor, es eso, puedes ser una mejor persona” comenta.
-¿Qué le sugieres a los hombres que hagan para empezar a cuestionar sus machismos?
Cambiar: que se abran a sus emociones, que entren en una reflexión de cómo están afectando a las personas que los rodean, que abran el diálogo con las personas queridas, que si hay quienes les recalcan ciertas actitudes negativas que generan, se den cuenta y si es necesario entren a un programa de terapia. Que se acerquen a programas como Gendes que tratan estas actitudes, comparten sus experiencias y que les hagan entrar en cuenta que son malas actitudes que tienen que cambiar.
Ilustradoras que te inspiraron: Marjane Satrapi autora de Persépolis y Craig Thompson autor de Habibi.
Música qué escuchar mientras ilustras: Soundtracks. Último favorito: El de Game of Thrones. Para esta novela me imaginé la historia con una canción de Ely Guerra, Mi playa.
Tu espacio favorito para dibujar: Mi jardín y la casa de té Caravanserai. Mientras tenga una taza de té y música me la puedo pasar en un lugar horas dibujando.
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