Los gobiernos en turno en México necesitan una postura crítica frente los actos de las potencias mundiales relacionados con las nuevas tecnologías. EEUU ha comenzado a rezagarse frente a China, las reformas a la ley mexicana (T-MEC), el veto a empresas chinas y el regreso poscovid a una nueva normalidad digital son parte de la lucha por la hegemonía mundial
Por Félix Farachala
Desde el comienzo de este siglo, la mayoría de nosotros hemos sido testigos cómo la tecnología ha trenzado los cables metálicos de un nuevo tejido social, hilvanando nuestras vidas sociales en una nueva experiencia digital. En consecuencia, los nuevos avances tecnológicos han generado tal atracción en los mercados bursátiles que las empresas mejor valuadas en las bolsas de valores son Amazon, Apple, Alphabet, Facebook, Ali baba y Tencent.
Estados Unidos, con una evidente ventaja comercial en el ámbito tecnológico y político sobre sus vecinos de la región, ha promovido un nuevo tratado de libre comercio (T-MEC) que adapta (una vez más) la realidad jurídica de Norteamérica para su propio beneficio. Así como las revoluciones en un motor mecánico, el sistema de acumulación de capital busca dar la vuelta sobre su propio eje, y el país de las barras y las estrellas ahora actúa para apropiarse del mercado digital.
El Congreso de los Estados Unidos, a través del subcomité de antimonopolios, realizó una audiencia el 29 de julio de este año con los directores ejecutivos de Amazon, Apple, Alphabet y Facebook para interrogarlos sobre si sus prácticas son monopólicas. Frente a los cuatro hombres en la pantalla, las y los congresistas estadounidenses lucieron desorientados por las respuestas, pues éstos hábilmente se desviaban hacia diferentes temas, evitando la conversación de fondo que era el poder concentrado de sus empresas.
Aunque los legisladores estadounidenses fracasen en estas y otras investigaciones, los cuatro titanes de la tecnología estadounidense necesitan actuar cautelosamente, pues existen presiones de la sociedad civil sobre prácticas monopólicas, injerencia en elecciones políticas, control de datos y violaciones de la privacidad que no permiten desplegar el arsenal tecnológico de las empresas de manera brutal; caso contrario al del gobierno de China.
Las condiciones políticas en el país del dragón rojo permiten al gobierno de Xin-Ping analizar los datos de mil 394 millones 15 mil 977 personas (primer lugar en población mundial), esto quiere decir que casi el 20% de los datos de la población mundial está a merced del gobierno chino, funcionando como un torrente puro de información, el cual es analizado por Inteligencia Artificial (IA), mientras más y mejores datos fluyan por sus venas; ubicando a China sobre Estados Unidos en la lucha por la hegemonía mundial (digital). Sin embargo, el país asiático continúa siendo señalado por investigadores sobre la constante vigilancia, censura y prohibición de su conocida “Gran Muralla de Fuego”. En una reciente publicación de autores como Anonymous, iyouport y the Great Firewall Report se confirmó que se han bloqueado nuevas conexiones de comunicación seguras en China.2
Regresando a México, organizaciones, colectivos comunitarios y movimientos de base construyeron la campaña #NiCensuraNiCandados, con el fin de involucrar e informar al país sobre las implicaciones de estos cambios en la ley (https://participa.nicensuranicandados.org/). También asociaciones regionales e internacionales como Derechos Digitales, Electronic Frontier Foundation (EFF), Association for Progressive Communication (APC), Artículo 19, entre otras, se unieron para hacer un llamado para derogar dichos cambios legales (https://www.derechosdigitales.org/14753/).
Los colectivos denuncian que con las nuevas reformas se instauran mecanismos de censura política, instrumentos jurídicos y digitales para evitar compartir información, desarrollo de software que reducen al usuario digital en un peón 2.0 y candados digitales que eliminan la competencia en el mercado tecnológico. En otras palabras, se describe un modo de operación de las empresas estadounidenses que ni en sus propio país podrían implementar,y que ha sido puesto en evidencia por la sociedad civil.3
De manera similar al Congreso de Estados Unidos, la Cámara de Diputados y de Senadores de nuestro país lucieron turbadas, ya sea por ignorancia, o por la presión política de aprobar un dictamen comercial, aprobaron reformas que agravarían las ya de por sí profundas desigualdades en nuestro tejido social. Sin embargo, El 7 de Agosto de 2020, La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) publicó un comunicado de prensa donde menciona que promovió actos de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), respecto a las recientes modificaciones a la Ley Federal de Derecho de Autor y al Código Penal Federal publicadas el 1 de Julio de 2020.
Si la SCJN no cancela las reformas a las que ya nos hemos referido, la decisión de nuestros supuestos representantes en el poder legislativo (que se tomó en menos de una semana) continuará edificando un marco jurídico donde la tecnología pasaría a labrar el camino de la hegemonía estadounidense a costa de la marginación de nuestro país.
Por si no fuera poco, al agregar al escenario el embate del virus SARS-CoV2, observamos que las autoridades en todo el mundo pisaron el acelerador a fondo hacia la economía digital, y quien administra esta transformación en Europa, América y Oceanía es el binomio conformado por las empresas de tecnología y el gobierno de Estados Unidos. El análisis de Naomi Klein sobre lo que ella ha llamado el “Screen New Deal”** refleja la “integración permanente de la tecnología en cualquier aspecto de la vida” dando una explicación asertiva sobre los próximos pasos de Estados Unidos a nivel estatal, federal y, como mencionamos aquí, regional.
Ha consecuencia de la digitalización de la información, Estados Unidos ha tomado una nueva postura beligerante respecto a China y sus servicios de Internet. Mike Pompeo, secretario de Estado, ha anunciado el programa “Clean Network” (red limpia) como una estrategia frontal de varios frentes para evitar el crecimiento económico y político de China.8 Como parte de este programa, Donald Trump firmó una orden ejecutiva el 6 de agosto de 2020 prohibiendo la famosa aplicación china “Tiktok” en el país vecino. Según la orden, Tiktok ha sido descargada 175 millones de veces en Estados Unidos y alrededor de mil milllones a nivel mundial, poniendo en peligro la seguridad nacional recopilando información geo – espacial e historiales de búsqueda de sus usuarios facilitando al Partido Comunista China información sensible. A la par, EEUU ha comenzado una estrategia de propaganda para que sus socios comerciales comiencen a ver en China a un enemigo al que hay que frenar, instando a que se prohíban los servicios de internet en todas las “naciones afectuosas a la libertad”.
Para concluir, en México los gobiernos en turno necesitan crear una postura crítica frente los actos de las potencias mundiales relacionados con las nuevas tecnologías, y así poder determinar espacios de acción y lograr nuevos tratos que beneficien a su población. Aunado a lo anterior, al observar el problema en una escala global EEUU ha comenzado a rezagarse frente a China, y todos los movimientos descritos aquí: las reformas a la ley mexicana (T-MEC), el veto a empresas chinas, y el regreso post covid a una nueva normalidad digital, se conectan en un escenario de la lucha por la hegemonía mundial; la reconfiguración de las piezas de un juego que Estados Unidos desesperadamente necesita para alcanzar al gigante asiático.
*El autor es investigador, analista de datos y reportero en Tecnologías para la Transparencia.
**Lo que podría traducirse como un “Nuevo Trato Virtual” . La alusión de la periodista es al New Deal que ideó Roosevelt en los años 30 del siglo pasado para combatir la Gran Depresión de Estados Unidos.
Puedes leer también la primera parte de La batalla por el Internet en México:
Portal periodístico independiente, conformado por una red de periodistas nacionales e internacionales expertos en temas sociales y de derechos humanos.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona