La Asamblea Nacional por el Agua y la Vida (Anavi) realizó su tercera edición en el pueblo chicuarote de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, donde reforzó las estrategias de acción contra la guerra en los pueblos indígenas, acordó movilizaciones contra el despojo del agua en comunidades, barrios y colonias
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Hay un ambiente alegre. Es una asamblea donde la preocupación por el agua es un asunto transversal en todos los aspectos de la vida y, al hablar de la guerra, hay coincidencias en los modos de saqueo y despojo de pueblo en pueblo, de comunidad en comunidad, de barrio en barrio.
Las personas alzan el puño para mostrar la unión y los acuerdos que logran en la tercera Asamblea Nacional por el Agua y la Vida (Anavi), convocada por la Asamblea permanente del pueblo originario de San Gregorio Atlapulco, el Frente por la Defensa de los Derechos de los Pueblos y Barrios del Anáhuac y el Congreso Nacional Indígena.
Más de 834 personas de 209 pueblos, comunidades, organizaciones, colectivos, acordaron una serie de movilizaciones para poner en el centro la defensa del agua, ante el incremento de la violencia, urbanización y despojo de sus territorios, incluido el saqueo de agua.
Resalta la participación de las mujeres que luchan por el agua. Todo se lleva a cabo en orden, el ambiente es tranquilo y lúdico. Desde la organización de Atlapulco, se distingue la labor de ellas en la seguridad, recepción, cuidados, salud, comida, espiritualidad, limpieza y actividades para las infancias durante las mesas y los diálogos de la asamblea.
La tendencia de los acuerdos es a reforzar la comisión de educación, ver por tejer pedagogías, investigaciones, jóvenes y acciones, a proteger a las mujeres defensoras, a concientizar desde las infancias. Se ve el impulso de las mujeres en esta asamblea.
“Aquí en dónde había ríos y lagos ocurrió y ocurre en los últimos años la segunda o tercera invasión”, dice un integrante del Frente en la inauguración. Se refiere al terreno del estadio Azteca, donde sus abuelos contaban que nacía el agua. A los ríos ahora entubados. A la sequía de las chinampas.
“El Anáhuac mismo, en dónde hoy estamos, el territorio ancestral de los pueblos y barrios, es una palabra vinculada a la cercanía con el agua. Ahora a este territorio le llaman Ciudad de México. La «ciudad» ¿Con qué vinculamos a la ciudad?”, exclama el Frente de Pueblos del Anahuac en la inauguración.
En la inauguración, el Frente de Pueblos habló de cómo el cemento, acueductos, plazas comerciales, mega torres, inmobiliarias, turismo hicieron que “las palabras de agua se fueron perdiendo”.
“Nos quedamos con otras palabras de agua: despojo, sequía, saqueo, entubamiento, acaparamiento, privatización, pero también con: resistencia, territorio, comunidad. También, aquellos, aquellas grandes de tiempo y de corazón, las niñas y los niños sabrán lo que es brincar charcos y chapotear en al agua. Las infancias también nos recuerdan que tienen sus palabras de agua, apenas unos chorritos de libertad”.
El mensaje fue claro, esto no es solo para Xochimilco sino para el conjunto de pueblos del Anahuac en Tláhuac, Milpa Alta, Iztacalco, Coyoacán, Azcapotzalco:
“Lo que ocurre hoy en el Anáhuac es producto de décadas, de siglos de una forma –que algunos le llamarán «moderna»– de pelear en contra del agua, de secarla, de intubarla, de desaparecer su propia voz”.
Mientras menea el mole con pepita de calabaza, doña Alicia cuenta el día en que llegaron los policías el 2 de diciembre del 22 a agredir a las mujeres que sostenían un plantón para evitar el robo del agua de sus pozos con supuestas obras del gobierno de la ciudad.
Ella estaba ahí, asegura que no iban a permitir que entraran las obras. También siente que se ensañaron con ellas y con los adultos mayores que también estaban en la primera línea de defensa del agua. Dialoga con las mujeres jóvenes que también cocinan en grandes cantidades. Miden la cantidad de caldo para disolver el mole.
Son mujeres que están orgullosas de que gracias a la organización como pueblo originario. Han logrado ejercer su libre determinación y detener obras del gobierno que relacionan con el saqueo del agua.
Alicia realiza el conteo, fueron 22 kilos de mole y 30 kilos de arroz para alimentar a la asamblea el primer día. Son por lo menos 300 personas más que en la segunda edición de la Anavi, realizada en Santiago Mexquititlán.
Juan Galicia hace un recuento de las luchas que han vivido en Atlapulco desde 1898, cuando inició el saqueo del agua. Porfirio Díaz mandó buscar la mejor agua para la ciudad. Hasta la fecha, dijo Juan, hay “grandes consecuencias en nuestras chinampas, que alguna vez nos dieron el potencial económico, en el que nuestros ancestros vivieron una época muy brillante”.
Cuenta que antes brotaba agua, sus abuelos la tomaban limpia de los canales. Hoy la escasez de agua es tan grave, que se refleja en el cambio climático, aseguró. El saqueo es tan grave que ha modificado el modo de vida de los pueblos de Xochimilco.
“Hoy desgraciadamente se encuentran totalmente abandonadas, están secas nuestras chinampas. El medio de transporte eran nuestras canoas, no había productora que no tuviera su chinampa porque era nuestro transporte. Hoy sacan el producto con carretillas, en sustitución de canoas son bicicletas”.
Mayahuel es una joven activa en el Frente de Pueblos del Anahuac. Es originaria de Santa Cruz Acalpixca en Xochimilco y también es locutora del medio libre Radio Zapote. Para ella es importante lo que sucede con la asamblea:
“Me parece muy importante tener estos espacios de intercambio de experiencias. Platicando con banda que viene de otros lugares, de otros estados, nos damos cuenta que esta cuestión del despojo no solo está pasando aquí en nuestro pueblo, sino que está pasando en muchos lados del país, con mecanismos, casi igualitos de violencia, de intimidación. Para reafirmarnos que sí es verdad, que no estamos locos”.
Mayahuel lamenta las campañas de difamación y mentiras que se han difundido en medios locales contra las y los defensores del territorio. Es consciente de que en su pueblo nahua siempre han querido entrar con proyectos de drenajes o mejoras hídricas. Pero organizados no lo han permitido.
Para ella, hay un modo de proceder este sexenio con la gestón de Claudia Sheinbaumn, que no se había visto antes: Los servidores públicos y constructores llegan acompañados de policías, cosa que no se veía en gestiones pasadas. La urbanización es uno de los principales problemas para los pueblos del Valle del Anáhuac, que plantearon desde la reflexión en la mesa 4.
En Xochimilco, ahora priva la privatización de los canales, de las chinampas, personas que invierten para volverlos atractivos turísticos. Para Mayahuel esta es otra forma de despojo:
“Claramente les interesa nuestra cultura, vender nuestra cultura y nuestra identidad. Mientras, despojan nuestro territorio, nuestros recursos naturales para venderlos”, dice con un tono de enojo. Vivir la experiencia Xochimilca.
La joven comunicadora popular recuerda cuando iba al cerro con su abuelo, a encontrar plantas medicinales, a cortar nopales. “ Todos nuestros cerros tienen este vestigios arqueológicos”, relata. Recuerda que sin los cerros no habría agua en los canales. Por eso está en la asamblea.
“Por experiencias no tan lejanas y por anécdotas sé que sí es un pueblo lacustre, que sí nace agua”. Mayahuel ve posible restaurar varios humedales aunque lamenta que muchos de ellos tengan cemento encima.
Es impresionante el modo en el que coinciden los testimonios respecto al saqueo de agua por parte de empresas, inmobiliarias, gobiernos, grupos del crimen organizado o paramilitares.
Los diálogos, el análisis, el espejeo entre realidades logran las personas participantes en la asamblea, revelen que hay un modo de operar para lograr quedarse con el agua, con las concesiones.
“Denunciamos que el crimen organizado y grupos paramilitares colaboran sistemáticamente con las fuerzas armadas, la Guardia Nacional y la policía estatal y municipal, al punto tal en que no podemos ya entenderlos como fenómenos distintos, sino piezas codependientes, músculos y ligamentos del brazo armado del Narco Estado Capitalista”, asegura la Anavi.
El agua está en el centro de las luchas. Durante las mesas, las personas sistematizan mecanismos de despojo. En la ciudad, el Programa General de Ordenamiento Territorial se convirtió en una amenaza. La lucha se encausa contra esta política de gobierno y por el derecho de la naturaleza al agua.
“Las armas para imponer el despojo del agua son la manipulación, el miedo, la división, privatización, mercantilización, municipalización y remunicipalización, las concesiones que privilegian a empresas privadas e industria, la cooptación de comités comunitarios del agua, y los planes y programas de reordenamiento territorial”, es la voz colectiva que resuena después de la reunión de la Anavi.
Es una asamblea guiada por la espiritualidad. Desde el inicio hasta el cierre de los trabajos, las personas atestiguaron el sonar del caracol mientras el humo del copal se eleva desde las manos de una mujer xochimilca hasta el cielo. Inicia con un ritual de limpieza y petición a los 5 puntos. Cierra con la compartición de las semillas de maíz azul originarias de San Gregorio.
La Anavi pone en el centro a las mujeres en las luchas por el agua con una mesa específica dedicada a dialogar sobre esta lucha. Quienes participan, coinciden que son las mismas tácticas de desprestigio y difamación que sufren las mujeres que luchan por la naturaleza.
“A las mujeres autoridades tradicionales de San Gregorio Atlapulco, del cementerio comunitario, así como a las mujeres del único Concejo Autónomo de Gobierno en Xochimilco nos han difamado a través de las redes sociales, golpeado físicamente, lastimado social y psicológicamente, con amenazas de muerte, incitando al linchamiento.”
“Exigimos el alto a los procesos penales en contra de Patricia González Guzmán, Presidenta del comité Pro-panteón de San Gregorio Atlapulco. Exigimos el cese al despojo del agua, la tierra y el territorio de todos los pueblos originarios de la cuenca del Anáhuac”.
Patricia González Guzmán, Presidenta del comité Pro-panteón de San Gregorio está presente en la asamblea y cuenta cómo ha actuado el gobierno local para difamarla. Ella también estuvo en diciembre cuando los policías a reprimirlas.
“Como autoridad tradicional tengo la responsabilidad de seguir fortaleciendo las redes de apoyo con las compañeras. Sin duda alguna este es una lucha que han logrado las compañeras del agua. Aquí en el pueblo de San Gregorio ustedes saben que el pasado 2 de diciembre tuvimos un un altercado contra granaderos, más sin embargo, yo mantuve mi postura como autoridad tradicional”.
Es de las mujeres que más ha impulsado la defensa de las tradiciones, la naturaleza y los rituales en su pueblo. Sin embargo ahora atraviesa una campaña de difamación en la que participan vecinos. Quieren sabotear la asamblea para tomar el control del panteón, describe en entrevista.
“Nos estamos fortaleciendo aquí, en esta asamblea. Porque las compañeras vemos a otras mujeres que luchan por el agua y la vida de muchos estados. También sabemos que es una vida de todos nosotros y corremos riesgo, estos defensores que luchamos por nuestro territorio”.
Los acuerdos a los que llega la asamblea tienen que ver con movilizaciones sociales, una el 25 de septiembre en Conagua. Otra el 12 de octubre para exigir un alto a la guerra contra los pueblos indígenas. En febrero del 2024 una próxima Anavi en Tlaxcala. para marzo, el 8M visibilizar la labor de las mujeres defensoras indígenas y para el 22, hacer una acción dislocada para el día internacional del agua.
Aunque no lo dicen en el posicionamiento, el diálogo para lograr consenso fue extenso. La plenaria se extiende mientras las personas alzan la mano si están de acuerdo con las propuestas leídas.
Comienza la lluvia. El comentario en las filas de quienes están sentadas, mientras se toman acuerdos, es que no podía faltar el agua en esta asamblea.
¿Quien asume la labor?, preguntan desde la mesa que lleva la plenaria. Preguntan por el reforzamiento de las investigaciones y de las estrategias de difusión de la anavi. Después de haber avalado reforzar la comisión de educación y que ahora sea de pedagogías, capacitación, investigación, memoria histórica.
Silencio de lluvia. Lla asamblea respira y vuelve consciente el clima que recibe a las personas este día. Las mantas y estandartes se menean con el aire que trae la lluvia.
Deja de llover. Acuerdan crear cartografía hídrica en todas las geografías que participan en la Anavi. De repente un trueno. El agua se va antes de que comience el baile tradicional con estandartes a lo largo de toda la asamblea.
“Denunciamos la guerra de exterminio que se desarrolla en nuestros territorios. Especialmente la que se lleva a cabo contra los Pueblos zapatistas”, pronuncia la Anavi. Al igual se pronuncia contra la alerta en Santa María Ostula Michoacán, contra la represión en Calpulalpan, Tlaxcala.
La militarización es otro tema que provocó rabia durante la asamblea. En Xochimilco impusieron un cuartel de la Guardia Nacional y quieren construir otro. Hay consciencia de que es una policía militarizada o bajo el mando militar.
Carlos González, abogado integrante del Congreso Nacional Indígena, asegura que no hay coincidencia, sino que es intencional que donde hay agua y recursos naturales es donde instalan los cuarteles de la guardia. Ahí es donde están integrantes de los pueblos defendiendo la tierra y el agua.
La Anavi se clausura con estandartes abriendo paso entre la multitud, haciendo una fila de danza y gozo por haber llegado a los acuerdos establecidos. Hay canto, arte, con danza de chinelos, con porras y consignas.
Es la primera Asamblea por el agua que hay un espacio recreativo y de consciencia para las hijas e hijos de las personas que participan. Ahí realizan juegos para crear filtros de agua, obras de teatro para tirar al sistema o grandes murales pintados de colores con mensajes por el cuidado del agua.
Esto es gracias a la organización del pueblo de Atlapulco y a la comisión que se formó desde la segunda Anavi para crear este espacio.
La alegría predomió en esta asamblea a pesar de la grave situación de despojo, urbanización y militarización que viven los pueblos indígenas. los barrios tradicionales en las ciudades, todas las personas aunque no lo miremos, lo estamos viviendo.
Las mujeres del Frente del Anahuac agradecen que todo salió bien y reparten semillas de maíz mientras suena el caracol que llama a tomar acción y fuerza frente al saqueo del agua.
El pueblo nahua de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, también es conocido como tierra de chicuarotes, que son los chiles que aquí crecen. También así se le llaman sus habitantes, “por desempeñar un papel importante en el plantón, en la lucha y en la resistencia por la defensa de nuestros derechos, esos derechos que se fincan entre los carrizos, el agua y las chinampas”.
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