Itzel se defendió de los golpes de su pareja, y por eso la condenaron a 30 años de prisión. Ahora, lucha por su libertad ante un poder judicial corrupto y machista
Texto: Claudia Arriaga
Fotos: Miguel Ángel Ceh Pacheco
YUCATÁN. -Itzel es una mujer maya originaria de Valladolid, Yucatán, y desde hace tres años la encarcelaron por defender su vida, cometió legítima defensa. La madrugada del 5 de marzo de 2021 se defendió de los golpes de su pareja sentimental Gerardo. En septiembre de ese mismo año la sentenciaron a 30 años de cárcel y dos meses por el delito de homicidio en razón de la relación.
Su familia se encuentra luchando por reducir la sentencia de Itzel. Alegaron que no existió perspectiva de género en el juicio. Ni tomaron en cuenta la violencia que vivió durante la relación sentimental. Ignoraron sus testimonios y otros peritajes.
“Yo le decía a ella que él no le conviene, él toma, se droga y es celoso. Decía que lo dejaría, pero no. El día que pasaron las cosas, aquí cenaron sin problemas y ví que salió Gerardo. Yo estaba en mi hamaca cuando escuché que dijeron ‘Ya nos vamos papi’, sin ningún alcohol, no habían bebido nada”, relató en entrevista, el papá de Itzel, el señor Humberto Loría.
La pareja tenía un año de relación sentimental, vivían juntos y procrearon una hija que actualmente tiene cuatro años. Regularmente pasaban la noche en casa de la familia de Itzel, ya que era su madre y padre, quienes se encargaban de cuidar a la hija de ambos. Fue en ese contexto que su familia atestiguó la violencia que vivió. Los celos eran el principal detonante.
Itzel tiene dos hijos de su primer matrimonio y el padre de los menores iba a verla a su casa para llevarle dinero, situación que disgustaba a Gerardo. Se traducía en reclamos y gritos. Sin embargo, la pareja pasaba todo el día juntos, trabajaban para la empresa ICA como bandereros del Tren Maya.
“Se iban a casa de su mamá porque se enojaba que intervenía cuando peleaban y cuando no pasaba se quedaban a dormir. Yo como todo papá me acercaba a hablar con ambos cuando escuchaba los gritos”, recordó el papá de Itzel.
Su padre relató que ella aumentó el consumo de alcohol a partir de la relación con Gerardo, si se negaba a beber él se enojaba. Siempre demostró comportamientos agresivos. En varias ocasiones el señor Humberto tuvo que intervenir para evitar que escalara la violencia. Al punto que para seguir consumiendo alcohol se iban a casa de la mamá de él.
Un día antes de la muerte de Gerardo, el 4 de marzo de 2021, se mostró inquieto en el trabajo. Itzel le narró a su papá que durante el almuerzo empezó a reclamarle por almorzar con otros compañeros. Además, le había platicado que fue al baño en el monte y escuchó que alguien gritaba su nombre.
Esa misma noche, después de cenar en casa de la familia de Itzel, la pareja se fue a beber a algún sitio, y alrededor de las 3 de la mañana, de camino a casa de la madre de Gerardo , inició la discusión.
“Dijo mi hija que la quiso golpear en el baño y ella salió corriendo, se quiso esconder, vio un cuchillo en la mesa y salió para afuera, avanzó como cinco metros , se guardó detrás de una mata de limonaria”, expresó.
Itzel logró salir del baño e intentó esconderse en el patio detrás de un árbol, Gerardo la siguió y quiso golpearla de nuevo. En ese momento, según su padre, por instinto metió la mano en la que tenía el cuchillo y le dio una sola puñalada.
“Que tal esa persona drogada le jala el cuchillo a mi hija. No es un muchacho flaquito. Sabes que pienso, que le pongan tantos años. No los 30 años, que la castiguen, pero tiene hijos y nietas”, apuntó.
En el camino de la búsqueda de reducir la sentencia de Itzel, su padre Humberto también se enfrentó a la corrupción del sistema. El defensor público de su hija que pertenece al Instituto de Defensa Pública del Estado de Yucatán le pidió 20 mil pesos. Le aseguró que serían para el fiscal y se verían reflejados en la sentencia. De este hecho interpuso una queja en la oficina de la dependencia y el defensor señalado le regresó 5 mil pesos, pero sigue en su puesto de trabajo.
A la par, también un tío de Gerardo intentó pelear por la guarda y custodia de la menor. Finalmente desistió de sus intenciones. Sólo continúa adelante con el arreglo de visitas de su nieta con la abuela y abuelo paterno. «Un tío del difunto quería la custodia, ellos no han pagado un pañal, entonces, ya grande me la quieren quitar», expresó Humberto.
A toda la situación que vive la familia de Itzel, se le suma que al igual que las otras internas de los Centros de Reinserción Social (Ceresos) en los municipios de Yucatán -Valladolid y Tekax-, la trasladaron con engaños al de Mérida. La llevaron con la excusa de una consulta médica. Situación que por la distancia complicó las visitas de su familia.
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