Así, a partir del 6 de agosto, este nuevo documento será obligatorio en Italia para poder ir a restaurantes, gimnasios, teatros, cines, conciertos, congresos, presentar exámenes o concursos, parques de diversiones, centros termales, albercas…
@cynthiaitalia
El último intento para frenar los contagios en Italia se llama “Green pass”o “Pasaporte verde”, porque después de casi año y medio de convivencia con covid-19, 4 millones 312 mil 673 contagiados (más de 5 mil en las últimas 24 horas) y 127 mil 942 muertos (5 de ayer), el gobierno italiano decidió endurecer aún más las medidas para intentar contrarrestar el avance de la enfermedad.
Así, a partir del 6 de agosto, este nuevo documento será obligatorio para poder ir a restaurantes, gimnasios, teatros, cines, estadios, conciertos, congresos, presentar exámenes o concursos, parques de diversiones, centros termales, albercas o cualquier evento como matrimonios, bautizos y funerales. También será obligatorio para visitar a pacientes en los hospitales.
Apenas el jueves pasado, Mario Draghi, presidente del Consejo de Ministros anunció, el nuevo decreto y aseguró que el Green pass no era una decisión arbitraria, sino necesaria para no volver a cerrar las actividades económicas de un país que desde febrero del 2020 vio interrumpidas y afectadas todas las esferas de la vida pública y privada, pues fue Italia el país de toda Europa que más tiempo estuvo en confinamiento.
El anuncio de Draghi que no dejó mucho margen de acción y prácticamente volvió obligatoria la vacunación que, desde que gobernaba el país Giuseppe Conte se había dicho que sería voluntaria, ocasionó que en menos de 24 horas los indecisos de todas las edades (en Italia se pueden vacunar ya desde los 12 años) llenaran los centros en busca de su primera dosis.
De un día para otro, la demanda aumentó en un 200 por ciento, según informaron las autoridades al día siguiente.
Sin embargo, las protestas ante la obligatoriedad tampoco se hicieron esperar y ayer, en varias ciudades italianas miles de ciudadanos se manifestaron en contra del nuevo decreto que hará del Green pass un documento obligatorio para muchas actividades.
Incluso en los últimos días, cada vez son más las voces que giran que en algunas profesiones (como médicos y maestros) sería inaceptable que no se vacunaran por poner en peligro a una comunidad entera.
Hay empresarios que han dicho también que no correrán a los trabajadores que no quieran vacunarse, pero que les buscarán actividades para hacer desde casa.
¿Es justo o es injusto? ¿Quién sabe? Hay quien por problemas de salud efectivamente no puede vacunarse, y las decenas de casos donde las personas perdieron la vida, justo después de recibir la primera dosis, han desanimado una tendencia para quererse vacunar.
Pero también hay quien es capaz de inyectar a su cuerpo otras sustancias pero no cree en las vacunas y alimenta todos estos movimientos de No-Vax que a su vez, alimentan las teorías de la conspiración.
Otra realidad es que, al menos en Italia, el Green pass está vigente desde el 17 de junio para poder circular libremente en la Unión Europea, donde ya también es necesario desde el 1 de julio.
Mucho margen que digamos, al menos en Europa no hay, porque justo en este continente las millones de dosis necesarias existen, sólo que nadie se iba a imaginar que como parte de la “nueva normalidad” estaría obtener y mostrar un pasaporte sanitario para poder llevar a cabo “normalmente” todas nuestras actividades dentro de una pandemia que se niega a terminar, y cuyo virus ha demostrado, puede viajar más rápido que Jeff Bezos al espacio y le sigue dando más vueltas al mundo en forma de nuevas variantes, porque por desgracia, es en los países pobres donde las vacunas aún no llegan y sus pobladores ni siquiera tienen la oportunidad de poder elegir o de que sus gobiernos prácticamente los “obliguen” a hacerlo, como es la queja actual en Europa.
Periodista mexicana radicada en Italia, donde ha sido corresponsal para varios medios. Autora del libro Contacto en Italia. El pacto entre Los Zetas y la '
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