Brasil en América Latina, y Somalia, China, Filipinas, Pakistán, Kenia, Etiopía, India, Bangladesh y Malasia en África y Asia, encabezaron la lista de países que sufrieron el mayor desplazamiento de personas a causa de inundaciones y sequías
Texto: IPS
Foto: OIM
LONDRES, REINO UNIDO. – Las inusuales lluvias del año pasado causaron ocho millones de desplazamientos de personas solo en los 10 países más afectados, y muchas familias debieron mudarse varias veces, mostró un estudio divulgado por la coalición de lucha contra la pobreza Oxfam.
“El cambio climático y los patrones climáticos de El Niño (vientos cálidos sobre el Pacífico central, con impacto en los ciclos de lluvias en varias regiones) han aumentado las sequías, las inundaciones y los ciclones”, observó Nuzhat Nueary, coordinador de Oxfam sobre inseguridad hídrica y política climática.
Todos esos desastres “tienen efectos en cadena en las vidas y los medios de subsistencia de las personas y, agravados por los conflictos, las crisis económicas y las profundas desigualdades, han alimentado el hambre”, añadió Nueary.
Brasil en América Latina, y Somalia, China, Filipinas, Pakistán, Kenia, Etiopía, India, Bangladesh y Malasia en África y Asia, encabezaron la lista de países que sufrieron el mayor desplazamiento de personas a causa de inundaciones y sequías.
En esos países, el número de veces que las personas fueron desplazadas de sus hogares se disparó de 3.5 millones en 2013 a 7.9 millones en 2023, un incremento de más de 120 % en una década.
Una consecuencia es que en cinco de esos países los niveles de hambre casi se han triplicado en el mismo período.
Oxfam calculó que en Bangladesh, Etiopía, Kenia, Pakistán y Somalia –entre los menos preparados para hacer frente al impacto del cambio climático– el número de personas que sufren hambre aguda ha aumentado de 14 millones en 2013 a más de 55 millones en 2023.
El cambio climático ha aumentado la intensidad y frecuencia de las inundaciones y las sequías, destaca el reporte, y, en los 10 países señalados, los desastres de ese tipo se han disparado, de sólo 24 en 2013 a 656 el año pasado.
Por ejemplo Somalia se vio afectada por 223 inundaciones o sequías diferentes en 2023, frente a solo dos en 2013, Filipinas fue golpeada 74 veces (apenas tres en 2013), Brasil 79 veces en comparación con cuatro, y Malasia 127 veces en comparación con solo una vez en 2013.
En Somalia, el aumento continuo de la temperatura (1.5 grados centígrados en promedio, frente a 1 °C en 1991) ha provocado sequías más frecuentes y prolongadas, a menudo seguidas de inundaciones repentinas y ciclones.
A pesar de representar menos de 0.03 % de las emisiones mundiales de carbono (gas de efecto invernadero, que calienta la atmósfera), el país ha sufrido pérdidas por miles de millones debido a inundaciones y sequías recurrentes. Solo la recuperación de las últimas inundaciones de diciembre se estimó en 230 millones de dólares.
La última temporada de lluvias, que siguió a cinco consecutivas de sequía, provocó inundaciones masivas que obligaron a 1.2 millones de somalíes a huir de sus hogares y mataron a 118 personas.
Esos desastres han agravado el impacto del conflicto actual –remanente de una prolongada guerra civil-, la inestabilidad política y las crisis económicas, dejando a casi la mitad de la población de Somalia (un país de 18 millones de habitantes) con una necesidad urgente de asistencia humanitaria.
En Bangladesh, ciclones impredecibles y otros desastres relacionados con el agua obligaron a más de 1,8 millones de personas a abandonar sus hogares en 2023. Causaron graves daños a infraestructuras como escuelas, mercados y otros servicios esenciales. El país aporta solo 0.56 % de las emisiones globales de carbono.
Las cifras muestran que “la injusticia climática está muy extendida”, dijo Nueary.
“Desde las decenas de personas que mueren a causa del calor abrasador en Bangladesh hasta los miles de personas obligadas a huir de las inundaciones en Pakistán, son las personas más vulnerables –y las menos responsables de la crisis climática– las que llevan la peor parte”, apuntó el responsable de Oxfam.
Mientras tanto, “las naciones ricas y contaminantes siguen haciendo demasiado poco y demasiado tarde para ayudarlos”, agregó.
“Es posible poner fin al sufrimiento de las personas. Las naciones ricas y contaminantes deben reducir las emisiones y proporcionar financiación climática adecuada a los países más afectados por la crisis para que puedan afrontar mejor la situación y reconstruirse”, insistió finalmente Nueary.
Este trabajo fue publicado inicialmente en IPS. Aquí puedes consultar la versión original.
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