3 julio, 2022
Tras 18 días de paro, las partes firmaron un acuerdo para reducir el precio de los combustibles y detener la actividad petrolera y minera. La Misión de Derechos Humanos que estuvo de visita en Quito denunció la comisión de crímenes de lesa humanidad que deben investigarse
Texto: Gabriela Ruiz Agila
Fotos: Josué Araujo
Recursos multimedia: Alexis Olivo
QUITO, ECUADOR.- Un día antes de que iniciara el Paro Nacional, se instaló una cámara de vigilancia 360° en la avenida principal de la sede de Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador. Los muros externos fueron pintados con las leyendas: “Quito no se destruye”, “CONAIE terrorista”. Una guerra psicológica o guerra sin fusiles se había iniciado contra el Movimiento Indígena.
El añejo conflicto cambia de nombre, de presidente y bandera política, pero mantiene a la Conaie como el opositor natural a la imposición de políticas neoliberales. Las élites políticas intentan manipular su capacidad de convocatoria y de tumbar presidentes. Es la misma razón por la que le temen.
Conaie se fundó en 1986, y cuatro años más tarde, impulsó entre mayo y junio, el primer levantamiento indígena que paralizó al país durante una semana. En el tiempo andino, es época de celebración de la fiesta mayor: el Inti Raymi. “Tierra, Cultura y Libertad”, fue la voz de lucha.
Luego de un año de infructuosos intentos de diálogo, Conaie, Fenocin (Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras) y Feine (Consejo de Pueblos y Organizaciones Indígenas, Evangélicos del Ecuador) hicieron público un listado de 10 pedidos al Poder Ejecutivo. Esto motivó la convocatoria a un Paro Nacional.
El primer día, el gobierno de Guillermo Lasso desestimó el poder de convocatoria de la Conaie. En la madrugada del 14 de junio, grupos de élite de la Policía y Fuerzas Armadas detuvieron de forma arbitraria e ilegal al presidente de la confederación, Leonidas Iza Salazar. Tras varias horas, el Estado dio cuenta de su lugar de detención. El Ministerio Público Fiscal le formuló cargos por el delito de paralización de servicios públicos y dispuso su libertad provisoria. Esta sería la mecha para avivar la suma de más colectivos y gremios que culminó con la firma de un Acuerdo el jueves 30 de junio, con la mediación de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana en Quito.
Las cifras: dos estados de excepción, seis muertos, más de 500 heridos, 238 policías heridos. En su informe preliminar, la Misión de solidaridad Internacional y Derechos Humanos determinó la comisión de delitos de lesa humanidad en “ataques de caracter sistemático, generalizado y dirigido a la población civil”: desapariciones forzadas, homicidios, privación ilegal de la libertad, tortura.
El Acuerdo firmado entre el gobierno de Lasso y el Movimiento indígena el 30 de junio logra la derogación del Decreto 95 de producción petrolera, la reforma del Decreto 151 sobre minería, y la reducción del precio de los combustibles en 15 centavos de dólar. Un precio ínfimo por las pérdidas económicas y en vidas humanas de la actual crisis, expresan voces en ambos bandos.
Para entender el desarrollo del Paro Nacional de Ecuador en este 2022, es necesario mirarlo en un contexto regional y global que responde a los precios de los combustibles y el desabastecimiento de alimentos. ¿Son el resultado de la aplicación de políticas que profundizan exclusión y enormes diferencias entre la clase gobernante y los trabajadores?
En Perú, el paro de transportistas demanda bajar el precio del diésel y la restitución del transporte de mercancías como servicio público; mientras que en Argentina, el desabastecimiento de diésel afecta a 19 de las 23 provincias.
El encarecimiento de los combustibles es un hecho; la demanda mundial de diésel excede la oferta mucho antes de que la guerra entre Rusia y Ucrania en febrero de 2022. La pandemia de covid y las políticas de reajuste económico afectaron la producción, elevaron el precio de los alimentos y dificultaron el acceso a la canasta básica por parte de los sectores más empobrecidos.
“En 2019 hubo un detonante para las protestas, pero ahora no hay detonante”, dijo el mandatario, sin reconocer la gravedad de la situación en un país donde siete de cada 10 ecuatorianos están desempleados.
Francisco Jiménez, Ministro de Gobierno, asegura que el Gobierno ha aceptado el llamado de la ONU, de la Unión Europea y de más de 300 organizaciones de la sociedad civil para que, mediante el diálogo se discutan abiertamente las posturas.
Al análisis del contexto debe sumarse el análisis de la inversión armamentista en tiempos de paz y pandemia. El Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), el gasto militar mundial del año 2021 alcanzó su máximo histórico con un total de 2 mil 133 billones de dólares, mientras que los gobiernos optaron por reducir la inversión en sectores sociales y hasta de la salud en plena pandemia.
Por país, el gasto belicista fue encabezado por Brasil (212 millones de habitantes), con 19 mil 187 millones de dólares; seguido de Colombia (50 millones de habitantes), con 10 mil 180 millones de dólares; México (128 millones de habitantes), con 8 mil 680 millones de dólares; Chile (19 millones de habitantes), con 6 mil 230 millones de dólares; y Argentina (45 millones de habitantes), con 2 mil 591 millones de dólares.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señaló que la pobreza extrema en América Latina aumentó de 13.1 a 13.8 por ciento de la población, entre 2020 y 2021. Un retroceso de 27 años, según Cepal. En números netos, esto significa que 86 millones de personas en nuestro continente no tienen los ingresos mínimos para vivir.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó sobre 60 millones de personas pasan hambre en nuestro continente.
En Ecuador, el enemigo a combatir y anular viste poncho y baja de los cerros. El principio “Ni niños, ni mujeres” pierde importancia cuando las fuerzas del orden intentan disuadir con gas lacrimógeno y romper con toletazos el fantasma de Octubre de 2019. Once días de luto y rabia dejaron entonces una estela de horror con heridos y muertos, tras el retiro de subsidios a los combustibles del expresidente Lenín Moreno.
El Paro Nacional de 2022 también ha dejado una huella imborrable en los niños de los pueblos indígenas. La socorrista por la Paz, Joyce Soto, narró en el pleno de la Asamblea, que los niños son las principales víctimas del ataque por perdigones.
Cuando ven un policía, tienen miedo. Nosotros (los socorristas) debemos prestar el apoyo psicológico”.
El ministro del Interior, Patricio Carrillo, asegura que el gobierno no ha proporcionado ningún arma de perdigones al personal policial y que el jueves 28 sólo llevaban gases para dispersar a los manifestantes.
¿Causa el mismo rechazo la implementación de la vieja receta de ajustes estructurales del Fondo Monetario Internacional (FMI) en América Latina?
Ecuador acaba de recibir un nuevo desembolso por mil millones de dólares que son parte del programa de crédito por 6 mil 500 millones. Ecuador ya ha recibido 4 mil 800 millones de ese monto.
En 2019, Colombia y Chile se agitaban con grandes marchas y la respuesta fue la misma por parte de las fuerzas públicas: lesiones oculares, pérdida de los ojos por impacto de bombas lacrimógenas.
Ahora, el temor al retorno de prácticas de la vieja Escuela de las Américas renombrada como Instituto de Cooperación y Seguridad del Hemisferio Occidental (Whinsec, por sus siglas en inglés), ha puesto en alerta de las organizaciones de defensa de derechos humanos.
¿Cuánto invirtió el gobierno en capacitación antidisturbios y compra de armamento y armas para enfrentar el fantasma de Octubre?
Nombres de graduados de Whinsec retumban en la sociedad civil en episodios vergonzosos; el General Jaime Lasprilla aparece en el informe de la Corte Penal Internacional sobre el caso de falsos positivos en Colombia. Al mismo tiempo, Whinsec también genera admiración y cooperación bilateral. El 17 de enero de 2021, Patricio Carrillo, excomandante general de la Policía en el gobierno de Lenín Moreno, dirigió una carta al comandante de Whinsec, Jhon Dee Suggs, a propósito de su 20 aniversario. “Es un honor servirles y asistir a su capacitación profesional para continuar en el desarrollo de nuestras naciones” respondió la institución de forma pública.
Agregado de Policía adjunto en la embajada de Ecuador en Colombia y profesor e instructor policial, Carrillo tiene 40 años de servicio en la Policía, anhela crear la universidad para policías, para “las misiones futuras que van a enfrentar: ciberdelincuencia, delitos financieros y ambientales”, así lo expresó en entrevista para un medio local. De lograr su meta, sería la primera en América Latina en su tipo, ¿Una que pueda reproducir el entrenamiento de Whinsec?
La investigación regional titulada “El negocio de la represión” evidenció que el gobierno ecuatoriano recibió bombas lacrimógenas de Colombia y Perú para reprimir e hizo una compra declarada confidencial de armas no letales:
A Colombia le devolvió el préstamo con granadas brasileñas de un modelo controversial, pues varios lotes habían sido desaprobados por la policía de Sao Paulo.”
Fotografías hechas por los manifestantes registraron la fecha de caducidad de las bombas lacrimógenas haciéndolas más nocivas. Al respecto, Amnistía Internacional observó algunos componentes que se sabe están presentes: agentes irritantes como CS, CN o PAVA, nitrato de potasio, cloruro de potasio, silicio, carbonato de magnesio, sacarosa, nitrocelulosa, carbón. No hay regulaciones de uso apropiado o formulaciones estandarizadas de toxicidad y hace “cuestionable la toma de decisiones de quienes controlan las operaciones policiales y la falta de capacitación de muchos oficiales policiales”.
De la misma forma, Ecuador prestó a Bolivia bombas lacrimógenas y balas de goma para contener las protestas que desencadenaron el Golpe de Estado contra Evo Morales, y la imposición como presidenta de la segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores, Jeanine Áñez. Las municiones en préstamos a Bolivia no han sido devueltas al gobierno ecuatoriano.
Bajo los acuerdos de cooperación en el marco de Ameripol, un organismo que reúne a 35 instituciones policiales de la región, sólo en dos días de octubre 2019, la Policía de Colombia entregó a la Policía ecuatoriana 7 mil 140 cartuchos calibre 37 milímetros: 2 mil calibre 40; 8 mil granadas de mano trifásica; 2 mil granadas multimpacto, y 10 fusiles lanzagases. El material era de fabricación estadounidense, de las marcas Combined Systems y Safariland, según corrobora otro documento del Ministerio de Gobierno al que tuvo acceso Diario El Universo. Por su parte, Perú prestó mil granadas lacrimógenas, 5 mil cartuchos lacrimógenos de calibre 37 milímetros y 6 mil cartuchos de perdigones de goma.
En junio, la Asamblea Nacional del Ecuador aprobó la Ley de Uso progresivo de la Fuerza con lo que probablemente, se alentó la represión del Paro Nacional en 2022.
El 24 de noviembre de 2020, la exministra de gobierno, María Paula Romo, eligió despedirse en el juicio político en su contra, vía zoom, desde el salón de banquetes del Palacio de Gobierno, junto al alto mando de la Policía. Fue censurada y destituida por su posible responsabilidad en el uso de bombas lacrimógenas caducadas y ataque a zonas de paz durante el paro nacional de 2019.
Integrante de Ruptura de los 25, hizo política cercana al expresidente Rafael Correa. En 2011, cuando marcó distancia con Correa, la revista Foreign Policy la escogió como uno de los nuevos rostros comprometidos con las mujeres y los Derechos Humanos. En el Paro Nacional 2019, señaló falsos positivos y exacerbó la xenofobia contra personas venezolanas como documenta la Alianza de Derechos Humanos del Ecuador.
Romo también cuestionó el trabajo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que responsabilizó a la Policía Nacional y Fuerzas Armadas de cometer “graves violaciones a derechos humanos en contra del movimiento indígena”. Bajo su gestión se llamó a declarar a más de 500 dirigentes y miembros de organizaciones sociales. Romo reconoció que la Policía usó gases lacrimógenos caducados para repeler las protestas y pidió disculpas por la serie de bombardeos contra las zonas de paz, entre los campus de Universidad Salesiana, PUCE y Universidad Politécnica.
Solo un mes después, aún abierta la herida, la ministra Romo posó para la portada de una revista local con una blusa que mostraba una mujer sin un ojo. La opinión pública rechazó la imagen como burla a la represión de octubre.
El gobierno de Lasso cuenta entonces con dos viejos expertos en el combate al Movimiento Indígena, Carrillo y Romo. ¿Lograrán posicionar la tesis del enemigo interno al que catalogan como Narcoestado?
Durante el Paro Nacional también circularon fotografías y videos de indígenas amazónicos armados. La imagen es amenazante. Se teme el reaparecimiento de grupos armados. Mucha gente añora al expresidente León Febres Cordero bajo cuyo régimen autoritario se asesinó a los miembros de las Fuerzas Revolucionarias del Pueblo (FRP) “Alfaro Vive ¡Carajo!“.
Entre 1984 y 1988, la hegemonía estadounidense impulsó la Doctrina Monroe, que considera una amenaza cualquier avance del “comunismo internacional”. No es de extrañar que actualmente, la menor asociación al socialismo del siglo XXI evoque el miedo y justifique la represión contra grupos armados o de autodefensa. Los generadores de opinión y los trolls que desinforman se asientan sobre la base de presunción de existencia de una narcoestado, financiado por el socialismo correísta. Al menos así interpreta la bancada oficialista CREO la ‘declaración política’ de 47 asambleístas del bloque correísta Unión por la Esperanza (UNES) para llamar a la aplicación del artículo 130 de la Constitución en el intento de destituir al presidente Guillermo Lasso.
La Asamblea se instaló el 30 de junio. Los correístas reunieron 80 de los 92 votos que necesitaban, mostrándose en clara oposición al gobierno.
“Ustedes solo representan a una pequeña parte del 3 por ciento de indígenas. Vuestro líder no es más que un terrorista. Piojosos, Apestosos. Primero aprendan a bañarse”, expresó un político en redes sociales en los días de Paro Nacional. Nadie en el gobierno le reclamó ni sancionó por incitar a la violencia o promover el odio por origen o identidad.
En otro episodio vergonzoso en el Congreso, diputados del Partido Social Cristiano (PSC) acosaron en colectivo a Salvador Quishpe (Pachakutik), en represalia por su incisivo comentario: “¡Basta de servilismo, grupo de pandilleros!”.
El legislador fue rodeado en su curul. Se escucharon gritos que decían: “¡Mírenlo a este indio que está drogado con Ayahuasca. Ese indio ignorante!”.
Entre empujones, el entonces diputado y comentarista deportivo Alfonso Harb se abrió camino para quitar el sombrero de la cabeza a Quishpe, colocó el sombrero en el suelo, ridiculizando al indígena saraguro frente a la mofa del Congreso en pleno.
Esa jornada legislativa debatió sobre el supuesto perjuicio de 8 mil 942 millones de dólares en la operación de canje de bonos por el diputado León Febres Cordero, quien se presentó luego de 123 días de instalado el Legislativo.
En Ecuador la población actual es de 17 millones 475 mil 570 habitantes, de los cuales, un millón 100 mil habitantes pertenecen a alguna de las cuatro nacionalidades indígenas. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), el 24.1 por ciento habitan en la Amazonía y el 7.3 por ciento de los Kichwa andinos habitan la Sierra Sur.
La Constitución del 2008 reconoce al Ecuador como Estado plurinacional y pluricultural. Sin embargo, tras veinte años de ratificado el Convenio 169 de la OIT, no parecen existir políticas públicas específicas y claras que prevengan y neutralicen el riesgo de desaparición de estos pueblos, evalúa Iwgia, organización global de derechos humanos dedicada a proteger y defender a los pueblos indígenas.
El gobierno de Abdalá Bucaram emprendió una campaña de desprestigio contra las personas e instituciones que defendían los derechos humanos, atacó a los sindicatos públicos y a los movimientos sociales. También intentó dividir a la Conaie, consta en el Informe de la Comisión de la Verdad de 2010. Según datos de la CEDHU, se produjeron 34 homicidios, 67 casos de tortura, 376 casos de agresiones físicas, 414 detenciones arbitrarias y tres detenidos-desaparecidos.
En 2015, Rafael Correa calificó como “indios fracasados” a los dirigentes indígenas de la marcha, del levantamiento y el Paro Nacional convocado por el Frente Unitario de los Trabajadores, la Conaie y las demás organizaciones del Colectivo de Organizaciones Sociales. Sólo en ese año, más de 100 campesinos, indígenas, trabajadores y estudiantes fueron detenidos por protestar contra las medidas económicas del correato o la falta de consulta previa.
Desde entonces, el acoso judicial es una de las estrategias que se emplea para estigmatizar y perseguir a la oposición política bajo los delitos de paralización de servicios públicos, incitación a la discordia entre ciudadanos, ataque o resistencia (a agentes de la fuerza pública), y más grave: terrorismo.
En el Paro Nacional de 2022, periodistas y medios alternativos y comunitarios denunciaron ataques cibernéticos a sus plataformas y cuentas en redes sociales: Apak tv de la Asociación de Productores Kichwas de Otavalo, Revista Crisis, Hoja de Ruta, Asamblea Popular de los Pueblos de Chimborazo, Radio La Calle, Indymedia sede Ecuador, Wambra. Conaie y Confeniae así como ciudadanos reportaron la “censura de contenidos” por infringir las normas de comunidad mientras compartían registros de abuso policial y represión estatal.
Memes, audios y fotos, videos y documentos (auténticos y falseados) inundaron las redes sociales. La propaganda, en ambos bandos, estaba orientada a crear y reafirmar opinión pública, a favor y en contra del Paro Nacional, y por lo tanto, sobre sus protagonistas, el Movimiento indígena y el oficialismo.
“Dirigentes de la Conaie se hospedarán en el Swissotel en Quito” y “Ni albergue ni comida para manifestantes en Quito” se leía en dos imágenes que circularon en redes.
Una investigación de AFP Actual determinó las imitaciones de gráficos del diario El Comercio para desinformar sobre las protestas en Ecuador. Un grupo político necesitaba construir el relato clasista y diferenciador entre el pueblo llano y la dirigencia a la que se refieren de forma despectiva como ponchos dorados.
La gente clamaba al “gobierno del encuentro” (slogan presidencial) por un diálogo. Sybel Martínez, miembro de la Comisión de la Verdad y miembro del Consejo de Protección para la Niñez, explica que “dialogar pasa por reconocer al otro como actor legítimo. Leonidas Iza, actual presidente de Conaie, pide: ‘Reconózcanos como actores políticos y sociales’. Pero el discurso nacional pasa por el racismo» .
Cada vez que el presidente Lasso llamó al diálogo se produjo un nuevo episodio de represión, del cual dan cuenta crónicas, reportajes, entrevistas y testimonios de los manifestantes registrados en 18 días de Paro Nacional. El 28 de junio, Lasso desconoció la representación legítima de los pueblos y nacionalidades indígenas de Leonidas Iza frente a Conaie.
¿Es el Movimiento Indígena y todo aquel colectivo que emprenda acciones de resistencia o protesta contra el gobierno considerado el enemigo interno? Bajo esta hipótesis, las políticas de seguridad y administración del gobierno interno continúan respondiendo al Plan Militar de Defensa Interna de 1983, observador por constituir el marco de violaciones a los derechos humanos como muestra la investigación de Luis Obando de 2017.
Dicho Plan define como enemigo a la insurgencia y los subversivos son aquellos ciudadanos que alteren el orden público mediante actos de sabotaje, huelgas, paros, o cualquiera otra acción, fomentando la intranquilidad en la ciudadanía y que atenten a la estabilidad del Gobierno e instituciones republicanas.
Las muertes de seis personas en el Paro de octubre 2019 siguen impunes. Una Comisión Especial para la Verdad y la Justicia (CEVJ) -incluyó a la defensoría del Pueblo- verificó que 22 civiles sufrieron lesiones permanentes y a largo plazo por municiones no letales, 470 policías fueron agredidos y 208 secuestrados. El informe de la Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos en Ecuador habla de nueve fallecidos, muertes violentas en contexto de protesta social y represión estatal.
En junio de 2021, el informe de la Alianza muestra que la criminalización de la protesta social, persecución y estigmatización es una constante para las personas y colectivos defensores de la naturaleza. Señala que 18 de los 22 casos documentados están relacionados con industrias extractivas o en el sector energético. Una de las causas principales de estos conflictos es el incumplimiento de los estándares de garantía del derecho a la consulta y el consentimiento previo, libre e informado; así también del derecho a la consulta ambiental por parte del Estado en complicidad con las empresas.
Según el Frente Nacional Antiminero, 21 territorios se levantaron en el Paro de 2022 porque 2 millones 27 mil 817 hectáreas fueron entregadas a compañías mineras sin consulta previa. Denuncia que el gobierno de Lasso ha militarizado comunidades para imponer la megaminería con violentos operativos en Buenos Aires de Imbabura o en Cóndor Mirador donde los comuneros de Tundayme fueron desalojados y se reporta un líder asesinado.
Los reportes de agresiones en contra de personas y colectivos defensoras de derechos humanos, de la naturaleza y de pueblos van en aumento, a pesar de progresar en el marco normativo internacional como el Acuerdo Escazú, y de miles de personas protestando en las calles durante 18 días. La violencia simbólica y física contra la población indígena solo evidencia la persistencia del racismo y la exclusión. Urge trabajar por lograr la anhelada paz con justicia social.
Gabriela Ruiz Agila @GabyRuizMx Investigadora en prensa, migración y derechos humanos. Cronista. Es conocida como Madame Ho en poesía. Premios: Primer lugar en Premio Nacional de Periodismo Eugenio Espejo [Ecuador, 2017]; segundo lugar en el Concurso Nacional de Poesía Ismael Pérez Pazmiño con Escrituras de Viaje [Ecuador, 2016]; primer lugar en Crónica del Cincuentenario organizado por la UABC con Relato de una foránea [México, 2007].
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