21 diciembre, 2020
La historia de abuso por parte de un destacado profesor no fue olvidada por sus alumnas, que decidieron denunciar. Años después la fiscalía actúa con indiferencia, mientras nuevos señalamientos se acumulan
Texto: Lydiette Carrión
Foto: Pixabay
CIUDAD DE MÉXICO.- Niñas y adolescentes de entre 14 y 15 años, que aspiran a estudiar ballet. Niñas y adolescentes que dedican horas –muchas o pocas– después de clases a aprender una técnica. Lo hacen en una academia privada, con Alfredo, un profesor que ha sido miembro de la Compañía Nacional de Danza de México (CND) y ha tomado varios cursos sobre docencia para la danza (así lo presume en sus redes sociales). Probablemente ellas lo miren con admiración.
Niñas y adolescentes que, de pronto, en clase, las correcciones de postura por Alfredo, el admirado profesor, incomodan. Éste les envía a algunas de ellas mensajes de texto; ahí se dice “enamorado”; en privado le asegura a una de ellas que la ve como la futura madre de sus hijos; a otra le dice que su novia actual es una “loca”. Que si no fuera por la juventud de la alumna, andaría con ella. Días más tarde le dice que su cuerpo ya es el de una mujer. La adolescente tiene entre 14 y 15 años.
Hostigamiento sexual: es el ejercicio del poder en una relación de subordinación real de la víctima con el agresor(a) en los ámbitos laborales y escolares. Se expresa en conductas verbales o físicas, o ambas, relacionadas con la sexualidad de connotación lasciva. El cual se presenta de jefe a subordinado o de docente a estudiante.
El mismo admirado profesor, propicia momentos a solas con ellas, las toca, las besa. Les dice cosas lindas, las mismas mentiras: que no soporta a su novia loca, que si la adolescente no fuera tan joven sería la futura madre de los hijos; siempre aderezado del por favor no le digas a nadie. Este será nuestro secreto. A una de ellas la seduce, le insiste una y otra vez que le mande fotografías íntimas. Ella se niega una y otra vez, hasta que cede por cansancio. A otra la viola… como en estos casos, la adolescente no sabe si es precisamente violación o abuso. Las dudas de siempre: ¿me opuse lo suficiente?, ¿lo permití?
Comete el delito de abuso sexual quien ejecute en una persona, sin su consentimiento, o la obligue a ejecutar para sí o en otra persona, actos sexuales sin el propósito de llegar a la cópula.
Relaciones de poder que en algún momento inician con admiración al profesor, miembro de la Compañía Nacional de Danza, y quizá incluso ese secreto enamoramiento que muchas jovencitas han sentido por un profesor. Pero en este caso el profesor se ha aprovechado. Si la adolescente lo rechaza, entonces empieza la violencia docente:
Violencia docente: aquellas conductas que dañen la autoestima de las alumnas con actos de discriminación por su sexo, edad, condición social, académica, limitaciones y/o características físicas, que les infligen maestras o maestros.
Una a una dejan la danza, en gran medida por la depresión y el poco sentimiento de valía que les deja este acoso.
Y crecen. Cumplen 18, 20 años. Hacen sus vidas, con mayor o menor daño emocional. Y un día se encuentran, y comparten experiencias. Y se percatan que no solo le pasó a una, sino que fueron dos, tres, cuatro, cinco, seis. ¿Qué hacer? ¿Es esto un delito o no lo es? Algunos conocidos les dicen que ya prescribió. El abuso ocurrió cuando ellas tenían 14, 15 años. Deciden consultar a una abogada.
Vianey Martin es abogada y durante 10 años se ha dedicado a litigar casos de violencia contra las mujeres. “Da conmigo una de las chicas y me cuenta todo lo que ha pasado. Algunas querían denunciar pero les daba miedo. Estaban indecisas. Me contactaron para orientación, porque por el transcurso del tiempo les decían [amigos y conocidos] que los delitos ya no procedían. Les daba miedo que no les hicieran caso”.
Martin decidió dar asesoría probono, pero no puede acompañarlas a la fiscalía, porque está a cargo de sus padres, y teme exponerlos a un contagio por covid. Al final, cuatro jóvenes decidieron denunciar; y otras dos, no.
“El trato del mp fue terrible. Y básicamente no querían continuar con la parte jurídica”.
“A una chica no le quisieron tomar la denuncia porque era ya mayor de edad [cuando ocurrió el abuso]. No se podía comprobar que había sido abuso sexual por cuestión de la voluntad, hay un maltrato”.
De los cuatro casos, el ministerio público abrió a regañadientes dos carpetas de investigación: en una, “hubo de todo menos penetración y la otra es por acoso sexual. Y la otra es por violación, pero se tipificó por corrupción de menores”.
Uno de los problemas fue que, en la primera carpeta los peritajes sicológicos (que son una herramienta importante para comprobar el abuso sexual) “no arrojaron mucho porque ya había pasado mucho tiempo”, explica Martin.
En la segunda carpeta “nos negaron las copias, el mp se negó. La trataron muy mal porque a ella la canalizaron a psiquiatría. Y sí. Sin duda es la más afectada; ella ya no quiere continuar, por los malos tratos recibidos”.
Por la victimización en el ministerio público, el que les negaran las copias y les negaran un asesor jurídico, las jóvenes metieron una queja en la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.
Las jóvenes dudan en continuar, pero Alfredo continúa dando clases; pero ahora en su casa particular. “Ahorita, está citando a niñas en su casa. Y eso las alteró mucho [a las denunciantes], las puso muy mal”, advierte Vianey Martin. Ellas saben que seguro Alfredo continúa perpetuando abusos contra adolescentes y niñas.
Por eso decidieron hacer público su caso en redes sociales el pasado 18 de diciembre:
Y a raíz de eso otra joven se puso en contacto con el grupo. Otra chica que vivió lo mismo: acoso, hostigamiento y abusos. Ahora son 7 casos, los documentados.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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