En medio del conflicto de potencias, de las humanas contra las naturales y espirituales entre pueblos originarios y mestizos sobre el uso de una cactácea con componentes psicoactivos, se abre un marco propicio para desfavorecer a la planta convertida en droga
Texto: Jade Ramírez, Adrián Montiel, Bianca América y Paujarito.
Fotos: INPI
JALISCO. – “Desde que me acuerdo he vivido muchas ceremonias pero el recuerdo más viejo que tengo, era muy niña: iban llegando los peregrinos y mi papá masticó algo, lo escupió en el centro de mi cabeza, pensé que era hikuri pero era otra raíz sagrada porque traen muchas raíces, era para fortalecer mi energía; en ese momento me dieron un pedazo bendecido, me lo tenía que comer, recibir, que entrara al cuerpo. Lo que hacen algunas niñas es esconderlo y yo me lo comí”, es como trae al tiempo de ahora Paulita, una defensora del territorio wixarika donde se vive la amenaza de quedarse sin el elemento crucial de su cultura, el hikuri, la primera vez que lo recibió.
Sonreír entre suspiros es lo que le pasa a la maestra de primaria Paulita Carrillo Carrillo, cuando habla de esa plata. Es originaria de San Andrés Cohamiata en el municipio de Mezquitic, México.
Ha sido profesora 16 años y está titulada con Maestría en Construcción del Conocimiento en una universidad a cargo de los jesuitas. Ahora también es funcionaria.
Es tesorera de los Bienes Comunales en San Andrés Cohamiata, comunidad wixárika en Jalisco, México.
Es “líder entre los líderes” dice, siente cómo la cuidan los marakaates, sabios wixaritari cuyo pilar cosmogónico es la flor de cinco colores, el hikuri.
Sobre su nueva encomienda entiende “no es solo cuidar los dineros de la comunidad sino los recursos naturales, la gente”.
Fue clave hablar con ella para este reportaje para dimensionar el conflicto socio-ambiental pues su gran maestro, un ser vivo protegido por normas mexicanas y leyes hasta prohibir su uso, es consumido por adeptos al peyotismo como una droga de alto impacto.
La alucinación que experimentan teiwarixi -mestizos en wixárika-, ha sido plenamente documentada en artículos publicados en ciencias sociales, así como instantáneas en redes sociales.
Pero nada iguala cuando kauyumari -venado azul- habla a los peregrinos tras varias horas de ceremonia hasta encontrar el sitio sagrado, el hikuri y comerlo.
Este reportaje es resultado de la beca otorgada por el Fondo para Investigaciones y Nuevas Narrativas sobre Drogas gracias a la alianza Fundación Gabo y la Open Society Foundations, en su cuarta edición. Si quieres leer la versión completa puedes hacerlo en este enlace.
Esta nota fue publicada originalmente en PERIMETRAL, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes ver la publicación original.
Enfocada a la cobertura de temáticas sobre derechos humanos, conflictos socio-
ambientales y cultura. Ha sido premiada por la Bienal Internacional de Radio en la
categoría de Radioarte, Radio Indigenista, Mesa de Análisis y Debate; finalista del Premio Fundación Nuevo Periodismo en 2007 y 2009. Obtuvo el Premio Internacional de Periodismo Rey de España por el reportaje “La Discriminación vuela por Avianca”, también en 2009. Actualmente escribe para medios digitales y realiza reportajes para la radio y televisión universitaria en Jalisco.
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