Desde 2014, se han celebrado 51 elecciones para renovar gubernaturas; de ellas, en 35 la población ha decidido votar por la oposición. La alternancia es una realidad en México, pero esto no se ha traducido en el arribo de buenas administraciones
Twitter: @chamanesco
Quince futuros gobernadores y gobernadoras se aprestan para asumir el poder en los próximos meses, de los cuales, sólo tres pertenecen al partido que gobernaba su estado previamente.
Movidos por la decepción, el hartazgo o la esperanza, el 6 de junio los electores de 12 estados pugnaron por un cambio.
Campeche, Colima, Guerrero, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas transitarán del PRI a Morena.
Baja California Sur y Nayarit cambiarán del PAN a Morena. Michoacán, del PRD a Morena. San Luis Potosí, del PRI al Partido Verde. Y Nuevo León, de la aventura “independiente” de El Bronco a Movimiento Ciudadano.
Sólo en Baja California (Morena), Chihuahua y Querétaro (PAN), el electorado decidió ratificar la confianza en el partido gobernante.
La alternancia se ha normalizado en México.
La buena noticia es que hoy es excepción, y no regla, la permanencia de un partido en los palacios de gobierno. La mala es que la búsqueda constante de buenos gobernantes refleja el desencanto de la ciudadanía, porque quienes ganan elecciones prometiendo la luna y las estrellas simplemente no han cumplido.
De 2014 a la fecha, en México se han celebrado 51 elecciones estatales para renovar gubernaturas; de ellas, en 35 la población ha decidido votar por una candidatura de oposición y sólo en 16 casos decidió respaldar al partido gobernante.
La posibilidad de echar a malos gobernantes del poder es una realidad en México, pero esto no se ha traducido en el arribo de buenas administraciones.
Nuevo León es un ejemplo clarísimo. Apenas en 2015, la población de Nuevo León se “liberó” del yugo de la partidocracia y eligió a Jaime Rodríguez Calderón con la ilusión de encontrar en un candidato independiente lo que no les dio el bipartidismo (PRI-PAN) de las últimas dos décadas.
El millón de votos que obtuvo El Bronco en esos comicios duplicaron los votos que consiguieron juntos la candidata del PRI (498 mil) y el abanderado del PAN (466 mil) pero, seis años después, el fracaso del primer “independiente” es evidente.
Ahora, los neoleoneses decidieron respaldar al emecista Samuel García, un exsenador más famoso por sus ocurrencias, sus desplantes machistas, sus viajes a Dubai y la popularidad de su esposa en Instagram, que por sus planes de gobierno.
La lección desde el norte del país es, quizás, que el rechazo de la ciudadanía a los partidos tradicionales es del tamaño de su esperanza por encontrar algo “distinto” en la boleta, venga de donde venga.
Esa idea de “lo diferente” –debidamente aceitada con millones de pesos en campaña– también podría explicar lo ocurrido en San Luis Potosí, donde el electorado votó por Ricardo El Pollo Gallardo, a pesar de sus antecedentes penales, su mala fama pública y el carácter tramposo del partido que lo postuló.
Los potosinos decidieron un salto al vacío, antes que apoyar al candidato de la alianza integrada por PRI y PAN, partidos que se turnaron al frente de la gubernatura en los últimos 15 años, protagonizando una alternancia, mas no la construcción de una alternativa.
¿Qué decir de Guerrero?, donde los electores llevan todo lo que va del siglo buscando un buen gobernante: desde el panista postulado por el PRD, Zeferino Torreblanca, y el priista disfrazado de perredista Ángel Aguirre Rivero, hasta el saliente Héctor Astudillo, priista que dejará el estado igual que sus antecesores: quebrado, violento e inmerso en una profunda crisis social.
¿Podrán Evelyn Salgado y su padre impresentable responder al anhelo de cambio expresado por más del 43 por ciento de quienes votaron el 6 de junio?
Son varios los estados próximos a renovar su gubernatura donde la alternancia se ha ensayado anteriormente, sin obtener claros resultados.
En Tlaxcala, desde que en 1999 ganó Alfonso Sánchez Anaya, han gobernado el PRD (1999-2005), el PAN (2005-2011) y el PRI (2011-2021).
En Baja California Sur, la población mando a volar al PRI en 1999, cuando inició una etapa de 12 años de gobiernos del PRD (Leonel Cota y Narciso Agúndez); después apostaron por el PAN (2011-2021), y ahora decidieron respaldar a Morena.
Lo mismo ocurre en Nayarit, donde un experimento aliancista llevó a la gubernatura a José Antonio Echevarría, en 1999. Tras la decepción de un gobierno que no fue ni panista ni perredista, el PRI regresó para gobernar 12 años, y en 2017 –luego de la escandalosa gestión de Roberto Sandoval–la alianza regresó al poder, con Antonio Echavarría, hijo del exgobernador.
El triunfo de Morena, con el expriista Miguel Ángel Navarro a la cabeza de la coalición Juntos Hacemos Historia en Nayarit, implica una nueva búsqueda de un gobierno que resuelva los graves problemas de la entidad.
La historia se repite, con sus matices, en Sinaloa, donde el electorado decidió en 2010 romper con su arraigada tradición priista, sólo para toparse con la triste gestión de Mario López Valdez Malova, que en 2016 regresó el poder al PRI, partido donde él mismo se había formado.
En 2021, detrás del triunfo del morenista Rubén Rocha, además de las acusaciones de un supuesto pacto con los verdaderos jefes de Sinaloa, también está la esperanza de que esta alternancia sí funcione.
Sonora ya había probado al PAN en 2009, con la polémica gestión de Gillermo Padrés. En 2015 volvió a votar PRI y ahora experimentará con Morena.
En Michoacán y Zacatecas, el bipartidismo PRI-PRD no resolvió ni la inseguridad ni la pobreza. Ahora será turno de Morena.
Campeche y Colima, donde siempre había gobernado el PRI, probarán por primera vez la alternancia, ambos estados con mujeres:
La campechana Layda Sansores, política de larga trayectoria y con militancia previa en el PRI, el PRD, el foxismo y Convergencia (hoy MC), y la colimense Indira Vizcaíno, una joven política con experiencia previa como diputada federal, alcaldesa del municipio de Cuauhtémoc y secretaria estatal de Desarrollo Social.
A partir del 31 de agosto (en Tlaxcala), y hasta el 1 de noviembre (Baja California, Colima y Sinaloa), uno a uno, los 15 estados donde hubo elecciones el pasado 6 de junio irán estrenando nuevos gobernantes.
Una nota de la reportera Claudia Guerrero, publicada este domingo en Reforma, reveló que las seis gobernadoras y nueve gobernadores electos encontrarán estados en crisis financiera, con deudas que llegan hasta los 83 mil millones de pesos, y plazos de vencimiento a corto plazo.
Heredarán, además, problemas de inseguridad y violencia, altos índices de marginación y desigualdad.
Una herencia de varios años de anhelos que la democracia no ha podido cumplir.
La semana pasada publiqué en esta columna la pregunta para una probable revocación de mandato en marzo de 2022, usando como fuente la iniciativa del senador Ricardo Monreal para una Ley Federal de Revocación de Mandato.
Como lo establece el artículo 35 de la Constitución, la pregunta sería la siguiente: “¿Está de acuerdo con que se concluya de manera anticipada el desempeño del cargo de la persona titular de la Presidencia de la República, a partir de la pérdida de confianza?”.
Esta semana se ha informado que Ricardo Monreal y un grupo de senadores de Morena han decidido modificar esa pregunta, presentando incluso una nueva iniciativa de ley secundaria en la materia, con el claro afán de quitarle a la interrogante la carga negativa que es natural en un ejercicio de revocación de mandato, para quedar así: “¿Está de acuerdo en que el presidente de la República, electo para el periodo constitucional en curso, continúe en el cargo hasta que concluya su mandato?”.
Hay quien sugiere, incluso, incluir en la pregunta el nombre del presidente Andrés Manuel López Obrador.
De prosperar esta modificación, se confirmaría que lo que Morena promueve es una consulta para la ratificación de mandato de López Obrador. Para tal caso, sería más sencillo que la Presidencia de la República el Congreso levanten una encuesta de opinión, con lo que se podrían ahorrar hasta 3 mil millones de pesos al erario.
Sólo tres entidades* no experimentarán alternancia de las que renovaron su gubernatura en 2021.
Entidad | Alternancia | Electo(a) | Toma de posesión |
Baja California* | Morena-Morena | Marina Ávila | 1 de noviembre |
Baja California Sur | PAN-Morena | Víctor Castro | 10 de septiembre |
Campeche | PRI-Morena | Layda Sansores | 16 de septiembre |
Colima | PRI-Morena | Indira Vizcaíno | 1 de noviembre |
Chihuahua* | PAN-PAN | Maru Campos | 8 de septiembre |
Guerrero | PRI-Morena | Evelyn Salgado | 15 de octubre |
Michoacán | PRD-Morena | Alfredo Ramírez | 1 de octubre |
Nayarit | PAN-Morena | Miguel A. Navarro | 19 de septiembre |
Nuevo León | Independiente-MC | Samuel García | 3 de octubre |
Querétaro* | PAN-PAN | Mauricio Kuri | 1 de octubre |
San Luis Potosí | PRI-PVEM | Ricardo Gallardo | 26 de septiembre |
Sinaloa | PRI-Morena | Rubén Rocha | 1 de noviembre |
Sonora | PRI-Morena | Alfonso Durazo | 13 de septiembre |
Tlaxcala | PRI-Morena | Lorena Cuéllar | 31 de agosto |
Zacatecas | PRI-Morena | David Monreal | 12 de septiembre |
Nota: En los casos de Nuevo León, San Luis Potosí, Chihuahua y Querétaro aún están pendientes de resolverse las impugnaciones presentadas por diversos partidos en contra del triunfo de las y los gobernadores electos.
Periodista desde 1993. Estudió Comunicación en la UNAM y Periodismo en el Máster de El País. Trabajó en Reforma 25 años como reportero y editor de Enfoque y Revista R. Es maestro en la UNAM y la Ibero. Iba a fundar una banda de rock progresivo, pero el periodismo y la política se interpusieron en el camino. Analista político. Subdirector de información en el medio Animal Político.
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