Golfo de México: zona de sacrificio ambiental 

9 noviembre, 2025

Golfo de México, plataformas de exploración y producción de Petróleos Mexicanos FOTO: Archivo Cuartoscuro

Comunidades costeras del Golfo de México exigen al gobierno acciones urgentes frente a la crisis por hidrocarburos. Denuncian que la contaminación petrolera está matando el ecosistema, enfermando a la población y acabando con la pesca y el turismo, sus únicos medios de vida

Texto: Jade Guerrero y Jazmín Sandoval

Foto: Archivo Cuartoscuro

CIUDAD DE MÉXICO. – Representantes de comunidades pesqueras, colectivos juveniles y organizaciones civiles de Veracruz, Campeche, Yucatán y Tabasco denunciaron este martes los impactos sociales, económicos y ambientales causados por la extracción de hidrocarburos en el Golfo de México.

Los diferentes representantes buscan de manera urgente que el gobierno federal atienda las problemáticas que han dejado afectaciones graves al medio ambiente y a las personas que han padecido complicaciones en su salud, que atienda la remoción de embarcaciones petroleras varadas, la reparación de daños por derrames y la protección del Golfo ante la expansión de la industria.

Impacto en la pesca y la economía local

Nancy Ochoa Tello, pescadora de cuarta generación, Veracruz, denunció que la contaminación en el Golfo de México ha puesto en riesgo no solo su principal fuente de trabajo, sino toda una forma de vida que ha pasado de generación en generación. Explicó que los derrames de hidrocarburos han afectado gravemente los ecosistemas marinos, contaminando los peces que capturan y procesan, lo que reduce su calidad y provoca desconfianza entre los consumidores. “Ya no podemos asegurar que el producto esté limpio”, advirtió, al señalar que esta situación ha disminuido las ventas y afectado la economía familiar.

El problema va más allá de la pesca. La erosión costera ha hecho desaparecer parte de la playa, lo que ha reducido la llegada de turistas, otra fuente de ingresos para las comunidades costeras, y ha obligado a los pescadores a resguardar sus lanchas en las calles. La pérdida del litoral también limita las actividades que realizaban las mujeres del colectivo Las Bonitas, quienes elaboran productos con valor agregado a partir de los recursos pesqueros.

Estos impactos no solo ponen en riesgo la pesca, sino también la salud y la estabilidad de las comunidades costeras. Diversas voces, como la de Nancy Ochoa y otras representantes de colectivos del Golfo, sostienen que México ya no necesita depender de los hidrocarburos para su desarrollo. El país cuenta con el potencial y los recursos suficientes para apostar por energías más limpias y sustentables, siempre que el presupuesto público se dirija a esa transición y no a seguir sosteniendo un modelo que destruye los ecosistemas y agrava la crisis climática.

Nancy destacó además la urgencia de que el gobierno reconozca legalmente el trabajo de las mujeres pescadoras, otorgándoles acceso a permisos, programas y apoyos oficiales. “Necesitamos ser reconocidas como parte fundamental del sector pesquero”. Para ellas, la lucha no solo es por el mar, sino por su derecho a trabajar en condiciones justas y ser escuchadas en las decisiones que afectan a sus comunidades.

Las mujeres pescadoras han demostrado que la pesca también puede tener un rostro femenino. Ellas procesan, transforman y comercializan los productos marinos, pero su trabajo sigue siendo invisibilizado y carece de reconocimiento legal. Esta falta de apoyo limita su acceso a permisos, créditos y programas gubernamentales, a pesar de que son pieza clave en la economía local y en el cuidado del entorno.

Crisis de salud y contaminación en Veracruz

La degradación ambiental que viven las comunidades pesqueras no solo afecta su economía, sino también su salud. Lo que inicia como una mancha de hidrocarburo en el mar termina impactando los cuerpos de agua, el aire y, finalmente, la vida de las personas que habitan estas regiones.

De acuerdo con Ángel Escudero, integrante del Colectivo Altepe, el sur de Veracruz enfrenta una crisis ambiental y sanitaria profunda. El río Coatzacoalcos, uno de los más importantes de la región, se ha convertido en el cuarto río más contaminado del país, con presencia de compuestos tóxicos y cancerígenos que se dispersan también por el aire en municipios como Coatzacoalcos, Minatitlán y Nanchital. Esta contaminación no solo afecta a los ecosistemas, sino que deja huellas directas en la salud humana.

Datos de la Agrupación Mexicana de Oncohematología Pediátrica revelan que, desde 2020, el cáncer se ha convertido en la primera causa de muerte en niñas y niños de 4 a 15 años en Veracruz, y que solo el 10 % de los casos tiene origen hereditario; el resto está relacionado con factores ambientales. Estas cifras reflejan la gravedad de vivir en un territorio donde los hidrocarburos, los derrames y las emisiones industriales son parte del paisaje cotidiano.

Escudero subrayó que, pese a este panorama, el gobierno continúa impulsando proyectos como el gasoducto Puerta del Sureste, que atravesará el Golfo de México para transportar gas natural. Para las comunidades, esta obra representa una amenaza más a sus ecosistemas y una contradicción frente al discurso de transición energética. México señala que no necesita ampliar su dependencia de los combustibles fósiles, sino invertir en alternativas limpias que protejan la vida y el futuro de las generaciones más jóvenes, aquellas que hoy cargan con las consecuencias de un modelo de desarrollo contaminante.

Ecosistemas amenazados: Arrecifes y Tortugas

Daina Miranda Pérez, Presidenta del Consejo Consultivo de Tortuguero de Campeche (CCTC), que representa a nueve organizaciones con dos décadas de experiencia, denunció la contaminación crónica y el secretismo oficial en torno a los derrames de hidrocarburos, señalando que las tortugas marinas, una especie en peligro, están gravemente amenazadas por el creciente tráfico marítimo y la extracción petrolera. Miranda afirmó que los conservacionistas, quienes protegen cerca de 5,000 nidos al año a lo largo de 209 km de costa, son testigos diarios de cómo las «manchas negras» de crudo invaden las playas y cómo se avistan tortugas, aves marinas y otras especies con el caparazón lleno de aceite.

La activista criticó el «gran hermetismo» en Campeche, donde los derrames ocurren varias veces al año sin la debida atención, subrayando que esta crisis no solo afecta a la fauna, sino que es un serio problema de salud pública y un duro golpe a la economía pesquera local.

Veracruz: riesgo Inminente para el Arrecife “La Gallega”

A esta preocupación por la contaminación crónica se suma la alarma desde Veracruz, donde un proyecto de infraestructura mayor amenaza un ecosistema marino crucial. Susana Morteo, integrante de la Red del Corredor Arrecifal, advirtió sobre el peligro que enfrenta el arrecife “La Gallega” debido a la ampliación del Puerto de Veracruz, un megaproyecto que continúa avanzando a pesar de que un juez ordenó una evaluación integral desde 2022. Morteo indicó que la extracción de roca y las obras de la escollera podrían causar daños irreversibles a la biodiversidad y a comunidades como Balzapote, destacando que estos impactos son aún más graves en el contexto de la crisis climática, lo que aumenta la vulnerabilidad de las poblaciones indígenas y afrodescendientes.

El caso de Campeche: Buques varados y negligencia

En Ciudad del Carmen, Campeche, prevalecen más de seis años de abandono y contaminación. Ese es el triste panorama que pinta la presencia del buque Titán 2 en la Laguna de Términos, un Área Natural Protegida, denunciado enérgicamente por ambientalistas locales. El EcoGuardián Denise del Ángel Pérez y su grupo han destacado este punto de conflicto, una estructura varada que simboliza la grave afectación ambiental de la región a causa de la actividad petrolera y la indiferencia institucional.

Desde su varamiento en febrero de 2016 —inicialmente por falta de combustible—, el Titán 2, junto con otras embarcaciones de servicios petroleros que han quedado encalladas o hundidas, se ha convertido en una fuente constante de desastre ambiental. La estructura metálica del buque, al estar fija, interrumpe el flujo natural de las corrientes y las mareas, provocando una acelerada erosión costera y la pérdida de dunas y playas que son vitales para el equilibrio del ecosistema.

Los derrames de hidrocarburos son un problema recurrente, impactando directamente a la rica biodiversidad del lugar, que incluye una población residente de delfines y especies amenazadas. El varamiento de tortugas marinas es una de las consecuencias visibles y desgarradoras de la contaminación por crudo. La afectación a la calidad del agua y al hábitat marino compromete directamente la subsistencia de los pescadores locales que dependen de la salud del mar para su sustento.

Esta inacción se vuelve aún más irónica ante los costosos «simulacros» de derrame que se llevan a cabo regularmente. Denis menciona que estos ejercicios de prevención y respuesta no se traducen en acciones efectivas y urgentes durante las emergencias reales, como es el caso evidente del Titán 2. El dinero y los recursos se destinan a la simulación, mientras que el problema real y palpable —el saneamiento y retiro de los barcos contaminantes— permanece sin atenderse.

La omisión en la gestión del Titán 2 y otras embarcaciones abandonadas evidencia una profunda contradicción con los protocolos de protección ambiental. Esta situación resulta notable ante los costosos «simulacros» de derrame que se llevan a cabo regularmente. Denis subraya que dichos protocolos de prevención y respuesta no se traducen en acciones efectivas y urgentes durante las emergencias reales, ejemplificado por el caso patente del Titán 2. Los recursos financieros y logísticos se destinan a la simulación, mientras que la problemática real y tangible —el saneamiento y la remoción de los navíos contaminantes— persiste sin la debida atención.

La voz de la juventud y las demandas formales

Linda Godínez Mejía, coordinadora del colectivo juvenil ReBird Reef en Yucatán, advirtió que las nuevas generaciones están asumiendo un papel activo frente a la crisis climática y cuestionó las políticas que siguen destinando recursos públicos a la industria petrolera. “Las juventudes no iniciamos esta crisis climática, pero sí estamos dispuestas a enfrentarla”, afirmó durante su intervención, en referencia a la falta de una verdadera transición energética en México.

Desde el movimiento juvenil que impulsa el “Pronunciamiento por el océano y los ecosistemas marino-costeros de Yucatán”, el cual reúne las voces de jóvenes y comunidades de los 13 municipios costeros del estado, Mejía enfatizó que el cuidado del mar es una causa de vida, identidad y justicia social. Subrayó que los impactos de los proyectos de hidrocarburos y transporte marítimo ya afectan los arrecifes, manglares y pesquerías locales, pilares de la economía y cultura costera.

Al referirse al Anexo 15 del Presupuesto de Egresos de la Federación, la activista cuestionó que se siga destinando dinero a “una energía del pasado”, en lugar de fortalecer la transición hacia fuentes limpias y sostenibles. “Invertir en más extracción es seguir profundizando el daño ambiental y social que enfrentan las comunidades costeras”, señaló.

Linda sostuvo que la regulación ambiental y energética es lo verdaderamente urgente, más allá de los proyectos de restauración. Explicó que sin una política firme que frene la expansión petrolera y garantice la protección de los ecosistemas marinos, cualquier esfuerzo de conservación resultará insuficiente.

El colectivo ReBird Reef promueve la educación ambiental, la ciencia ciudadana y la participación juvenil como herramientas para incidir desde el territorio. “Cuando las juventudes hablamos del océano —concluyó—, hablamos de nuestro hogar, de nuestro presente y de nuestra esperanza. No estamos esperando el cambio, lo estamos creando.”

Lo que está en juego no solo es la naturaleza, sino la vida misma

Es así como las comunidades del Golfo de México han expuesto lo necesario para la protección del mar frente a la expansión petrolera, demandas que ya han sido entregadas formalmente a la Presidencia de la República y a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).

El turismo no puede florecer en ecosistemas enfermos. Las playas, los manglares y la vida marina son el verdadero motor que sostiene la economía costera. Sin embargo, cuando el mar se cubre de chapopote y la biodiversidad se pierde, lo natural también desaparece. No es el turismo el que nos provee, es la naturaleza: sin mares limpios, sin playas sanas y sin ecosistemas vivos, no hay futuro posible para la economía ni para las comunidades que dependen de ella. Cuidar la naturaleza es, en realidad, cuidar nuestra forma de vivir.

En palabras de Daina Miranda Pérez, del Consejo Consultivo de Tortuguero de Campeche, los medios de comunicación deben ser la voz de quienes viven esta realidad todos los días. “Nuestro tema también es importante. No buscamos ganar nada, solo que se escuche lo que vivimos. El medio ambiente siempre ha estado rezagado, y lo que está en juego no es solo la naturaleza, sino la vida misma.”

Porque cuando el aire, el agua y los alimentos se contaminan, la salud humana también enferma. La defensa del Golfo de México no es solo una causa ambiental, es una lucha por la vida: por los cuerpos, las comunidades y las generaciones que aún están por venir.

Con ese mensaje, las comunidades costeras piden que el Golfo de México deje de verse como zona de sacrificio y se reconozca, de una vez por todas, como lo que realmente es: fuente de vida, sustento y esperanza para millones de personas.

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