20 mayo, 2022
El concepto de Casa Roma 307 enamoró a muchos de inmediato y compraron un departamento de entre 6 y 12 millones de pesos. Pero el amor duró poco. Un año después de habitar el conjunto residencial, los pisos están rotos, las lajas de las paredes se están desprendiendo, la mala construcción es evidente y la constructora no da la cara
Texto y fotos: Arturo Contreras Camero
CIUDAD DE MÉXICO.- Una de las personas que viven en Casa Roma, el lujoso edificio residencial que se levanta en Bajío 307, en la colonia Roma, pasea por el asador del roof garden comunal del condominio. Mientras pasa, señala con el dedo y dice “roto”, frente a un hoyo en el piso. Da otro paso, “roto”, de nuevo. Así, mientras camina por las áreas comunes del conjunto. Roto, roto, roto, a su paso.
Hace un año, cuando llegó a vivir a este condominio no esperaba ver el deterioro tan rápido de su inversión. Como las fallas en la construcción no dejan de aparecer; un grupo de propietarios del condominio decidió organizarse y demandar a la constructora, que tome cartas en el asunto.
Un par de miembros de este grupo, que piden guardar su identidad por miedo a represalias, invitó a Pie de Página a un recorrido por las áreas comunes del edificio, para constatar sus temores; que más allá de ser un peligro eventual para sus habitantes: inhabilitar áreas de su hogar, es un riesgo para su patrimonio y su integridad.
La constructora del condominio, GDC desarrollos, cuenta con un historial de irregularidades en diferentes edificios que ha construido; por lo menos en la Ciudad de México. En agosto de 2021 uno de los departamentos que construyeron explotó debido a una concentración de gas. Los vecinos se habían quejado de malas instalaciones y problemas en las construcciones. La constructora alegó que la fuga de gas se debió a una lavasecadora mal instalada.
Sus construcciones, condominios de departamentos residenciales, suelen estar envueltas en quejas vecinales y demandas por no contar con los permisos necesarios; como el caso de Coahuila 28, predio sobre el que GDC construye 60 departamentos. Los vecinos acusan que por el predio pasa una grieta sísmica, por lo que la construcción no es viable. A pesar de amparos, demandas y clausuras, las obras no se detienen. Casa Roma no es la excepción, cuando inició su construcción los vecinos intentaron detener la obra, por redensificar en desmedida la zona.
“Esta era la dirección de la escuela, aquí fue la escuela Amado Nervo”, dice mientras pasa por una de las salas convertida en gimnasio de la casa de 1910. La casa está catalogada por el Instituto Nacional de Bellas Artes, por su fachada; aunque detrás esconde dos torres enormes de cerca de 10 niveles.
“La idea era hacer un espacio social para la casa. La idea era muy padre, la de la casa catalogada, aquí tienes un gimnasio y unas salas de juntas y un roof de la casa para hacer eventos”.
En el primer piso de la casa aún se conservan las baldosas originales. Mientras que en la terraza la constructora instaló unas bancas de concreto recubiertas con unos azulejos a rombos blancos y negros; que, a diferencia de las baldosas, después de un año se ven deslavados y pertrechas.
De los cerca de 80 departamentos que hay en el condominio, cuyo valor oscila entre los 6.7 y los 12 millones de pesos, no todos están vendidos. GDC aún es propietario de 20, mientras que otros 27 están habitados por sus propietarios; el resto están en renta, ya sea por los dueños o por la misma constructora.
“Es lo que he dicho en la juntas de vecinos; qué bueno que GDC no ha vendido 20, porque es la única razón por la que pudiese tener algún interés en corregir”, comenta uno de los propietarios.
Tan solo un año antes, en 2021, GDC había recibido un premio internacional de una revista italiana especializada en arquitectura y diseño. The Plan Award entregó el galardón del mismo nombre a Santiago Morales Broc por su innovador proyecto Bajío 307.
“Se les ocurrió levantar muros verdes”, dice otro de los propietarios. “Pero no se riegan, es un cochinero, están llenos de hormigas y todavía el sistema de riego lo querían hacer con agua potable. Si a veces nosotros tenemos que estar pidiendo pipas. No está ni bien entregado, ni solucionado, ni resuelta la parte de los muros verdes”.
Bajo el mismo concepto, GDC construyó dos torres blancas enormes a la altura de San Ángel, al sur de la ciudad y franquean el paso del Periférico, como si fueran un par de centinelas. Estos dos rascacielos buscan ser la máxima expresión de los jardines verticales de Casa Roma. Los edificios, llamados Icon Beyond e Icon San Ángel, presume de tener jardines con más de 200 árboles y plantas que, como si fueran los jardines colgantes de Babilonia, presumen de ser los bosques verticales más grandes de la ciudad.
Sin embargo, quienes viven en el condominio Casa Roma enfrentan un proyecto con materiales pobres y una mala implementación. “Si te fijas, es concreto recubierto con fibra de vidrio, pero parece una cartulina”, dice uno de los propietarios mientras levanta la chapa del muro negro que separa los novedosos muros verdes.
“Según ellos era piedra liza de la india y si ves, independientemente de la calidad, está mal colocada. Luego los muros éstos. Cuando compramos les decía de broma: te apuesto una comida a que no dura más de un año, y mira”.
Mientras caminamos por los espacios comunes del condominio, las pisadas resuenan, como si camináramos sobre una tarima. El piso está sobrepuesto en un bastidor de metal que sostiene lajas de cerámica. Muchas de las lajas están rotas y en un descuido podrían torcer un tobillo o romper una pierna. Ese no es el temor más grande de los propietarios.
“Viene la peor parte: no nos han podido entregar un dictamen estructural del edificio. Ellos lo que hicieron fue sacar una licencia de construcción para dos edificios de cuatro pisos, pero terminaron haciendo 7, que en realidad son 10”, dice. Tanto el primero como el último piso cuentan con alturas dobles, por lo que es como si fueran dos pisos.
Al bajar al sótano, bajo los bastidores de metal que sostienen el piso de las áreas comunes, los vecinos señalan las vigas debajo de toda la obra. Algunas tienen boquetes por los que pasa un tubo de PVC, el caño. “Es que pareciera que no calcularon y metieron el desagüe después, rompiendo las vigas. Si te fijas, una de estas tiene una varilla rota, eso podría debilitar la estructura”, dice el propietario.
El grupo de residentes propietarios de Casa Roma solicitó a GDC un análisis por parte de un especialista, pero se negó a hacerlo, por lo que están organizándose para solicitar una visita a un especialista independiente.
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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