Las fotos sin cámaras, sobre todo, nos obligan a pensar qué tanto los objetos que utilizamos en el acto fotográfico moldean nuestro mirar.
Por María Ruiz
Últimamente me he cuestionado el acto de fotografíar y cómo la misma escuela nos limita a pensar la foto solo de una forma. Tienes una cámara y sacas fotos; si no tienes una cámara, no sacas fotos. Pero la verdad es que el acto fotográfico va más allá de eso. En estos devenires mentales me he intentado acercar a la fotografía experimental y he encontrado algunas cosas interesantes que quiero compartir en esta columna como un incentivo a no cerrarnos a una sola forma de fotografiar.
Hablar de imagen latente pone la piel chinita. La imagen latente es ese momento entre tomar la foto y revelarla en un laboratorio. Sucede con la fotografía analógica. Es esa foto que existe pero no existe aún (hasta ser revelada en un laboratorio), es la promesa de haber capturado eso que viste atravesada por el riesgo de que nunca llegue a existir.
Pensar en la imagen latente es pensar en las fotografías que tomamos y que puede que nunca existan tras el proceso de revelado. Y en ese proceso de posibles pérdidas fotográficas, hay esas otras fotos que nadie verá más que nosotras, en nuestra memoria.
Regina Valkenborgh, estudiante de la Universidad de Hertfordshire tomó la exposición fotográfica más larga de la historia y del mundo.
En 2012 Regina comenzó a capturar la trayectoria del sol con una lata de cerveza. En ese entonces estaba terminando su maestría en Bellas Artes en Hertfordshire y decidió experimentar creando su cámara estenopeica. La lata fue olvidada durante ocho años con papel fotográfico dentro. El resultado: 2,953 visibles vueltas del sol.
Justin Quinnell es bastante particular. Quinnell decidió experimentar con el formato pinhole, haciendo cámaras que usa desde el interior de su boca. A estas camaritas les llamo «Smiley cam» en español, la cámara de la sonrisa.
Su fotografía nos recuerda cómo el aparato fotográfico y desde dónde fotografiamos significa todo. Cómo nuestra mirada también está moldeada a partir de los aparatos que utilizamos para fotografiar.
Ejemplos de fotos sin cámaras hay muchos. Estos son algunos a manera de provocación para dejar de limitarnos, cruzar fronteras y atrevernos a experimentar. Pero sobre todo a pensar qué tanto los objetos que utilizamos en el acto fotográfico moldean nuestro mirar.
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