Otra vez, donde la Fiscalía de Veracruz dijo que no había más huesos y cerró investigaciones, colectivos de familiares hallaron cientos de restos humanos. En los adentros de Arbolillo, cerca de Alvarado, acumulan 500 restos óseos exhumados en tres meses de trabajo
Texto: Miguel Ángel León Carmona / e-consultaVeracruz
Fotos: Yahir Ceballos y Marcelo Bermúdez
ALVARADO, VERACRUZ. –En un pequeño muelle de Arbolillo, una decena de pescadores bromea entre sí y sueltan carcajadas. En eso, cuatro visitantes llegan a este lugar y piden un paseo en lancha. Los hombres de playeras sisadas deciden que Martín será quien se gane 110 pesos para gasolina y, quizá, hasta una propina.
¿Pa ’dónde van?, pregunta Martín, un hombre de piel trigueña. “Allí (a unos dos kilómetros de distancia), queremos acercarnos al lugar donde está trabajando la Fiscalía”. Pero el destino borra el semblante cálido de Martín y repentinamente recuerda un evento en su iglesia cristiana al que tiene que asistir.
El destino que impacienta al pescador es un manglar denominado Punta Médano, que abandonó la Fiscalía General de Veracruz. Ahí, en tres meses, familiares de desaparecidos desenterraron hasta ahora 500 restos óseos. Entre ellos: el cráneo de una persona, una mandíbula, partes de cadera, hombro, fémur y pedazos de falanges.
“Por mí los llevo, pero tengo que ir a la iglesia. Si no, con mucho gusto”, contesta Martín avergonzado. Aunque pide a Alejandro, uno de sus compañeros más jóvenes, que “se aviente el tiro”. Éste tarda 15 minutos en asentir. Y en lo que parece un intento por desesperar a los visitantes, se da tiempo de sobra para poner carnada a su red.
“Nos comentan autoridades y algunos pobladores que personas usaban lanchas para cruzar cadáveres y después enterrarlos en aquella zona”. Los cuatro paseantes así cuestionan a los lancheros, que atajan los rostros con sus cachuchas.
“Pues sí hay rumores de eso. Pero cómo ve la laguna es grande”, contesta Martín y esquiva la pregunta. Explica que él y sus colegas pertenecen a una cooperativa que se dedica a la pesca de camarón, jaiba, robalo, mojarra, jurel y bagre.
Y remata, antes de marcharse del lugar, que la noticia de las fosas clandestinas en Arbolillo ha afectado el comercio local. Ahora, convoyes de las Secretarías de Seguridad Pública (SSP), Marina, Naval y, recientemente, de la Guardia Nacional, patrullan la región.
De acuerdo con una entrevista realizada a otro alvaradeño (gentilicio de la región), lancheros de la costa veracruzana fueron reclutados por criminales desde 2014. Primero para el tráfico de drogas hasta llegar al trasiego de cadáveres.
“La gente mala se aprovecha de la falta de trabajo aquí en la zona y te agarra por hambre. Las órdenes principalmente eran transportar droga desde Mandinga, Alvarado y ya luego cuerpos desde Boca del Río”.
Alejandro (compañero de Martín) termina de alistar su red y finalmente enciende el motor de tres intentos. Conforme la embarcación rodea la zona de exhumaciones, el joven da una lección a los visitantes de cómo por vía marítima, cualquiera puede acercarse a la zona de fosas, aunque por tierra luzca impenetrable debido al resguardo policial.
El lugareño entrevistado desde el anonimato, relató que para llevar cadáveres desde el puerto de Veracruz hasta la orilla de la laguna era más sencillo de madrugada. Por agua, la complicidad del silencio y la inmensidad de los mantos acuíferos dan cobijo, y los elementos de la Secretaría de Marina no se dan abasto de patrullar la zona federal.
El alvaradeño agrega que la vía marítima, además de burlar retenes carreteros, es más corta. La trayectoria por tierra, partiendo del manglar de Arbolillo hasta el Puerto de Veracruz, es de 50 kilómetros. En cambio, por agua la distancia es de 30.
La teoría de esta vía marítima es respaldada por familiares del colectivo Solecito Veracruz y autoridades de la Fiscalía General del Estado (FGE).
“Por aquí orinas y crece un árbol. Si estas personas entraron con carros para enterrar a sus víctimas, también debieron cortar las ramas y chapear el pasto porque después de un rato las ramas no te dejan pasar”, cuenta un policía ministerial.
Ya de frente al manglar Punta Médano, a unos 80 metros donde madres y padres procesan restos humanos, Alejandro se disculpa y pide regresar. “No quiero que las aspas de la lancha vayan a chocar con el piso”, se excusa el pescador y se devuelve al muelle presionando el acelerador.
En los adentros de Arbolillo, a un kilómetro del muelle del pueblo, madres y padres de desaparecidos acumulan 500 restos óseos exhumados en tres meses de trabajo (de noviembre de 2019 a enero de 2020).
Sus tareas empíricas las realizan en un terreno arenoso, cuyo suelo contrasta con los follajes de árboles que crecen en la frontera con la laguna: un destino turístico que también ocultó crímenes a 70 centímetros de profundidad, durante años.
“Aquí la mayoría de la gente fue mutilada. Está difícil trabajar la zona porque mezclaron restos (de víctimas) en fosas. Es como armar un rompecabezas”, cuenta Gonzalo, un buscador del Colectivo Solecito que cierne la arena para encontrar huesos.
Pero este rompecabezas del que habla Gonzalo ya lo había tratado de resolver elementos de la Fiscalía de Veracruz. Se aproximaron en dos ocasiones, durante la administración de Jorge Winckler Ortiz, exfiscal general removido en septiembre de 2019 y que hoy es prófugo de la justicia. Él está acusado de desaparición forzada de personas y de tortura.
Las diligencias en este predio inexplicablemente fueron concluidas por las autoridades del Estado.
Lo anterior, podría tratarse de omisiones en las carpetas de investigación, confirmó Marcela Aguilera Landeta, encargada de despacho de la Dirección de Investigaciones Ministeriales, de la FGE.
“Arbolillo deja al desnudo la falta de profesionalismo de fiscales y actos de corrupción. Otra vez, donde Fiscalía dijo que no había más huesos nosotros encontramos cientos. Desaparecieron a los desaparecidos”, recrimina Lucía de los Ángeles Díaz Genao, fundadora del Solecito.
La aseveración de la madre de Luis Guillermo Lagunes Díaz (desaparecido desde 2013) tiene como sustento otros casos similares a lo largo de la entidad, documentados durante los gobiernos de Javier Duarte de Ochoa y Miguel Ángel Yunes Linares.
En abril de 2015, la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) encontró 5 cuerpos en el predio Colinas de Santa Fe y no volvió. Las madres del Solecito regresaron en agosto de 2016 y dieron -en tres años de trabajos- con 302 cráneos.
Para enero de 2017, la historia se repitió en Tihuatlán, al norte del estado. En el rancho La Gallera, personal de Jorge Winckler exhumó seis cadáveres decapitados y clausuró las diligencias.
Víctimas indirectas volvieron a ese lugar en marzo de ese mismo año y hallaron 22 fosas con cientos de restos óseos carbonizados, además de un horno atestado con cenizas donde presuntamente víctimas fueron incineradas.
El hallazgo de Arbolillo derivó de la desaparición de tres oficiales de la Secretaría de Marina-Armada de México. Según la dependencia, sus oficiales fueron secuestrados el 31 de enero de 2017, en el fraccionamiento Infonavit Buena Vista, puerto de Veracruz.
Para marzo de 2017, autoridades estatales exhumaron los cuerpos de 47 personas en Arbolillo. Según Héctor Ronzón García, encargado de despacho de la Dirección de Servicios Periciales, de esas víctimas fueron identificados nueve. Siete ya fueron entregados con sus familias. Hasta el momento, ninguna dependencia ha confirmado el hallazgo sin vida de los tres marinos en ese lugar.
Un año más tarde, el 6 de septiembre de 2018, el entonces fiscal Jorge Winckler, anunció el descubrimiento 32 nuevas fosas con hasta entonces 166 cráneos, que calificó como “un logro” de la institución. El entonces funcionario no dio la ubicación del cementerio clandestino, ni explicó por qué las familias fueron excluidas de la búsqueda.
Días más tarde, Lucía Díaz Genao, advirtió ante medios de comunicación que se trataba del mismo en Arbolillo.
La declaración de la activista enardeció al entonces gobernador, Miguel Ángel Yunes. “Es una mentira total de la señora que el hallazgo sea en Arbolillo, forma parte de todo este discurso de mentiras que constantemente trae y da a conocer para sentirse importante, ella opina una cosa y dice hasta los nombres de quienes están ahí prácticamente”, arremetió el exmandatario.
Aquella segunda búsqueda estuvo a cargo de autoridades federales. De acuerdo con la Dirección de servicios de periciales, se encontraron 190 cráneos. De éstos solo diez fueron identificados, y únicamente seis entregados con sus familiares.
El dos de julio de 2018, nueve madres del Solecito hicieron una solicitud escrita a la Fiscal Cuarta de la Unidad de Procuración de Justicia del XVII del distrito judicial de Veracruz. Pidieron que comisionara personal para que, junto a víctimas indirectas, buscaran restos humanos en Arbolillo.
La solicitud fue turnada con copia a María Isabel Hernández Cruz, entonces fiscal regional de la zona centro, Veracruz; y a los funcionarios a cargo entonces: Jorge Winckler, fiscal General del Estado; Juan José Niño Tejedor, director general de consolidación del Sistema de Justicia Penal y Derechos Humanos, de la Secretaría de Gobierno y a Roberto Cabrera Alfaro, comisionado Nacional de Búsqueda de Personas.
“Por esa razón Jorge Winckler se negó a dar el nombre del lugar (durante la conferencia). Eso fue hasta infantil, porque si pensaba que la gente no iba a escudriñar fue muy ingenuo. Ellos ya habían estado ahí, pero optaron por una acción indolente de abandonar ese lugar y después anunciarlo como un logro”, declaró Lucía Díaz.
En entrevista, Marcela Aguilera Landeta, directora de Investigaciones Ministeriales, calificó como una falta de interés en diligencias realizadas en Arbolillo, y en general, dijo “en el manejo de atender un tema tan delicado como el de las personas desaparecidas en Veracruz”.
–¿Estas presuntas omisiones de fiscales derivarán en carpetas de investigación?
–Así es. Se han iniciado carpetas de investigación, por la secrecía no podemos dar detalles, pero sí se han interpuesto (denuncias) en Fiscalía Anticorrupción, en general, por el manejo que le dieron al tema de desaparecidos, denuncias contra los anteriores, incluyendo este tema también”, respondió Aguilera Landeta.
Explicó que los trabajos en Arbolillo se reiniciaron en noviembre de 2019, por los comentarios de colectivos en el sentido de que no se habían hecho los trabajos de manera indicada por parte de la anterior administración de la Fiscalía. “Los colectivos pedían que se hiciera nuevamente la búsqueda y al realizarla nos damos cuenta que les asiste la razón”, agregó.
En tanto, Héctor Ronzón García, encargado de despacho de la Dirección de Servicios Periciales, reconoció que los 500 restos óseos encontrados, se han registrado en los mismos lugares que ya se habían trabajado previamente en dos veces.
“Las familias referían que no se habían manejado (las diligencias) con protocolos apegados a arqueología tradicional, suponían que la recuperación de restos no se había hecho de manera adecuada. Se han encontrado restos óseos, pequeños, quizá correspondientes a falanges”, dijo el encargado de despacho.
Ante referencias de familiares de que la zona de fosas se inundada en épocas de lluvia, a Ronzón García se le preguntó si estas condiciones pudieron interferir en el trabajo de sus antecesores.
“Sí es cierto, las características geográficas sí afectan en cierto sentido, pero al final, tomando la responsabilidad de cada quien al respecto de esos trabajos, correspondía de ellos decir que no era momento para poder hacer una correcta recuperación y reguardo de restos; yo recomendaría posponer hasta que en esa zona haya una baja de las aguas, sin embargo, quisieron hacerlo con esas condiciones y que sí dificultaban los trabajos”, respondió.
De acuerdo con oficiales, en las diligencias de Arbolillo (la tercera aún en curso) se han localizado 238 cráneos, 47 en la primera intervención; 190 en la segunda y uno más en la tercera; a ello se suman cientos de restos óseos. La desaparición más antigua de los cuerpos identificados es del 11 de julio de 2016 y la más reciente del 31 de enero de 2017.
El Colectivo Solecito ha encontrado los dos cementerios clandestinos más grandes de Veracruz: Colinas de Santa Fe y Arbolillo, que juntos suman 540 cadáveres. Ello, equivale al lleno total del avión Airbus A380, que llegó a ser considerado el más grande del mundo.
Lucía Díaz Genao pide, a nombre del Solecito, que las probables omisiones en Arbolillo sirvan como prueba para castigar a los responsables. “Hemos pedido al gobernador Cuitláhuac García sentar un precedente en estos casos tan lamentables”, consigna la activista.
Este trabajo fue publicado originalmente en e-consulta veracruz. Consulta aquí el original
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