25 agosto, 2022
Familiares de personas desaparecias en Veracruz, que cruzan barrancas, ingresan a pozos o arroyos para buscar a sus familiares, piden apoyo para comprar un dron y un equipo de rappel que les facilite la búsqueda en terrenos de difícil acceso. Venden aguas, paletas con los rostros de sus familiares y cooperan entre las que tienen un ingreso fijo, pero no han logrado reunir la cantidad necesaria
Texto: Isabel Briseño
Fotos: Cortesía Colectivo Dignidad y Justicia Veracruz
CIUDAD DE MÉXICO.- Otro de los retos a los que se enfrentan las familias de personas desaparecidas es la falta de herramientas y equipo de búsqueda. Así lo cuenta la señora Martha Alicia Miranda, quien busca a su hijo Javier de Jesús González Miranda desde hace dos años en Veracruz.
Javier fue secuestrado y posteriormente desaparecido junto a su amigo Daniel Hernádez el día 28 de julio del 2020 en el estado de Veracruz. Ambos radican en la Ciudad de México pero aquella mañana del día 28, fueron a vender una camioneta. El 30 de julio la familia de Javier entregó un rescate en el puerto. Los secuestradores prometieron dejarlo en libertad una hora más tarde pero eso no sucedió.
Desde entonces la señora Miranda ha hecho equipo con Sonia Hernádez, madre de Daniel. Ambas se unieron al Colectivo Dignidad y Justicia Veracruz que busca a alguna de las 7 mil 260 personas que permanecen desaparecidas en ese estado de acuerdo con cifras oficiales del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) con corte a agosto del 2022.
De enero del 2022 a la fecha ambas madres han participado en tres búsquedas en aquella entidad, la segunda con mayor número de jornadas de búsqueda en el país (278), solo después de Guerrero (281).
Las buscadoras son pocas. La mayoría son mujeres y los recursos que se generan son por ellas mismas. Venden botellas con agua, paletas con los rostros de sus familiares en la vía pública y cooperan entre las que tienen un ingreso fijo debido a su empleo, pero no es suficiente.
Las buscadoras necesitann un dron que les ayude en las bpusquedas y no tengan que arriesgarse en terrenos, pozos y barrancas. Es por eso que el dron que compren dependerá de la cantidad que logren reunir estas madres buscadoras. Consultando a un experto en dron que trabaja en la Comisión de Búsqueda, le explicó a Lidia que los drones tienen diferentes precios de acuerdo a las diversas características como lo son el alcance de vuelo, la definición de la cámara, velocidad, etcétera. Los costos oscilan entre los 20 mil y 80 mil pesos.
Hace aproximadamente 5 meses el colectivo al que pertenece la señora Martha Alicia realizó una búsqueda en la que dos integrantes de la Comisión Estatal recibieron decenas de piquetes de abejas negras al descender en cuerdas hacía un voladero.
El dron es una herramienta de búsqueda que les facilitaría el trabajo para que puedan llegar a puntos de difícil acceso.
“Desafortunadamente les tocó a ellos, pero pudimos haber sido cualquiera de nosotras”, lamenta la señora Miranda.
Las búsquedas se hacen entre la maleza, en lo baldío, en medio del peligro, señala. Donde siempre hacen falta las manos, donde las herramientas no alcanzan para las madres que dejan el aliento al buscar a sus corazones extraviados.
Las buscadoras señalan que los funcionarios de la Comisión Estatal de Búsqueda llevan su herramienta pero van limitados.
Todo el material que tiene el colectivo se ha comprado con recursos que ellas han generado. Mesas, bancos, varillas, palas, guantes, lonas entre otros.
“Las necesidades son muchas y los recursos pocos”, dice Lidia Lara, quien representa al colectivo Justicia y Dignidad Veracruz desde el año 2019. Ella busca a su hermano Ángel Gabriel Tobon Puentes, desaparecido el 6 de junio de 2017 en Boca del Río, Veracruz.
Las madres que integran el colectivo Verdad y Justicia Veracruz han reunido tan solo 3 mil pesos. Si deseas ayudarles a reunir más recursos que les ayuden a continuar con su búsqueda los datos bancarios son:
No. de tarjeta: 4152-3137-1571-0211
Banco: BBVA
A nombre de: Martha Alicia Miranda Franco.
Nunca me ha gustado que las historias felices se acaben por eso las preservo con mi cámara, y las historias dolorosas las registro para buscarles una respuesta.
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