17 septiembre, 2023
Samanta, ex trabajadora de la UAM, libra una batalla laboral y penal en contra del ex contralor; logra que su agresor sea vinculado a proceso en tanto la universidad establece “nuevas reglas” que parecieran proteger a los agresores
Texto y fotos: Isabel Briseño
CIUDAD DE MÉXICO.- “Estamos haciendo historia compañeras, las mujeres alzamos la voz y no nos vamos a detener hasta tener una sociedad en donde seamos libres”.
Samanta y al menos una decena más de mujeres ex trabajadoras de la Rectoría de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), que denunciaron en distintos momentos haber vivido hostigamiento sexual, acoso laboral y discriminación por parte de sus jefes y compañeros de trabajo, avanzan un paso más hacia la justicia.
Sam, como es mejor conocida, fue despedida y revictimizada por la institución en la que laboró. Ante la falta de acción por parte de las autoridades internas de la Universidad, Sam inició diversos procesos de justicia en varias instancias y dependencia, entre ellas, Conciliación y Arbitraje, y Fiscalía de delitos sexuales.
Ya sea afuera de las salas orales del Poder Judicial de la Ciudad de México o fuera de la Junta Federal de conciliación y arbitraje, integrantes del colectivo Libres y Combativas Mx, han acompañado a Sam para denunciar que su caso, no es un hecho aislado.
La lucha ha sido compartida y gracias a las exigencias de las feministas, se logró que José Enrique “N” fuera despedido de la UAM que lo sostuvo en su puesto a pesar de las denuncias de Samanta, quien fue despedida antes que su agresor.
“Las autoridades lo premiaron económicamente porque a él sí le dieron liquidación y a mí me corrieron sin nada”, señala Sam.
Hace dos semanas, Claudia Verónica Monroy, juez de Control, vinculó a proceso a José Enrique «N», ex contralor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien fue denunciado por Samanta por abuso sexual.
Personas involucradas en la investigación, han señalado que la juez no siguió los lineamientos de violencia de género, ni tomó en cuenta las denuncias del Ministerio Público, ni de la defensa de la víctima.
“La jueza casualmente es egresada de la UAM y casi, casi le pedía perdón a mi agresor por haberlo vinculado a proceso”.
En la audiencia, la jueza le impuso como medida cautelar no acercarse a la víctima y fijó un mes para el cierre de la investigación complementaria.
A pesar de la reciente lucha que feministas encabezaron en la UAM con el paro de todas las unidades como forma de visibilizar las agresiones sexuales dentro de la institución y exigir cambios, las autoridades sí hacen cambios pero en beneficio de los violentadores.
El pasado mes de marzo, el rector José Antonio De los Reyes Heredia, declaró en una entrevista de televisión, que con las políticas transversales erradicaría la violencia de género y que el Reglamento Orgánico que se modificó, ninguna persona con antecedentes de violencias o agresiones podría llegar a ningún puesto.
Sin embargo, la página 13, en su apartado “REFORMA RELACIONADA CON LA INCORPORACIÓN TRANSVERSAL DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO”, que en el párrafo tercero dice:
“Para evitar prohibiciones desproporcionadas y estigmatizaciones a personas con antecedentes por haber incurrido en violencia de género u otras violaciones graves a derechos humanos, se estableció la posibilidad de que participen en los procedimientos para integrar órganos colegiados académicos o para los nombramientos o designaciones de órganos personales e instancias de apoyo, si demuestran que cumplieron con la reparación del daño o con la reparación integral a las víctimas que les haya sido impuesta”.
Este cambio, más que abonar a la seguridad y tranquilidad de las mujeres que viven violencia por razones de género dentro de la UAM, pareciera ser el recurso perfecto para mantener dentro de la institución a los agresores.
“Todas pasamos en algún momento de nuestra vida por alguna situación de acoso o agresión sexual, hay una alternativa y no tenemos que seguir viviendo con miedo, podemos salir a luchar y defendernos. No tenemos por qué regalarles nuestro silencio”, de ahí la importancia de que más mujeres se animen a denunciar a pesar de las trabas que pueden encontrar durante el proceso, reflexiona Samanta.
Nunca me ha gustado que las historias felices se acaben por eso las preservo con mi cámara, y las historias dolorosas las registro para buscarles una respuesta.
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