El rodaje de la serie Mexica, de Amazon, en un Área Nacional Protegida de Xochimilco enfrentó a los pobladores de la comunidad de San Gregorio. La afectación al medio ambiente choca con el beneficio económico para algunos de sus pobladores. También con el beneplácito del gobierno local que dio los permisos para su rodaje. La productora asegura que destinará 9 millones de pesos para la remediación del daño
Texto y Fotos: Arturo Contreras Camero
Entre el tule de la ciénega de San Gregorio se escuchan unos graznidos roncos. En el agua una garza gris, recién llegada de un largo viaje migratorio, busca pescados. En el resto de la ciénega hay pelícanos que se agrupan para arrinconar a los peces y comer un bocado.
Del otro lado de la ciénega se alza una red de maderas y travesaños, andamios en los que unos trabajadores construyen una réplica de algo parecido a los adoratorios que coronaban el Templo Mayor de México Tenochtitlán. Es el set de grabación de Mexica, una miniserie que se transmitirá por la plataforma de streaming Prime Video, de Amazon, es producida por Diego Luna y Gael García Bernal y estará protagonizada por el actor español Javier Bardem.
La serie cuenta con el completo apoyo del gobierno de la ciudad. El pasado 14 de diciembre, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, recibió a Bardem junto con otros productores de la serie. Incluso, la Secretaría de Medio Ambiente no demoró en expedir todos los permisos necesarios para que se llevara a cabo la filmación, bajo una condición: que se integrara un plan de remediación ambiental.
De acuerdo con Stacy Perskie, uno de los socios fundadores de Redrum, la empresa Micro Diversa, dedicada a la recolección, estudio, preservación y cultivo de diversos organismos de importancia agrícola, ambiental, médica y farmacéutica, llevará a cabo el plan de remediación, servicio por el que cobrarán 9 millones de pesos.
Este remediación, según explica el doctor Sergio Trejo Estrada, biólogo especializado en Microbiología y asesor de Micro Diversa, incluye un plan de reforestación en la zona lacustre de la ciénega de San Gregorio que se podrá sostener sin grandes esfuerzos de mantenimiento futuro, una restauración sostenible.
La restauración que la empresa propone es un método innovador, que rompe con la visión del paisajismo urbano que es la que ha imperado en esfuerzos de revegetación en diversos lugares. Según el doctor Trejo, esta escuela implementa soluciones que necesitan de un cuidado especial como poda, riego y mantenimiento continuo después de aplicadas, por lo que suelen durar poco o marchitarse.
La estrategia de Micro Diversa está basada en desarrollar distintas asociaciones vegetales en la zona y ver cuál funciona mejor. Estas asociaciones vegetales son una selección de especies de helechos, pastos y árboles de diferentes nichos que, a través de su interacción vayan induciendo su propia propagación y que además tengan una función útil, que alimente y mejore el cuerpo de agua (de la ciénega).
La finalidad de estas asociaciones, que se instalarán a lo largo de dos kilómetros en la orilla de la ciénega, un antiguo vaso regulador de la zona chinampera, es que las sus aguas empiecen a oxigenarse, lo que afectará positivamente en toda la zona, aunque los efectos, asegura el doctor, no son instantáneos, sino que serán visibles a largo plazo.
Uno de los resultados esperados es el incremento de sombra en la zona lacustre de la ciénega, lo que facilitará el crecimiento de otras plantas. A su vez, la oxigenación del agua promoverá la aparición de fauna en las islas de vegetación y la mejora ambiental, según explica el doctor.
“Si tienes un sitio deforestado, el suelo se solariza. Pero si está forestado, el propio diseño vegetal, va a sobrevivir y va a captar más agua”, explica en entrevista telefónica.
Los planes de Micro Diversa son reforestar alrededor de 8.74 hectáreas en diferentes zonas de la ciénega. Esto equivale al área que usará la producción de la miniserie. También contemplan reforestar una franja perimetral en la orilla norte de la ciénega con unos 2 mil 58 metros de largo y 20 metros de ancho. El cuerpo de agua tiene un perímetro cercano a los 3 kilómetros.
Esta zona, donde actualmente se levantan réplicas de las monumentales pirámides de México Tenochtitlán, ha estado muy olvidada desde hace muchos años, como admiten otros ejidatarios. Para confirmarlo solo es necesario hacer una caminata por la zona. Del lado poniente de la ciénega hay una larga planicie llena de pastos secos y tierra agrietada. En una parte, montículos de escombros y piedras de concreto. Los restos de edificios caídos en el sismo de septiembre de 2017 completan el paisaje desolador. Nadie ha intentado cosechar nada en estas tierras desde hace mucho tiempo.
“Es árido porque no se ha manejado el suelo y no sé ha atendido. Es, como decirlo, casual la forestación que existe. Nuestra intervención va a ser para establecer masa arbórea y arbustiva que pueda expandirse para reforestar naturalmente la zona”, presume el doctor Trejo Estrada. “Que nosotros veamos, este es el primer esfuerzo de mucha zona de conclusión de la zona”.
Anteriormente se habían hecho esfuerzos de reforestar el lugar. Pero estos solo se centran en tules –no los árboles inmensos, sino un tipo de carrizos– y ahuejotes: unos árboles largos y espigados, nativos del lugar y que bordean las chinampas y los canales de Xochimilco. Como si no hubieran otras especies, recrimina el científico.
Sobre si la producción filmográfica representa una devastación de la zona, el biólogo dice que no conoce el programa de producción, pero asegura que es difícil suponer que algo pueda devastar una zona que desde hace mucho tiempo ha estado olvidada y que actualmente no tiene una función sistémica. “Sí tiene un potencial muy importante, pero un valor actual, nada”, sentencia.
Después, dan un espaldarazo a este tipo de iniciativas: “Si hay una intervención que deja una derrama económica y empleos en la zona, y cuya consecuencia será la restauración ecológica, entonces pareciera que debiera considerarse el desarrollo de más producciones, siempre y cuando estén reguladas por la autoridad, y garantizadas la protección, la restauración y mejora del ecosistema”.
Algunos pobladores de la zona creen que la grabación devastará el ecosistema de esta Área Natural Protegida. La reserva, llena de chinampas e invernaderos, es aprovechada por corredores matutinos y senderistas dominicales como un área de esparcimiento.
Sin embargo, para los titulares de las tierras ejidales la filmación representó una oportunidad que antes solo llegaba con el gobierno. “Aquí es muy común que los ejidatarios pidan apoyos del gobierno para llevar a cabo programas (de producción agrícola), pero solo se quedan con el dinero sin llevar a cabo los proyectos».
Alrededor de la zona donde se lleva a cabo el rodaje, es común ver restos secos de árboles que se asoman escuetos del suelo resquebrajado. También huertos desérticos, o invernaderos abandonados.
Algo parecido sucedió con la filmación. El consejo ejidal aceptó que se llevara a cabo la grabación a cambio de una contraprestación. La cantidad no queda clara. El comisario en turno evade la pregunta y otros ejidatarios dicen que son cosas que no se dicen, y que cada quién sabe cuánto le tocó.
A los que no les tocó la repartición dan cifras que pasan por los 900 mil pesos y llegan hasta los 20 millones, ninguna certera. “Ellos dicen que es menos (dinero) pero porque hay unos que se están guardando el dinero y le están dando menos a los demás”, acusa uno de los habitantes de la zona.
Esta empresa presenta un nuevo tipo de asociaciones entre científicos altamente especializados que crean pequeños grupos para ofrecer soluciones ambientales. “En el mundo civilizado, como en Países Bajos o incluso Chile, se están formando estas pequeñas empresas, porque no hay oferta en otras instituciones”, dice el doctor Trejo Estrada.
Aunque ese no es el único motivo. Pequeños grupos como el que forma Micro Diversa facilita la solución multidisciplinaria de problemas y la interacción entre diversos especialistas. Algo que en las grandes universidades o instituciones de investigación es más tardado por los procesos tramitológicos.
La empresa está formada solo un puñado de científicos con doctorados, que les permite tener una aproximación diferente a problemas ambientales. Actualmente la empresa está trabajando como apoyo en la restauración del parque Cuitláhuac en Iztapalapa, así como en el mejoramiento de suelos a través de procesos ecológicos en otras zonas de Xochimilco.
También han trabajado con empresas productoras de caña de azúcar, en la mejora de sus suelos. Con este proyecto están incursionando en la salud de cuerpos de agua.
“(Los clientes) creen en nosotros como una esperanza de futuro en vez de una comprobación de pasado. El lenguaje de la nueva administración (local) es muy letrado científicamente. Hemos probado que podemos aventurarnos en retos grandes”, acepta el biólogo.
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