24 diciembre, 2022
Por primera vez una mujer es secretaria general de la sección 22 de la CNTE en Oaxaca, la maestra Yenny Pérez ganó la elección y ahora encabeza la lucha magisterial desde una sección caracterizada por ser de las más combativas de la CNTE. En entrevista, la maestra habla del impulso que busca dar al movimiento para afianzar el proyecto educativo PTEO y los derechos laborales
Texto: Daliri Oropeza Alvarez
Fotos: Cortesía Yenny Pérez
CIUDAD DE MÉXICO. – Yenny Aracely Pérez Martínez es maestra de educación indígena en nivel primaria. Da clases en su lengua ëyuujk en una escuela multigrado donde solo hay dos maestras, ella imparte de cuarto a sexto grado. Participa en el movimiento magisterial democrático. Yenny encontró en su vocación docente un modo de cambiar las cosas y despertar conciencias. Entregada a su labor, no dejó de dar clases en la pandemia.
En este camino, por primera vez, en más de 42 años de existencia de la CNTE y de la sección 22 de Oaxaca, llega una mujer al encargo de secretaria general, el puesto de coordinación más importante para el magisterio democrático. Yenny pasa de dar clases en el pueblo de San José Konnixypy, Tamazulápam del Espíritu Santo Mixe, a encabezar la sección 22, caracterizada por ser de las más combativas de la CNTE.
El encargo que ahora tiene, asegura, está lleno de compromiso con los docentes, pero sobre todo con la educación en los pueblos y comunidades más marginadas de Oaxaca. En la pandemia, asegura que “buscamos esa posibilidad de no abandonar la educación”. En entrevista con Pie de Página la maestra Yenny, a quien le ha tocado vivir y ver las carencias en los pueblos mixes, más en la pandemia, cuenta como desde e, magisterio buscaron realizar acompañamientos pedagógicos personalizados.
Para ella, el movimiento magisterial es importante para garantizar el derecho a la educación, pero también para garantizar los derechos laborales de docentes que participant en este. Desde joven ella es active en el movimiento, y le tocó vivir la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) cuando tenía 19 años. Fue encarcelada de manera injusta. Ella considera que esta etapa de su vida fue definitoria para entender que su deber está en la educación, al lado de los pueblos, a lado de la lucha magisterial y popular.
“Al trabajar en comunidades sé de las carencias, pero también sé de la riqueza que podemos aportar”, asegura la maestra Yenny Pérez. Para ella es esencial continuar con las exigencias históricas de la CNTE y con el referente pedagógico que utilizan en Oaxaca, conocido como el Plan para la Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO). Y afirma que si llegó a este encargo, fue por el apoyo de las bases.
–¿Cómo fue el proceso de elección de secretaria general?
–El proceso no fue nada sencillo. El décimo segundo precongreso de la Sección 22, que fue el más largo de toda la historia. Durante siete días tuvimos un intenso precongreso que culminó hasta el 27 de noviembre y, claro, no fue un proceso sencillo. Desde las partes que tenían planeadas desde la delegacional, la sectorial, la regional y llegar hasta la estatal por supuesto no fue nada sencillo.
Mi nombre no figuraba dentro de estas bases y fue todo un reto avanzar, pasar a las siguientes fases de la elección, teniendo el respaldo de las bases y no formando como parte de ciertas expresiones dentro de la sección.
–Y así, de manera colectiva eligieron a la primera mujer maestra en el encargo de secretaria general de la sección 22…
–Así es. Después de más de 42 años, una mujer arriva a este cargo, con una gran responsabilidad, por supuesto. Las mujeres hemos estado en la batalla, siempre hemos estado en la lucha. Con nuestro sudor y nuestra sangre incluso.
Hasta este momento se nos da la oportunidad para estar frente a esta sección, que es una de las más grandes de América Latina.
Ahora me toca la responsabilidad de reivindicar a nuestro nivel educativo (Educación Indígena), porque es uno de los niveles que siempre ha estado en la lucha. Siempre ha estado en los movimientos. Si bien el anterior dirigente era también de este nivel y yo también soy de este nivel, ahora me toca a mí organizar, reivindicar al movimiento también, orgullosa de mi nivel. No he tenido la intención de cambiarlo.
Desde nuestro nivel educativo, conocemos las carencias de las comunidades, de las escuelas, de las familias y esto nos permite tener un panorama más amplio de la educación, de la forma de vida de los pueblos y desde esta experiencia y conocimiento, se trata de enfocar este nuevo rumbo hacia la contextualización de la educación, las actividades y las problemáticas de las escuelas. Desde las realidades de nuestros compañeros, de nuestras compañeras (maestras). En este nivel educativo somos los que estamos en las comunidades más marginadas de nuestro estado.
–¿Cómo ha sido tu transitar como docente?
–He trabajado en escuelas primarias, en preescolares, de organización completa y en escuelas multigrado. La última escuela donde estaba hasta hace unas semanas era una escuela multigrado donde me encontraba frente a un grupo de cuarto, quinto y sexto de primaria, además a cargo de la dirección, porque solo éramos dos profesoras a cargo de toda la escuela.
Durante mi trabajo he recorrido seis comunidades, donde las comunidades hablan mixe, pero las variantes de la lengua mixe son distintas por comunidad. Ha sido un reto el hecho de trabajar en comunidadesdonde se hablan variantes distintas a la mía para desarrollar una educación bilingüe dentro y fuera del aula.
–¿De qué manera te diste cuenta en este transitar como docente, de la importancia de hablar la lengua y de transmitirla?
– En mi caso, el uso del mixe era restringido en mi familia. Eso era por parte de mi papá. Él trabajo un tiempo de promotor cultural bilingüe y en ese entonces él tenía esta idea –no era de él, era del Estado– que el castellano, el español, era mucho más importante que las lenguas originarias y eso de cierta manera influyó en mi familia.
Esta resistencia, el hecho de hablar el mixe, desde ese momento me daba cuenta que era parte de mi identidad, como Tamazulapeña. Desde la infancia hasta la adolescencia jamás perdí ese sentimiento de identidad y mucho menos ya una vez en el magisterio. De hecho esta identidad se reforzó y claro, una vez que estudié el posgrado en lingüística, mucho más.
Esta identidad lingüística seré reforzó no solo de manera personal, sino también en mi familia. Ahora con esta seguridad puedo decir que con mi familia hablamos más en mixe que en español incluso con mi padre que era el que tenía esa resistencia de valorar nuestra lengua.
Con el posgrado, con el colectivo de que también he formado con compañeras y colegas de la comunidad, eso también me ha permitido reforzar y valorar nuestra lengua mixe, no solo en la familia, sino en el pueblo. Considero que conservar las lenguas, no solo en mixe, sino todas las lenguas originarias, es importante porque a través de ellas se expresan vivencias, conocimientos, emociones, que pierden el sentido al traducirlas en español.
Ahí considero la gran importancia de la transmisión intergeneracional de las lenguas porque a través de estas lenguas se vive y se comprende la vida de una manera distinta, en el modo de cada cultura, cada lengua es distinta entonces ahí está la riqueza cultural de la diversidad.
– ¿Has logrado que los alumnos y alumnas también disfruten más hablar en mixe?
–Eso ha sido un reto, porque finalmente las políticas del Estado han influido de tal manera, en específico hacia los tutores, las mamás, los papás, para que exista cierta negación de transmisión de la lengua. Sin embargo, al llegar a la escuela y ver ese valor que al menos de mi persona expreso en lengua, se la he transmitido a mis pequeños y ha sido gratificante el hecho de que ellos sigan esta valoración de la lengua, el hecho de que la puedan hablar, el hecho de que la puedan escribir, por supuesto es gratificante.
–¿Cómo fue dar clases en la pandemia en tu pueblo?
–Fue un gran reto. La pandemia reflejó la desigualdad económica y social de las comunidades marginadas, donde no hay señal de televisión, radio, internet. Y aún cuando algunos lo tienen, no está accesible para todos, en especial los niños y las niñas. Esto limitó la comunicación con las mamás, con los papás, con las niñas, con los niños, con las autoridades. A pesar de ello, nosotras buscamos esa posibilidad de no abandonar la educación pues es un derecho para las niñas y los niños.
Buscamos la forma a través de consensos, con los tutores, con las autoridades, entre nosotros los docentes, buscamos esa forma de tal manera que pudiéramos realizar acompañamientos pedagógicos personalizados. cuidando todos los protocolos de sanidad. La pandemia llegó a las comunidades y arrasó con varias vidas, por ejemplo en mi municipio.
Ese acompañamiento pedagógico, de ciertos días específicos, de cierto grupo de alumnos, nos permitió esa atención personalizada, llevábamos materiales de apoyo, cuadernillos específicos. Al ser personalizada nos permitía resolver ciertos cuestionamientos, dudas problemas, no solo en el ámbito educativo, sino también en el social.
Fue un gran reto pero no se descobijó al alumnado, al contrario, se buscó la forma de estar ahí, de estar cerca de ellos, y de seguir pregonando la educación.
–¿Por qué participas en la lucha magisterial democrática?
– Desde mi ingreso formal al magisterio he participado con la base magisterial acudiendo al llamado de las movilizaciones estatales y nacionales. Considero que a través de la lucha defiendo la educación pública para las niñas, los niños, adolescentes, jóvenes y además, defiendo los derechos laborales de las maestras y los maestros que integramos este movimiento.
Incluso este movimiento cobija a los demás movimientos sociales que existen no solo en nuestro estado sino a nivel país. Tengo la esperanza de que este movimiento pueda tener una organización auténticamente democrática que respete las demandas históricas de aquellos que han dado su vida en esta lucha.
–¿Qué aprendizajes destacas de tu participación en la lucha magisterial, te tocó la APPO qué aprendizajes destacas de esta experiencia?
–La APPO fue crucial para percatarme de las injusticias sociales que se vivían y se viven en Oaxaca hasta el día de hoy, yo era muy joven y desconocía las injusticias, la represión de los gobiernos a los luchadores sociales.
En esa etapa conocí gente que tenía toda una vida luchando por la igualdad social, de quienes aprendí bastante, por supuesto. Conocí a compañeras y compañeros que como yo, comenzábamos a adentrarnos al movimiento y quienes, actualmente, no claudicamos y seguimos en pie de lucha.
Durante la APPO sufrí encarcelamiento injusto por parte del Estado. Fue un proceso muy complicado para mí y mi familia. El encarcelamiento fue con delitos prefabricados, me privaron de mi libertad sin haber cometido ningún delito, cuando apenas tenía yo 19 años.
Nos afectó directamente por casi dos meses que estuve en el cerezo de Miahuatlàn y en el de Tepic Nayarit, viviendo en la incertidumbre de lo que sería mi vida, porque dentro de este encarcelamiento, sufrí violencia física y psicológica.
Fue complicado porque para entonces yo era muy joven. Para mi familia fue difícil el hecho de exigir justicia por la liberación. Ese es otro aprendizaje porque el movimiento magisterial y el movimiento popular fueron indispensables para la liberación de todos los compañeros y compañeras. Y eso creo que es algo que llevo todavía muy adentro de mí porque es la capacidad, es el esfuerzo del movimiento que puede tener este resultado de exigir la justicia y lograrla.
En este caso, de manera personal, fue crucial el movimiento acompañando los procesos legales para mi liberación. Esta etapa fue decisiva en mi persona porque para ese momento pude entender que mi deber estaba en la educación y al lado de los pueblos, al lado de la de la lucha magisterial y popular.
El tiempo es relativo, finalmente la injusticia en la que vivimos en la cárcel nos marca porque estamos en un país en el que nuestros ideales no coinciden con los del Estado, por eso ellos aplican la fuerza. Y en ese entonces aplicaron la fuerza. Nos detuvieron por tratar de callarnos. Sin embargo más que callarnos, al contrario, salimos más fortalecidos y aquí seguimos con la frente en alto.
– ¿Cuál es el horizonte que ves para la sección 22 de la CNTE en Oaxaca? La sección ha sido criticada por su cercanía al gobierno…
–Estamos en una etapa crucial, le digo a mis compañeros, estamos en esta labor de organización y redignificación del movimiento magisterial después de una pandemia que nos vino afectar por casi tres años y una dirigencia en la cual se descuidó a las bases.
A nosotros nos toca esta labor y esa responsabilidad de reorganización y estoy segura que vamos a lograr esta reivindicación del movimiento porque tenemos el respaldo de la base magisterial. La Sección 22 se caracteriza por estar unida en los momentos más críticos y luchar por los derechos de la educación, del magisterio y del pueblo.
Nos toca esta labor fuerte pero que asumimos con responsabilidad. De manera personal, asumo esa responsabilidad y la asumo de tal manera que es un servicio en el cual voy a servir y no servirme. Lo digo y lo repito. Lo diré para todos los que quieran escuchar mi palabra.
–¿De qué manera es vigente el PTEO en este horizonte?
–Es el referente curricular de una educación alternativa porque recupera los saberes populares y comunitarios, la lengua la cosmovisión de los pueblos originarios de un Estado pluricultural como Oaxaca.
Nosotros en este planteamiento vamos a seguir exigiendo el reconocimiento y la inclusión del PTEO en la Ley Estatal de Educación, porque estamos velando por una educación al servicio del pueblo. Ese es el principio de la sección 22, y el PTEO ese es el referente curricular para llegar a una educación adecuada a los pueblos. Más que vigencia, es este reconocimiento que estamos exigiendo.
Desde hace más de tres décadas, hay esfuerzos de una educación alternativa a través del movimiento pedagógico. Este movimiento pedagógico fue un referente para la construcción y consolidación del PTEO, porque finalmente conocemos nuestro contexto como pueblos y al final, a pesar de que están esos planes y programas oficiales, dentro de los colectivos escolares y en general en el Estado de Oaxaca el PTEO es el referente curricular con el cual se está trabajando
–¿Cuál es la mayor satisfacción que a usted le da ser maestra de educación indígena?
–Saber que formo parte de un proceso educativo que despierta conciencias, que cuestiona, que propone desde una realidad inmediata es algo que me llena de orgullo.
Al trabajar en comunidades sé de las carencias, pero también se de la riqueza que podemos aportar.
Y el hecho de ver a las niñas y a los niños en las escuelas, la manera que son felices al estar en un segundo hogar, donde no solo se trata de aprender o de obedecer, sino de cuestionarse, de generar ideas, de generar propuestas.
El ser maestro no es sólo pararse llegar a la escuela y dar clase, estar frente a grupos, sino es todo este trabajo que hay detrás de esta relación que hay con todos los agentes educativos, con las autoridades, las familias, que me permite que yo me sienta cercana a la comunidad y que ellos también se sienten cercanos a mí. Creo que la mayor satisfacción es esa, es estar con el pueblo, ser parte de un pueblo y estar de parte del pueblo, y al final pregonar por esta educación que sea desde el pueblo. Agradezco mucho el espacio, tengan la certeza de que su servidora está aquí, no por intereses personales, sino por el movimiento, por la confianza que ha depositado la base de magisterial hacia mi persona.
Botas llenas de Tierra. Tejedora de relatos. Narro sublevaciones, grietas, sanaciones, Pueblos. #CaminamosPreguntando De oficio, periodista. Maestra en Comunicación y cambio social. #Edición #Crónica #Foto #Investigación
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