12 septiembre, 2020
Capacitar y dotar de herramientas a las capas más desfavorecidas de nuestro país para que puedan expresarse y contar sus propios sueños y experiencias de vida es casi utópico. Ese es el génesis de la nueva Escuela de Cine Comunitario y Fotografía Pohualizcalli.
“El cine, una vía para explorar la falla”
Lucrecia Martel. Cineasta
@ErnestoRamirez_
Hace dos años, en la clase magistral que ofreció la cineasta argentina Lucrecia Martel en la apertura del FICUNAM, sentenciaba: “El cine está en manos de gente blanca o casi blanca o que se cree blanca, de clase media alta. Es parte de la pobreza de lo que ofrece el cine. Una mirada homogénea de la realidad”. De esta forma, la también guionista alertaba sobre la necesidad de que las historias marginales fueran contadas por sus propios protagonistas.
Capacitar y dotar de herramientas a las capas más desfavorecidas de nuestro país para que puedan expresarse y contar sus propios sueños y experiencias de vida es casi utópico. Hay proyectos –contados- que a lo largo del cine social lo han hecho. El más emblemático, quizá, es la Escuela Documental de Santa Fe que fundó Fernando Birri (Santa Fe, Argentina, 1925-2017), considerado padre del Nuevo Cine Latinoamericano.
Contar lo marginal siempre ha molestado a las buenas conciencias. Basta recordar el malestar que levantó en nuestro país “Los olvidados”, filme de Luis Buñuel que narraba la historia –por demás trágica y sin final feliz- de un menor de edad en una zona marginada de Ciudad de México a principios de los años cincuenta del siglo pasado.
Todos estos ingredientes -atomizados y traídos a la actualidad- son la génesis de la nueva Escuela de Cine Comunitario y Fotografía Pohualizcalli, que la alcaldía de Iztapalapa en Ciudad de México ha inaugurado recientemente. El recinto está ubicado en la colonia Reforma Política, dentro del centro cultural, deportivo y social Utopía Papalotl; esta “casa de las historias” será, entonces, una utopía dentro de la Utopía.
Para la alcaldesa Clara Brugada, la finalidad principal de este proyecto educativo es crear cine comunitario con una mirada desde la periferia; es decir, estará más alejada de la industria y más cercana a sus habitantes y sus historias; “que sea una experiencia maravillosa, que nos haga viajar”.
Y quien está al frente de este navío, para emprender el viaje, es el fotoperiodista y promotor cultural Jesús Villaseca. Él, junto con un grupo entusiasta de colaboradores, han iniciado esta semana 24 talles de cine y fotografía de forma gratuita ,y a distancia, debido a las medidas sanitarias que prevalecen en la capital del país. Entre los talleres que se imparten están: Fotografía básica (Luz Elena Pérez y Jesús Villaseca), Fotoperiodismo (Ernesto Ramírez), Fotografía Artística (Javier Lira), Edición Fotográfica (Fernando Villa del Ángel), fotografía digital (Miguel Tovar), Cine para niños (Aiko Alonso), Historia del cine mexicano (Jorge Caballero), Cine comunitario (Melissa Elizondo), Cine Documental (Alberto Arnaut), Narrativas cinematográficas (Juan Manuel Badillo), Apreciación cinematográfica (Sergio Huidobro), Cinematografía (Jorge Linares), Sonido cinematográfico (Eloísa Diez), De la realidad al papel (Sara Escobar), entre otros.
El navío ya partió y la utopía está en el horizonte. Y como bien decía Fernando Birri, “si camino dos pasos, dos pasos se me aleja. Si cien pasos camino, se me aleja cien pasos. ¿Para qué sirve entonces la utopía? Para seguir, seguir caminando”.
*En náhuatl, Casa de las historias.
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