1 abril, 2024
Las protestas se unieron a las demandas de cese al fuego y un acuerdo de paz en la Franja de Gaza, y además exigieron la renuncia del primer ministro israelí y que se convoquen elecciones anticipadas
Texto: Redacción
Foto: Ahmad Gharabli / AFP
CIUDAD DE MÉXICO. – Este 31 de marzo miles de personas protestaron en Jerusalén para exigir la renuncia del primer ministro israelí Bejamín Netanyahu.
La demanda central de las protestas es la renuncia de Netanyahu y que el gobierno convoque a elecciones anticipadas para elegir a un nuevo primer ministro.
El motivo de las protestas es por el manejo que el Estado de Israel ha hecho en las agresiones a la Franja de Gaza, donde más de 31 mil palestinos han sido asesinados por el ejército israelí, la mayoría mujeres y niños.
De hecho, en las manifestaciones participaron familiares de los 130 rehenes que el grupo político militar Hamas mantiene cautivos desde el 7 de octubre, cuando atacaron Israel.
«Si no puede traerlos de vuelta, dé un paso al lado, váyase. Necesitamos a alguien en su lugar que sí pueda hacerlo», afirmó durante la protesta la hija de Hanna Katzir, una de las rehenes liberadas por Hamas. El testimonio lo recuperó la DW.
De acuerdo con el Comité Electoral Central de Israel, las próximas elecciones para renovar al primer ministro están programadas para el 27 de octubre de 2026.
En una rueda de prensa, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó que la exigencia de elecciones anticipadas paralizarán a Israel durante los próximos meses, y «Hamás sería el que más acogería con agrado esto».
«Los llamados a elecciones realizados cuando sigue la guerra, y justo antes de la victoria, paralizarán al Estado de Israel durante al menos 6 meses, incluso 8 meses en mi opinión».
Por lo tanto, Netanyahu rechazó la petición de los manifestantes, quienes además criticaron su ambigüedad en la firma de un tratado de paz que contemple la liberación de los presos palestinos en las cárceles israelís para intercambiarlos por los rehenes que tomó Hamas el 7 de octubre.
Sobre esto, el primer ministro de Israel afirmó:
«Quien diga que no hice todo lo posible para hacer volver a las personas secuestradas, está equivocado y miente. Aquellos que saben la verdad y todavía repiten, causan angustia innecesaria a las familias de los secuestrados. La verdad es que Hamás se hace más duro mientras Israel está estirando su posición».
Pese a esta postura, Netanyahu también adelantó que el avance de las tropas israelís hacía Rafah continuará, esto, aunque meses atrás se había acordado que este lugar sería un lugar seguro para los casi 1.5 millones de palestinos desplazados por los bombardeos israelís que han destruido escuelas, hospitales y universidades.
«No hay victoria sin entrar en Rafah, y no hay victoria sin eliminar allí a los batallones de Hamás», dijo Netanyahu.
Durante las protestas, ciudadanos israelís afirmaron que a Benjamín Netanyahu «no le importan ni los soldados ni los rehenes, solo sus intereses políticos».
Desde 2019 la ciudadanía israelí exige la destitución de Netanyahu debido a acusaciones de corrupción. Desde ese año, Israel ha tenido 5 procesos electorales, que tras una serie de alianzas ha mantenido a Netanyahu como primer ministro, reelecto en 2022.
El punto central de las protestas surge a raíz del anuncio de una reforma judicial que propone que los jueces del Poder Judical sean electos por el Poder Legislativo, quien además podrá anular los fallos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Esta reforma, en realidad, blindaba a Netanyahu de las acusaciones en su contra, y para impulsarla, montó una alianza con la ultraortodoxia sionista y la extrema derecha israelí, concretamente con los partidos: Poder Judío, Noam, Sionismo Religioso, Judaísmo Unido de la Torá y Shas.
Entre los personajes clave de la ultraderecha que actualmente ocupan cargos en el gobierno de Israel están: Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas, e Itamar Ben-Gvir, ministro de seguridad.
Muchos de estos grupos son de corte sionista, particularmente mizrajíes, quienes son judíos ortodoxos a favor del expansionismo colonial de Israel, la ocupación y anexión de los territorios de Palestina y Cisjordania, y el desconocimiento de los acuerdos de Oslo que delimitaron los territorios de Israel, Palestina y Cisjordania en el siglo XX.
El ascenso de la ultraderecha confrontó al gobierno con su población, quienes protagonizaron arduas protestas a inicios de este año debido a la Reforma Judicial, y además provocó escisiones en sus fuerzas armadas.
En enero de este año, el Tribunal Supremo de Israel echó abajo la reforma de Netanyahu, esto, a pesar del acuerdo de un gobierno de emergencia nacional avalado por la mayoría las fuerzas políticas para soportar el genocidio en Palestina.
Ahora, con un ejército desgastado, un apoyo ambivalente por parte de los Estados Unidos, una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU exigiendo el cese al fuego y un juicio en la Corte Internacional de Justicia que investiga el genocidio, las protestas contra Netanyahu podrían acentuar las contradicciones en Israel y, con esto, generar dos escenario: la intensificación de la masacre, o al fin un cese al fuego.
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