En honor a Gonzalo Halffter, ¡transformemos el país!

14 marzo, 2022

Quizá el legado más importante que nos dejó Gonzalo Halffter es su compromiso con el país, su implacable decencia y generosidad, su optimismo y su capacidad de trabajo y de esperanza. Necesitamos mantener viva esa herencia

Twitter: @eugeniofv

Hace un par de días murió Gonzalo Halffter, y con ello el país perdió a un biólogo de primer nivel, a un innovador de políticas públicas y a un ser humano ejemplar. Ahora nos toca a todos los que compartimos su compromiso con la justicia social, con la salud del planeta y con la belleza del mundo honrar su legado luchando por un México mejor, y eso implica defender la ciencia, maravillarnos ante la naturaleza y trabajar con los pies en la tierra por frenar la depredación y salvar nuestros bosques y selvas, nuestros ríos y mares y nuestra historia misma.

Haffter fue ante todo un biólogo, y como tal fue alguien maravillado con todo lo bello que pueden provocar el azar y la convivencia de las especies entre sí y con el mundo. Quizá esa enorme capacidad de asombro le venía de familia, de una casa llena de músicos, entre ellos su padre, Rodolfo, uno de los máximos representantes musicales de la Generación del 27 española; su tío Ernesto “muy reaccionario”, como el sobrino lo describía, pero también un compositor de enorme talento, y un primo que se ha ganado un lugar entre los grandes compositores españoles, el maestro Cristóbal Halffter.

Hombre de una enorme generosidad, a Halffter no le bastó nunca con poder maravillarse ante las cosas: quiso hacer que todo el mundo pudiera maravillarse con él, y por eso siempre que pudo impulsó espacios para la difusión de la ciencia. En 1974, por ejemplo, asumió la dirección del Museo de Historia Natural de Chapultepec, en la Ciudad de México. A la fecha en el Museo le agradecen el fortalecimiento de su colección de insectos y las enormes aportaciones que hizo para darle relevancia y hacerla accesible. Gran creador de instituciones, en esa misma época Halffter creó el Instituto de Ecología, del que fue su director en un inicio y su figura más prominente hasta su muerte.  

Sabedor de que la naturaleza que tanto amaba estaba bajo amenazas cada vez peores, se dio a la tarea de protegerla, pero Halffter sabía también que en México —y hoy sabemos que en casi todo el mundo— la biodiversidad no está separada de la humanidad: la una conviva con la otra en muchos lugares. La salida que propuso el biólogo fue una innovación de talla mundial: la creación de las Reservas del Hombre y la Biósfera, una forma nueva de conservación que integraba e integra a las comunidades locales y que las hace una parte fundamental de los esfuerzos de las áreas naturales protegidas. Gracias a su visión y a su enorme capacidad para construir alianzas, detectar oportunidades y aprovecharlas para dar solidez a los proyectos que emprendía y que acompañaba hasta que maduraran en México la conservación está muy lejos de los patrones de opresión que se detectan en otras latitudes. 

Hace dos años conversó en la presentación de Parques revolucionarios sobre las lecciones aprendidas y heredadas en su momento, y él detectaba dos: la primera, que la decencia humana es fundamental, y ésa le parecía una de las lecciones principales del cardenismo como periodo pero, sobre todo, como escuela y como mística; la segunda, que en todas partes hay oportunidades para dar pasos hacia adelante, y que hay que saber aprovecharlas. 

Quizá esa sea el legado más importante que nos dejó: su compromiso con el país, su implacable decencia y generosidad, su optimismo y su capacidad de trabajo y de esperanza. Hoy más que nunca necesitamos mantener viva esa herencia. Hacerlo es trabajar en defensa de las áreas naturales protegidas, pero también innovar en esa defensa para responder a nuevos retos y nuevas circunstancias; conservar la naturaleza, pero también transformar al país que la alberga, para hacerlo más justo, más responsable y más dispuesto a apreciar lo que lo envuelve en lugar de destruirlo. 

Hoy en día, conservar el legado de Halffter es, precisamente, emprender una transformación de fondo, con menos números y símbolos y los pies más anclados en la tierra y el territorio. 

Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.