Los migrantes indocumentados que enferman en Estados Unidos están a su suerte. El sistema de salud es tan obsoleto, inasequible, y ha sido diseñado de tal modo, que excluye por completo a los trabajadores indocumentados
Texto y fotos: Kau Sirenio
La activista Magali Licolli lo dice directamente, sin tapujos: el sistema de salud de los Estados Unidos es obsoleto, inasequible y caro. Y “los migrantes indocumentados sufren tres veces más: por ser migrantes, por no contar con seguro médico y la falta de un salario justo que les permita contratar a la seguranza de un carnet médico; porque si no los tienen, los hospitales simplemente nos los atienden. En este país racista no se respetan los derechos humanos”. Así lo expresa en entrevista telefónica.
La activista trabajó en una clínica comunitaria en el Noroeste de Arkansas, donde apoyaba a jornaleros migrantes que llegaban a pedir medicamentos o atención médica. Después fundó la organización Venceremos espacio que le permite hacer trabajo comunitario con jornaleros avícolas.
“Sé del problema de salud de Estados Unidos porque trabajé en una clínica comunitaria, donde ayudaban a los migrantes mexicanos para su atención médica, porque no tenían para pagar la hospitalización. Muchos indocumentados se quedaron fuera de servicio médico, porque el requisito del programa que implementó el gobierno no les ayudó en nada”, expone Licolli.
Nacida en León, Guanajuato, Magali Licolli habla en entrevista con Pie de Página sobre la crisis que padecen los miles de migrantes latinos que se encuentran en Estados Unidos. Con cinco años de experiencia en clínica comunitaria la mexicana pone el dedo en la llaga.
“Cuando hablé con los trabajadores de las polleras, supe lo que es vivir sin derecho a la salud. Esto me rompió el corazón. Muchos jornaleros avícolas no tienen acceso a un médico. Los migrantes de nuestra comunidad tienen necesidad urgente de recibir atención médica. Porque quedaron heridos de por vida en las polleras. Tienen dañados los pulmones por haber estado expuestos a accidentes químicos de los cuales la compañía no se hizo responsable” expone.
Agrega: “Los obreros ni siquiera pudieron trabajar, salieron por cuenta propia porque ya no pudieron seguir en el trabajo, se quedaron sin seguro que le proveía las polleras el Tyson, George’s, Cargill y Walmart”.
Ahora los migrantes de bajos recursos tendrán que cargar con la pandemia. El acuerdo que firmó Barak Obama en 2013 –que en teoría garantizaba a toda persona el acceso de servicio médico– dejó afuera a los migrantes.
El proyecto del expresidente tenía muchas limitaciones en sus apartados. El principal, que se daría atención médica “siempre y cuando los usuarios adquirieran compromiso con la compañía de seguranza. Dejaron fuera a los indocumentados al impulsar las cuotas y el ingreso salarial, esto no alcanzaba para recibir una atención médica, cuando alguien se enferme y va al hospital, lo primero que te piden es el seguro médico. Es realmente una crisis ya que es algo imposible obtenerlo”.
En la administración de Barak Obama, se establecieron reglas y guías para acceder al servicio médico: “Organizaron a la población en pobres, clase media, y el ingreso por familia. Con este parámetro se les iba a dar a todos el Obamacare, el cual consistía en que el gobierno pagaría el seguro médico. En pocas palabras la salud en mano de compañías privadas” dice Magali.
Sin embargo, los habitantes de los estados pobres no alcanzaron a juntar el mínimo que se le pedía para poder acceder a la ayuda del gobierno federal. “Para resolver este problema, los gobernadores, en su mayoría demócratas, impulsaron medicare estatal, por lo que había dos tipos de enfermos, los enfermos ricos con medicare federal y los pobres con medicare estatal” narra la guanajuatense.
Lo cuestionable del sistema de salud de los Estados Unidos, es que si los migrantes no presentan su seguro médico al presentar su declaración de impuestos se les multa. “Las constantes violaciones a los derechos humanos de los indocumentados era la multa que pagaban cada año por no poder comprar el seguro medicare”.
Agrega: “Las familias pobres que alcanzaron entrar al medicare estatal por los gobernadores demócratas volvieron a quedar fuera de servicio de salud cuando ganaron los republicanos y Donald Trump. Este pequeño avance se interrumpió de nuevo y otra vez a mendigar la atención médica”.
En la entrevista Magali Licolli habla también de cómo se organizan en medio de la pandemia:
“Nos organizamos por vía telefónica, WhatsApp o Facebook. Hay que aprovechar estos medios, antes de que llegará el covid-19, habíamos denunciado el uso de químicos en todas las plantas de pollos. No hay medidas sanitarias y afecta a los trabajadores. Unos tienen problemas respiratorios, padecen de asma, entre otros padecimientos”.
Licolli agrega: “La semana pasada Tyson anunció que le iba a regalar 500 dólares a cada trabajador, como bonos de gracia y reconocimiento al esfuerzo de cada uno de ellos. En total fueron 13 millones de dólares. Pero no incluyó el costo de las consultas y propuso cinco días de descanso por el covid-19”.
Egresada de la Universidad de Arkansas como actriz de teatro, Magali dice que le preocupó los 500 dólares de bono que la pollera anunció: “Es una burla para los trabajadores, lo que nosotros proponemos es el incremento de salario. Ese bono le será entregado a los trabajadores hasta junio, para poder ser acreedor no deben de faltar durante seis meses, no es justo para nosotros, ellos nos están estafando”.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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