15 agosto, 2024
En su primer acto como presidenta electa, Claudia Sheinbaum declamó un discurso ante cientos de militantes de su partido y secretarios de Estado. Su mensaje lo dedicó, principalmente, a las mujeres que a lo largo de la historia abrieron brecha para que México tenga su primer mujer presidenta
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Especial
CIUDAD DE MÉXICO. – El Tribunal Electoral otorgó la constancia de mayoría a Claudia Sheinbaum, quien a partir de hoy es declarada como presidenta electa de México.
En su primer acto público con esta investidura, Sheinbaum recitó un discurso en el Teatro Metropolitan de la Ciudad de México. Lo hizo ante cientos de militantes de Morena, simpatizantes, pero también ante futuros y actuales secretarios de Estado, entre ellos el General Luis Crescencio Sandoval y el Almirante José Rafael Ojeda, de la Sedena y la Marina Armada, respectivamente.
Estos son algunos puntos centrales del discurso de Claudia Sheinbaum.
En su mensaje, además de «recomendar» a su partido que renueve su dirigencia nacional en septiembre, Claudia Sheinbaum profundizó en los aspectos de lo que la Cuarta Transformación ha bautizado como el humanismo mexicano, el modelo con el que, dicen, rompen con el neoliberalismo y la vieja política mexicana.
«Durante toda la campaña aseguré que el Humanismo Mexicano también son los principios con los que ha gobernado el Presidente, y la recuperación de nuestro orgullo y nuestra dignidad como Nación y como pueblo. Para mí, la frase, el pensamiento que dice todo del Humanismo Mexicano, y que va a seguir siendo esencia de nuestro gobierno es: Por el bien de todos, primero los pobres«.
La diferencia del Humanismo Mexicano con el neoliberalismo, dice Sheinbaum, estriba en la distribución social de la riqueza y la recuperación de la soberanía. Su proyecto de gobierno, aseguró, seguirá esta línea: «Vamos a construir el segundo piso de la transformación».
Esto, dijo Sheinbaum, significa «continuidad en los principios y en seguir siendo gobernantes honrados, sencillos -sencilla, diría-, cercanos al pueblo. Seguir dejando atrás a los gobernantes del pasado neoliberal: petulantes, soberbios y corruptos.
Y añadió que, además es «continuidad en los programas de bienestar; continuidad en la política económica, que ha dado resultados. Austeridad Republicana. Acabar con la corrupción. Regar la economía desde abajo para el bienestar de nuestro pueblo y con ello el fortalecimiento del mercado interno. Disciplina financiera y fiscal, recuperación del papel del Estado en ciertos sectores de la economía como el energético y de los fertilizantes y otros. Inversión pública y también, por supuesto, inversión privada».
Las propuestas centrales de su proyecto de gobierno dan cuenta de su ideario. Por ejemplo, en la ampliación de programas sociales y la apuesta hacia las energías renovables. Pero también, en la atracción del nearshoring, los megaproyectos en el sureste y el desarrollo de zonas económicas especiales, ahora polos del bienestar.
Aunado a esto, Sheinbaum también mandó un mensaje a las mujeres, pues su arribo al Ejecutivo Federal marca un hito en la política mexicana: la primera vez que, en 200 años de vida independiente, una mujer llega a ser presidenta.
En su discurso, Claudia Sheinbaum se refirió principalmente al papel de las mujeres en la política nacional:
«Durante mucho tiempo, las mujeres fuimos anuladas. A muchas de nosotras, nos contaron desde niñas, una versión de la historia que nos quería hacer creer que el curso de la humanidad era protagonizado únicamente por hombres; poco a poco esa visión no solo se ha ido revirtiendo, sino que ahora sabemos -no solo, por supuesto- que nuestra historia ha sido de grandes hombres, sino que también, que han contribuido grandes mujeres y enormes mujeres».
Y celebró que, su designación como presidenta electa, además de confirmar el triunfo electoral de Morena, también es un paso para que se «reconociera que las mujeres hemos sido protagonistas de las grandes transformaciones».
Posteriormente, habló de las mujeres en la historia que forjaron el camino para este momento histórico: Leona Vicario, a Josefa Ortiz, a las chinacas, a las obreras del tiempo del porfiriato, a Dolores Jiménez y Juana Gutiérrez, Elvia Carrillo Puerto, Hermila Galindo, Refugio García, Consuelo Uranga, Esther Chapa, Sor Juan Inés de la Cruz, Frida Kahlo y a Rosario Castellanos.
Y concluyó:
«La llegada de la primera mujer Presidenta, repito, no es un triunfo individual. El pueblo de México tomó la decisión de que continuara la Transformación, y que fuera tiempo de mujeres».
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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