Es uno de los líderes de la Unión Tepito, la banda más peligrosa de Ciudad de México. “El Lunares”, como le dicen, fue detenido en Hidalgo durante una operación militar. Pero su captura no detiene al grupo delictivo. La violencia que provoca seguirá instalada en la alguna vez segura capital mexicana.

Por Alberto Nájar

Foto: Especial

A “El Lunares” ni el diablo lo salvó de la Secretaría de Marina.

El joven de 30 años de edad se llama Oscar Andrés Flores Ramírez pero el gobierno de Ciudad de México lo identifica como Oscar Andrés ‘N’.

Según la Secretaría de Seguridad Ciudadana es líder de una de las facciones de la banda conocida como “La Unión Tepito”.

En una de sus guaridas la Marina y la Secretaría de Seguridad Ciudadana le encontraron un altar con imágenes de Belcebú, cráneos humanos, imágenes católicas y otros enseres muy comunes en ritos de santería.

El altar se encontraba en una vecindad del barrio de Tepito donde había también marihuana, un laboratorio pequeño para fabricar drogas sintéticas, armas y dinero.

Desde el día de la operación militar, el 22 de octubre pasado, en varios medios se difundió el cariz diabólico del presunto delincuente quien aparentemente escapó por un túnel que hay bajo su guarida.

Este jueves “El Lunares” fue detenido por la Secretaría de Marina en el estado de Hidalgo, dentro de una casa del fraccionamiento Los Amores de Juan Téllez.

Una baraja de nombres que parecería divertida si no fuera por la historia de violencia extrema que hay detrás del personaje y su banda.

“La Unión Tepito” es actualmente el grupo delictivo más peligroso de la capital mexicana, responsable según las autoridades de decenas de asesinatos, secuestros y extorsiones en los últimos años.

Está formado por la tercera generación de delincuentes originarios de Tepito, uno de los principales centros de almacenamiento y distribución de droga de la zona central del país.

Algunos de sus fundadores –detenidos o asesinados- son hijos de exlíderes de narcomenudeo y bandas de tráfico de mercancía pirata, quienes a su vez descienden de otros presuntos delincuentes que operaron en los años 80, especialmente en la venta de fayuca (contrabando) y en el asalto a bancos.

Tal herencia le da el cariz de violencia extrema para algunos de sus integrantes. En junio de 2018, durante una disputa interna de la organización, aparecieron varios cuerpos desmembrados sobre el puente Nonoalco de Tlatelolco.

Es una de las avenidas más transitadas de México. La entonces Procuraduría General de Justicia de la capital señaló al grupo Fuerza Antiunión de la masacre.

Meses después la misma guerra provocó el asesinato de seis personas la noche del 14 de septiembre en la concurrida Plaza Garibaldi. Los ejecutores fueron cinco jóvenes vestidos de mariachi. El ataque causó revuelo internacional.

Pero estos casos son apenas una muestra de la violencia que se mueve alrededor de la banda. En colonias como Morelos, Azteca o Revolución han sido frecuentes los asesinatos, secuestros y ataques armados.

Las víctimas aparecen en las calles dentro de bolsas de basura o colgadas de algún árbol o poste. Decenas de negocios en barrios adinerados como la Condesa o Polanco sufren la extorsión cotidiana de la Unión Tepito.

Oscar Andrés, “El Lunares”, era uno de los principales líderes, sucesor de otros como “El Pistache “ o “El Betito”, todos practicantes de la santería y devotos de la Santa Muerte.

El ahora detenido está acusado de tráfico de drogas, secuestro y homicidio. La versión de algunos medios dice que Flores Ramírez se movía siempre con diez escoltas armados.

Cuando fue detenido en Los Amores de Juan Téllez, a “El Lunares” sólo le acompañaban dos guardaespaldas… Y la protección fallida de Belcebú.

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