19 abril, 2021
La búsqueda de las personas por parte de familiares y colectivos llegó al límite de la frontera mexicana en el desierto. Durante la Tercera Brigada Estatal de Búsqueda en Baja California fueron localizadas cuatro personas con vida y dos personas en centros periciales, además de 10 cuerpos y osamentas y múltiples restos humanos. Los colectivos participantes reclaman que el trabajo de las autoridades encargadas de la búsqueda de las personas desaparecidas sigue siendo ineficiente y exigen un trato digno
Texto: Camila Plá y Javier Perea
Fotos: Javier Perea
BAJA CALIFORNIA.- Del 3 al 13 de abril se realizó la Tercera Brigada Estatal de Búsqueda en el estado fronterizo de Baja California, con la participación de más de 120 familiares de personas desaparecidas de 15 estados del país, además de un colectivo originario de Estados Unidos. Las búsquedas se llevaron a cabo en sus cinco municipios: Tijuana, Ensenada, Mexicali, Tecate y Rosarito.
La brigada contó con dos ejes; uno en campo para buscar los restos de personas en el desierto, basureros, cerros y ríos, y otro para buscar a las y los desaparecidos con vida en penales, la calle, Semefos y en centros de rehabilitación.
Desde octubre del 2019 en Baja California se gestionó la primera Brigada Estatal de Búsqueda; la llevaron a cabo una docena de personas con pocos recursos; 20 mil pesos y una camioneta. Meses después se gestionó la segunda brigada y en dicha ocasión la convocatoria aumentó. Poco a poco, y gracias al trabajo y la articulación de los colectivos, la brigada ha ido creciendo, tanto en participantes como en hallazgos, impulsando de esta forma a las autoridades para que los colectivos dispongan de lo necesario.
Eddy Carrillo, presidente del colectivo Todos Somos Erick Carrillo A.C., busca a su hijo Erick, ciudadano norteamericano que fue desaparecido el 19 de julio del 2019. Su hermano, Eddy Carrillo Álamo, de 22 años, nos cuenta: “Mi hermano vino a visitarnos, durante su visita salió a un antro junto con tres amigos, desde ese día no hemos sabido nada más de él”.
“Me siento muy orgulloso de que mi hijo salga a buscar a su hermano, ya que yo estaba solo como padre de familia, y a veces se siente la soledad, el salir solo a otro estado, al mismo cerro, buscando entre el medio de la noche, la lluvia, el frío”, añade el papá.
Angélica Ramírez, junto a otros colectivos, ha coordinado desde un inicio las brigadas estatales de búsqueda en Baja California. Explica el proceso de aprendizaje que han ido adquiriendo en la práctica.
“Nuestro proceso ha sido muy difícil porque al principio era para nosotros un total desconocimiento el tema de la desaparición. Empezamos buscándolo entre papeles, en los escritorios, entre funcionarios públicos”.
La vida de Angélica cambió el día que desaparecieron a su amiga Jazmín junto a su hija. Después de esto, junto a la madre de Jazmín, crearon el colectivo Una Nación Buscando-T. Como dice Angélica: “Tijuana es una frontera donde hay personas de todo el mundo. Somos de diferentes partes del país y nos juntamos. Esta es una nación unida buscando a todas las personas y quisimos hacer un nombre que abrace a todas las naciones de todo el mundo”.
Para ellas fue complicado comenzar con el tema de las búsquedas; las instituciones les cerraban las puertas e impedían que las familias pudieran buscar a sus familiares. En septiembre del 2019, cuando conoció a Miguel Trujillo y Mario Vergara, comenzaron con las búsquedas en campo y posteriormente realizaron búsquedas en vida.
Desde entonces los colectivos de Tijuana y del estado han ido aprendiendo a buscar a sus desaparecidos, pero estas búsquedas están permeadas por la presencia de la frontera. Ese muro se inmiscuye en todas las formas de habitar la zona, en la cotidianidad e inclusive en los procesos de búsqueda.
“Aquí en la frontera, la mayoría que encuentras son migrantes. Si te fijas, no traigo herramienta, ¿para qué cargo si aquí no va a haber fosas? A la delincuencia en la frontera le conviene agarrar a los migrantes para aventarles una mochila con droga y los esperan del otro lado. Les interesa la droga y que los migrantes le hagan como puedan. No les conviene matarlos y enterrarlos, si los matan los dejan por encima, no van a desgastarse en enterrar a una persona que ni conocen”, explica Miguel Ángel Trujillo mientras caminamos por el desierto.
Entre los colectivos y organizaciones que participaron en la búsqueda, en temas migratorios destaca el colectivo Armadillos, ni un migrante menos. Este colectivo originario de Estados Unidos, buscan migrantes que transitan el desierto, les auxilian y apoyan. Uno de los fundadores del colectivo, César Ortigoza, narra su experiencia:
“En el desierto siempre hemos encontrado los cuerpos expuestos. Hemos encontrado debajo de piedras porque sus mismos compañeros [migrantes] son quienes los entierran para que los animales no los despedacen y se lleven todos los pedazos por todas partes. Me hace sentir triste [que las personas migrantes fallezcan intentando salir de sus lugares de origen] porque honestamente Armadillos es un grupo que no debería de existir, nadie debería dejar su país. Lamentablemente por culpa de los malos gobiernos que siempre han existido es que la gente tiene que buscar una mejor forma de vida. Honestamente espero que un día la labor de Armadillos no se necesite más, y que un día dejemos de existir porque nuestros hermanos ya no tienen que estar migrando ni tienen que buscar una forma de vida donde muchas de las veces lo que encuentran es la muerte”.
El día 9 de abril, durante la búsqueda en campo en los alrededores de Mexicali, en la zona desértica del cerco fronterizo, colindante con San Luis Río Colorado, Sonora y Arizona, existieron percances relacionados con la frontera.
La búsqueda comenzó hacia el lado norte del desierto, pegados al cerco, los buscadores hicieron una línea y avanzaron bajo el sol. Después de algunas horas los radios por los que se comunicaban anunciaron que la migra había agarrado a dos de las personas que participaban en la brigada. Debido a esto se le pidió a los brigadistas que se reunieran para volver al transporte. Cuando volvían encontraron restos óseos de una persona y se llamó a los peritos.
En el lugar del hallazgo llegó el comisionado estatal explicó que en esa zona la frontera no está marcada por el muro, sino por el cauce del Río Colorado, que en esta época se encuentra totalmente seco. Sin saberlo, la brigada había estado cruzando a territorio estadounidense. Aunque demostraron que la intención de la brigada no era cruzar sino buscar, los agentes de migración apresaron a dos de los peritos de la Fiscalía que se encontraban caminando en el terreno cercano al muro, poco después los soltaron. Al día siguiente, cuando se retomó la búsqueda en el mismo punto, los familiares tuvieron que revisar constantemente sus mapas, para no cruzar la frontera y así evitar a los agentes de migración que seguían patrullando la zona.
Durante esos dos días en este cruce fronterizo se volvió ineludible notar la dificultad que viven los migrantes; casquillos de escopeta y prendas abandonadas resaltan en la arena. Como explica César, de Armadillos “Nos hemos dado cuenta que esto de la pandemia no frenó la forma de pensar de nuestros hermanos y hermanas [respecto a la migración], nosotros hemos mirado un constante flujo de migración”.
La frontera, sin embargo, no solo es un espacio de cruce, también se ha convertido en un espacio fundamental de búsqueda. En estos espacios atravezados por la violencia y el comercio ilegal, la desaparición se ve entremezclada con la trata de personas y el desplazamiento forzado.
“Muchas compañeras y compañeros vienen porque siempre la frontera es un importante paso de gente, sobre todo para la trata de seres humanos. Y pues las fronteras siempre son eso, la exportación y la importación de nuestra gente”, apunta Yadira González del colectivo Desaparecidos Querétaro.
Evangelina Contreras, de Michoacán, que busca a su hija Tania Contreras Ceja, que desapareció el 11 de julio del 2012, narra que se integró a la brigada porque también se busca en vida.
“Mi hija es mujer y mi esperanza es encontrarla con vida. Sabemos que a ella se la llevan por la trata y tengo esperanzas de encontrarla con vida, entonces pensé que sería aquí”.
Evangelina Contreras.
Al ser un paso constante de gente, la probabilidad de encontrar a una persona con vida aumenta.
“Ahí se los llevan los del crimen organizado y ellos agarran otro camino y se van a trabajar fuera o intentan pasar. Este es el mejor punto para encontrarlos porque se entiende que hay miedo por todo lo que hemos vivido acá [en México]”, explica Cecilia García, originaria de Veracruz.
Cecilia García Pacheco busca a su esposo Miguel Ángel Rodríguez Nieva, desaparecido el 24 de abril del 2012 en Nogales, Veracruz. “No todo es fosas, pensamos que también tenemos que apostarle a la vida. Yo no pierdo la esperanza de encontrar a mi esposo con vida”, destaca.
Durante la búsqueda, Cecilia fue partícipe de la localización de cuatro personas que se encontraban en situación de calle y que contaban con ficha de desaparición.
“En búsqueda en vida hubo cuatro positivos, en búsqueda en penales no hubo positivos, en búsqueda en Semefo hubo dos positivos de los mismos familiares de Tijuana. Nosotros sabemos dónde desaparecieron nuestros familiares, pero no sabemos dónde encontrarlos, como es el caso de los de Veracruz que se encontraron en Mexicali a miles de kilómetros de su estado”.
Cecilia García Pacheco
Magdalena Valenzuela nos comenta. “En periciales fueron dos compañeros de aquí de Baja California quienes reconocieron a sus hijos. Lamentablemente fue una negligencia de ellos [las autoridades], porque los cuerpos se encontraron sin vida rápido después de su desaparición. Fue muy rápido, a los dos días y al siguiente día de la fecha de su desaparición. Se nos hace injusto porque rápido sus madres hubieran dado con ellos, pero no fue posible y sólo ahora después de nueve o diez meses la compañera encontró a su bebé, a su hijo”. Magda es madre de Efraín Quiroga Valenzuela, desaparecido el 14 de diciembre del 2020 en la Hacienda Los Laureles, Tijuana. Desde la desaparición de su hijo, Magda no ha recibido respuesta de las autoridades, “nadie me ha preguntado cómo me pueden ayudar. Entonces yo exijo que me ayuden a buscar a mi hijo. Yo soy una madre desesperada por encontrarlo”. Efraín de 24 años, trabaja lavando albercas. La noche del 14 de diciembre salió a las nueve de la noche a comprar unos cigarros a la tienda, desde ese momento su madre lo busca.
Los cuerpos identificados en periciales generaron indignación entre las familias. “Yo no tengo nada que agradecerles, no porque sea grosera, sino que si ellos hubieran hecho su trabajo en el momento, esas personas hubieran regresado con sus familias. Sus madres y padres no hubieran estado sufriendo. Me sentí bien molesta y el director diciendo que tenemos que agradecerle por tener las puertas abiertas. Y es que la comisión tiene que trabajar para las familias no para la fiscalía”, manifiesta Cecila.
“Si no hubiera sido por esta brigada ellas no hubieran podido encontrar a sus hijos. Ya los pasaron a fosa común y ahora tienen que pagar para sacar el cuerpo porque les pusieron otros cuerpos encima. Pero pedimos también que nos ayuden en eso y que no les cueste nada a los familiares, porque fue negligencia de ellos, de las autoridades, por no trabajar en equipo y no pasarse la información uno a otro [periciales a Semefo]” explica Magdalena de Una nación Buscándo-T.
La brigada arrancó con la localización de dos cuerpos desde el primer día de actividades. La búsqueda se realizó en un canal de aguas negras en la colonia El Alamar, en Tijuana. La zona implicaba retos mayores a los esperados: con un constante flujo de agua que impedía caminar libremente por el terreno, además de que había bejucos. El primer hallazgo ocurrió a las 9:30 de la mañana. Tranquilina Hernández integrante del colectivo Unión de Familias Resilientes del estado de Morelos, narra que el primer cuerpo que se encontró fue el de un hombre joven con impacto de bala bajo la sien.
“Pasaron como cuatro horas y no podían levantar el cuerpo, el MP decía que no tenían los elementos para poder hacer el procesamiento. Todos sabemos que los peritos son los que hacen esta chamba, pero ellos llamaron a protección civil. Estos chicos no traían botas de agua, no traían guantes, no traían un equipo. Ellos entraron así y sacaron el cuerpo. Esta persona que encontramos traía ropa y traía una credencial, entonces se pudo saber quién lo estaba buscando y al día siguiente estuvo aquí el papá del chico y pues ahorita ya está en procesamiento de que se lo entreguen. Eso también es reconfortante y gratificante para las familias, el saber que alguien ya va a regresar a su casa”.
Durante el procesamiento del primer cuerpo se escucharon detonaciones de arma en la colonia 10 de Mayo, a un lado del canal. La Guardia Nacional fue enviada para investigar y resultaron ajenos a la búsqueda. Aunque las autoridades querían finalizar la búsqueda ese día, las familias se negaron a retirarse. Ya que se contaba con la información de que en el canal, amarrado a una llanta, se encontraba otro cuerpo.
Yadira González de Desaparecidos Querétaro narra lo que le resultó extraño, de esas cosas raras que le pasan seguido.
«El maestro Simón me dijo mira por allá. Me señaló un punto muy pantanoso y le dije ‘Simón, por ahí no vas a poder entrar’. Él no traía botas de hule. Le dije ‘deja ver si yo puedo pasar’. Cuando intento pasar, pues me llega el lodo hasta las rodillas, incluso me empieza a pasar de las botas e intento irme para atrás, me volteo para regresar y me jala, se me atora muchísimo la bota, incluso me la zafé, la deje ahí. Dije entre mí ‘suéltame, suéltame’. Ahí fue donde dije ‘esto no está normal’. Cuando giro para regresarme, doy el siguiente paso y me caigo de una forma muy extraña, como si me hubieran jalado hacia el piso, ahí es cuando le alcanzo a ver la bota, al segundo cuerpo. Si no me hubiera agachado, no lo alcanzo a ver”.
Al día siguiente se encontró una mandíbula y diez fragmentos en el parque Pastejé de la colonia Lomas Taurinas en Tijuana.
El día 8 de abril se realizó un hallazgo en la colonia Los Volcanes del municipio Rosarito. Las familias y los funcionarios usaron una retroexcavadora en un basurero que varios informantes han señalado como lugar de desaparición. Durante las excavaciones de rastreo, Miguel Trujillo y Simón Carranza, que se han convertido en maestros de búsqueda, identificaron una fosa donde había un cuerpo.
El 11 de abril se localizó una osamenta, en Jácume, Tecate, una zona de constante flujo migratorio, controlada por grupos criminales. Alvaro García cruzó a Estados Unidos por ahí. Junto a su esposa, Álvaro busca a su hija Selena Guadalupe García Castillo, que fue desaparecida junto a su pareja el 2 de marzo del 2020. Selena trabajaba en una plaza y acababa de regresar del trabajo cuando un grupo armado entró a su hogar. Lo saben porque hubo testigos en el momento de su desaparición.
El 12 de abril se realizó la búsqueda en campo el Valle de Las Palmas, entre Tecate y Tijuana. Ese día don Julio Domínguez, busca a su hijo Lorenzo desaparecido el 26 de junio del 2015, cumplió 60 años.
“Fuimos a buscar a mi hijo Lorenzo. Y ese mismo día otro padre de familia fue a buscar a su hija, pero no pudimos llegar a los puntos que llevábamos por cambios en el terreno y no podíamos violar las leyes ya que no podíamos entrar a predios que son privados, pero si hubiéramos tenido la capacidad o el apoyo por parte de la fiscalía o alguno de los tres niveles de gobierno otra cosa hubiera sido. Pero gracias a dios donde estuvimos hubo positivo de cuerpos humanos. Más adelante vamos a entrar a donde es el punto de búsqueda para mi hijo y el de los otros padres de familia”.
Pasada media hora de rastreo Evangelina Contreras, una buscadora de Michoacán, localizó una osamenta humana bajo unas rocas en una quebrada del cerro. “Vi una gorra, la muevo y veo como si hubiera estado un poco engrasada, eso se me hizo muy extraño. La levanto, la traigo y me paro un poquito para ver hacia los lados de la barranca de donde venía y es ahí que encuentro el cuerpo. Me quedé en el punto unas tres horas examinando el trabajo de los peritos. Después me voy rastreando y encuentro lo que es una costilla humana. No me equivoqué, la veo y digo, es humana. Sigo rastreando y encuentro los otros restos óseos que son la parte del cráneo, una vértebra, costillas y una mandíbula…”.
Después de encontrar los restos óseos en la cañada, un grupo de buscadoras se adentró en el río. Se acercaron a un pequeño caserío en el que resaltaba una casa abandonada sin techado. El suelo de la casa estaba partido, como si se hubiera rellenado. Los integrantes del colectivo de Una Nación Buscándo-T recordaron cuando en enero del 2021 encontraron una fosa clandestina con 11 cuerpos en la colonia Maclovio Rojas, bajo una casa.
Mientras cava, don Julio narra cómo pensaban que aquel día iban por una persona y encontraron a 11. En la Maclovio pidieron a las autoridades una retroexcavadora que nunca llegó y él comenzó a rascar la tierra. Ante el horror de lo que destapaba perdió la noción del tiempo, se hizo de noche y terminó de sacar todas las osamentas. Desde entonces Don Julio se ganó el apodo de Don Retro en su colectivo. Sigue rascando la tierra, sacando basura, piedras y huesos de animales, ahora no se encontraron restos humanos, pero el recuerdo impaciente queda en el aire.
Aunque la búsqueda en campo resultó fructífera y se continuó teniendo hallazgos positivos, los familiares expresaron inconformidad con la forma en que las autoridades tratan las situaciones que se viven.
“La Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) solo mandó a tres personas en una camioneta, y los familiares son los que buscan. Solo hicieron presencia para documentar y mandar al extranjero la solución que tiene el Estado mexicano, cuando en realidad los que hacemos toda la chamba somos los familiares. Tres personas, en el aire acondicionado y no se bajan a buscar como nosotras, y todo lo que se encuentra se lo adjudican ellos”.
Miguel Trujillo Herrera.
Quienes buscan son los familiares y ellos son quienes han tenido que enseñarles a las autoridades a ver la tierra y los caminos, a darle la importancia que amerita. Los propios colectivos han hecho mano amiga de buscadores de otros estados para aprender a buscar. Entre los grandes maestros de búsqueda destaca Simón Carranza, originario de Tlacotepec, Guerrero, lleva siete años acompañando las búsquedas en campo.
“Me acuerdo mucho de la primera vez que mi compañero Mario encontró una fosa. Fue en Chilapa, estaba contento, cualquier familiar que encuentra un cuerpo, aunque no es de esa persona que busca, se alegra de que otra persona vaya a encontrar a quien busca. En aquella ocasión fueron muchos familiares e incluso había niños que estaban buscando con nosotros porque se habían llevado a su papá. y preguntaban ¿aquí está mi papá? Y qué querías que le dijera uno. La verdad era muy triste ver a esos niños que buscaban con aquellas ganas de encontrar a su papá aunque fuera en fosa”.
Simón aprendió a observar la tierra desde pequeño. Narra que junto a su padre iba a excavar ofrendas que “los antiguos” hacían para enterrar a sus muertos. “Les ponían sus collares de tierras barrenadas pero de piedra fina y entonces ahí les ponían un montón de piedritas de esas y les ponían un muñequito, muy verde. Cuando sacábamos eso hacíamos nosotros cadenas y ya las traíamos a vender para poder pagar la ofrenda de Todos santos” recuerda
Él llegó a Tijuana por cuestiones laborales, fue ahí que colectivos de la zona lo contactaron para que los acompañara en sus búsquedas.
“Yo aprendí a rastrear de Simón en Sinaloa, en las primeras búsquedas que hice. En las Brigadas nos dieron clases de antropología; nos dijeron lo que era un hueso, que tocáramos un hueso humano y uno de animal para que fuéramos aprendiendo. De ahí nunca se me olvidó lo que Tina nos mostró. Entonces cuando encuentro algo sé que es de humano, pero hay partes que no conozco y por eso ahora fui a donde terminaron de sacar los restos óseos para preguntar y conocer todos los demás. Debemos aprender de todos, cada uno de nosotros, los buscadores, tenemos un aprendizaje distinto”, explica Evangelina.
A la frontera llegan miles de personas de múltiples países y regiones y es un espacio propicio para la búsqueda. Durante la segunda Brigada Estatal de Búsqueda, en La Rumorosa, localidad del municipio de Tecate, se encontraron los restos de una persona que tenía documentación de Brasil. Desde entonces, los colectivos de Tijuana notaron la importancia de realizar una búsqueda internacional para la localización de personas de diferentes países.
Así como desde el 2016 se realizan las Brigadas Nacionales de Búsqueda, en marzo del año que viene se convocará a personas de todos los países que busquen a sus desaparecidos. “La Brigada será para todos aquellos que creen que sus familiares llegaron a la frontera en una caravana, un barco o intentando cruzar. Las personas desaparecidas son de todo el mundo”, concluye Angélica Ramírez, vocera del colectivo Una Nación Buscándo-T.
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