El Golfo de México no es solo petróleo

23 marzo, 2025

Amanecer en la refinería Olméca, Dos Bocas.

Con 15 mil especies y 90 mil empleos en riesgo, la organización exige una Zona de Salvaguarda ante derrames inminentes y la falsa rentabilidad petrolera del Golfo de México. Recuerdan que Deepwater Horizon dejó 800 millones de litros de crudo y daños por décadas

Texto: Laura Buconi

Foto: Cuartoscuro

CIUDAD DE MÉXICO. – Con 15 mil especies marinas, 5 de las 7 tortugas del planeta y 90 mil empleos pesqueros en riesgo, el Golfo de México enfrenta una amenaza crítica: la extracción de petróleo en aguas profundas.

Ante esto, la organización Oceana presentó un plan para crear una Zona de Salvaguarda de 346 mil 084 kilómetros cuadrados que prohibiría la explotación de hidrocarburos y priorizaría la protección de ecosistemas y economías locales.

Ahora, exigen a la presidenta Claudia Sheinbaum que les escuche.

Priorizar la vida, y no el dinero

Foto: Laura Buconi

“No es cuestión de si habrá otro derrame, sino de cuándo ocurrirá”, advirtió Nancy Gocher, directora de Políticas Públicas de Oceana, durante la presentación del informe “El Golfo de México más allá del petróleo” el pasado 19 de marzo. Gocher señaló que la Reforma Energética de 2013, que permitió contratos con empresas extranjeras ante la incapacidad técnica de PEMEX, ha beneficiado más a corporaciones que al país:

«Los riesgos son nuestros; las ganancias, de ellas”.

Por eso, su propuesta es un llamado a priorizar la vida sobre el petróleo. La zona de Salvaguarda de 346 mil 084 kilómetros cuadrados en el Golfo de México podría ser un área que prohibiría la explotación de hidrocarburos en aguas profundas y protegería a las especies marinas, así como a 15 millones de personas que dependen de sus recursos.

Con esto, podrían protegerse no solo al 25% de la biodiversidad global vinculada a arrecifes de coral, sino a sus manglares, que actúan como escudos naturales contra huracanes, cada vez más intensos por el cambio climático.

La propuesta, respaldada por datos científicos y económicos, además busca evitar desastres como los derrames de Ixtoc-I (1979) y Deepwater Horizon (2010), que vertieron más de mil 360 millones de litros de crudo en la región, con efectos aún visibles décadas después, y que fueron resultado del paradigma petrolero para la generación de energía.

Cambiar el paradigma

De acuerdo con Renata Terrazas, directora ejecutiva de Oceana, la urgencia de declarar una zona de salvaguarda radica en el momento político: la presidenta Claudia Sheinbaum, quien prometió una transición energética, tiene la oportunidad histórica de frenar la explotación en aguas profundas. 

“El Golfo no se mide en barriles de petróleo, sino en vida. Proponemos: pesca sí, petróleo no”, declaró Terrazas, recordando que cada 30 metros de profundidad incrementa un 8.5% el riesgo de accidentes, como el de Deepwater Horizon, que cobró 11 vidas humanas y devastó economías locales.

Además, sostiene economías vitales: 90 mil empleos pesqueros generan más de 9 mil millones de pesos anuales, según la Comisión de Acuacultura y Pesca.

Pese a ello, el informe de Oceana revela que los ingresos petroleros —entre el 11% y 20% del presupuesto federal desde 2017— son menores que las remesas de migrantes, y las reservas de crudo disminuyen desde el colapso del yacimiento Cantarell en 2004.

Por eso, Oceana insiste en que la verdadera paz ambiental solo llegará con justicia y protección legal, como concluyó Gocher:

“No somos dueños del océano , pero si lo perdemos, nos perdemos a nosotros mismos”.

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