Con la llegada de Delfina Gómez a la gubernatura mexiquense se abren, quizá, nuevas oportunidades para esa entidad en la que vive casi el 15 por ciento de la población del país. Se abre espacio para pensar que cambiará también la política ambiental, o que por lo menos se tomarán medidas para paliar el desastre
Tw: @eugeniofv
El color del gobierno del Estado de México acaba de cambiar por primera vez en la historia moderna y eso, entre otras esperanzas, abre espacio para pensar que cambiará también la política ambiental, o que por lo menos se tomarán medidas para paliar el desastre. Esto es urgente en tres temas: escasez del agua y urgencia del saneamiento; contaminación del aire, y sanidad e inocuidad para la producción pecuaria y las granjas animales.
La crisis ambiental del Estado de México es gravísima. Basten dos datos: Metepec es la ciudad más contaminada de América del Norte y está entre las diez más contaminadas del continente, según información de la empresa IQAir, y menos de la mitad de los hogares de la entidad recibe agua diariamente dentro de su vivienda, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Los datos se hacen todavía más escandalosos cuando se los compara con los de la Ciudad de México, entidad a la que envuelve y con la que comparte zona metropolitana: ahí casi tres cuartas partes de la población recibe agua en su vivienda y en el mismo ranking de contaminación está diez lugares por debajo de la ciudad mexiquense —debajo, también, de varios núcleos urbanos de la misma entidad—.
Además de la falta de agua para las viviendas y la población, está el problema de la contaminación de sus cuerpos de agua. El río Lerma, por ejemplo, se ubica entre los afluentes más contaminados del país, pues en él se descargan aguas residuales industriales, agropecuarias y domésticas. Acercarse a él es poner en riesgo la propia salud, y en lugar de ser una fuente de agua para la población es simplemente un vertedero de desechos que salen del estado sin que nadie haga nada.
Por otra parte, y sumándose tanto al problema de la escasez del agua como a su contaminación, está el problema del sector pecuario, que presenta también riesgos sanitarios muy importantes. El Estado de México está por lo general entre los primeros diez u once lugares en producción de aves en el país, es el doceavo en producción de puercos, es el primer productor de ganado caprino y también es el líder en producción de ovejas. Esto, combinado con su condición de centro receptor de migraciones de aves de todo el continente y con que en muchas granjas conviven animales de todo tipo, supone un enorme riesgo para la aparición de enfermedades que, mutando en esas condiciones, pueden ser desastrosas para los productores y, eventualmente, saltar al ser humano. El Estado de México, en gran medida, se parece al mercado de Wuhan donde se originó la COVID19, pero en una enorme extensión y al aire libre.
La solución a todos estos problemas pasa por romper con la lógica del priísmo mexiquense de imponer la autoridad a través de la ceremonia y la represión y usar ambas para engrasar una corrupción abrumadora. Más bien, habrá que gobernar por y para la población. Invertir en sistemas de captación de agua de lluvia, en tratamiento de aguas y en hacer valer la ley para frenar y revertir la contaminación de los ríos será fundamental. Integrar el transporte colectivo mexiquense al sistema de la Ciudad de México —como ha intentado hacer sin éxito el secretario de Movilidad chilango, Andrés Lajous—, así como regular fábricas y plantas de energía serán también acciones clave contra la contaminación. Al mismo tiempo, se tiene que asumir una política agropecuaria que ponga el énfasis en apoyar a los pequeños productores en acceso a mercados locales y técnicas productivas sustentables, pero sobre todo en sanidad e inocuidad.
Con la llegada de Delfina Gómez a la gubernatura mexiquense se abren, quizá, nuevas oportunidades para esa entidad en la que vive casi el 15 por ciento de la población del país. Ojalá use ese poder para ser realmente transformadora y ataque de una vez problemas que son urgentes y que pueden convertirse en crisis muy severas.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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