En su segundo viaje al extranjero, esta vez para encabezar la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, el presidente Andrés Manuel López Obrador planteó un plan para 750 millones de personas pobres en el planeta. Apenas estuvo unas horas en Nueva York, pero cientos de mexicanos festejaron en las calles la visita
Texto: Ximena Natera y Daniela Pastrana
Fotos: Ximena Natera
NUEVA YORK / CIUDAD DE MÉXICO.- Las imágenes desbordaron las redes sociales. Mariachis cantando «El corrido de la 4T», jóvenes bailando, señores grabando el mensaje a través de unas pantallas, mujeres reviviendo el grito la batalla postelectoral de 2006 («Es un honor, estar con Obrador»), guardias de seguridad desconcertados, tratando de evitar que las huestes pasaran los cordones de seguridad. Y el presidente mexicano feliz, saludando como artista en un concierto, mandando abrazos virtuales, recibiendo los cariños de los «héroes» que ayudaron al país cuando más los necesitaba: los migrantes mexicanos, que en esta ciudad recibieron el golpe más duro de la primera ola de la pandemia de covid-19.
«Me atrevo a decir que en nuestras vidas habíamos visto algo así», escribió Étienne von Bertrab (@etiennista) en su cuenta de Twitter, al replicar uno de decenas de videos que mostraban imágenes desbordadas.
Pero no fue el fenómeno social lo único que marcó este 9 de noviembre, el día que el gobierno de México presidió el Consejo de Seguridad de la ONU, en una sesión convocada para hablar de los retos de la desigualdad…
El presidente Andrés Manuel López Obrador propuso en la ONU un plan global de lucha contra la pobreza que permita una “vida digna“ a 750 millones de personas que viven con menos de 2 dólares al día. La propuesta es que el plan sea financiado por las personas y corporaciones más ricas del planeta.
“No vengo a hablar de seguridad como sinónimo de poderío militar ni como argumento para el empleo de la fuerza contra nadie”, advirtió de entrada el mandatario mexicano, antes de hilar un mensaje contra la decadencia de un modelo económico que concentra “la opulencia y la frivolidad como formas de vida de las élites” y que “socializa pérdidas, privatiza ganancias y alienta el saqueo de los recursos naturales y de los bienes de los pueblos y naciones”.
“Nunca antes en la historia del mundo -dijo en un discurso duro y corto- se había acumulado tanta riqueza en tan pocas manos mediante el influyentismo y a costa del sufrimiento de otras personas, privatizando lo que es de todos o lo que no debe tener dueño, adulterando las leyes para legalizar lo inmoral, desvirtuando valores sociales para hacer que lo abominable parezca negocio aceptable”.
Consideró, por ejemplo, un “fracaso doloroso y absoluto” el hecho de que Covax, la plataforma global que lidera la ONU para la distribución equitativa de las vacunas anticovid, haya distribuido apenas 6 por ciento de las vacunas en el mundo.
“Mientras las farmacéuticas privadas han vendido el 94 por ciento de las vacunas, el mecanismo Covax, creado por la ONU para países pobres apenas ha distribuido el 6 por ciento (…) Este dato simple debiera llevarnos a admitir lo evidente: en el mundo actual la generosidad y el sentido de lo común están siendo desplazados por el egoísmo y la ambición privada. El espíritu de cooperación pierde terreno ante el afán de lucro y, con ello, nos deslizamos de la civilización a la barbarie y caminamos como enajenados, olvidando principios morales y dando la espalda a los dolores de la humanidad. Si no somos capaces de revertir estas tendencias mediante acciones concretas, no podremos resolver ninguno de los otros problemas que aquejan a los pueblos del mundo”.
López Obrador.
Ante ese escenario, López Obrador hizo un llamado a las Naciones Unidas a despertar del letargo y actuar con más decisión.
“Es necesario que el más relevante organismo de la comunidad internacional despierte de su letargo y salga de la rutina, del formalismo; que se reforme y que denuncie, combata la corrupción en el mundo, que luche contra la desigualdad y el malestar social que cunden en el planeta con más decisión, profundidad, con más protagonismo, con más liderazgo”, dijo el presidente mexicano, quien tenía sentado a un lado al secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres.
“Nunca en la historia de esta organización se ha hecho algo realmente sustancial en beneficio de los pobres, pero nunca es tarde para hacer justicia”, insistió.
Luego, planteó su propuesta, a la que llamó “Programa Mundial por la Fraternidad y el Bienestar”. Es un mecanismo que aspira a recaudar un billón de dólares a través de tres fuentes de ingresos:
– La contribución voluntaria anual del 4 por ciento de las mil mayores fortunas del mundo;
– Otra aportación similar de las mil empresas más grandes,
– Un 0.2 por ciento del PIB de cada uno de los países miembros del G20.
México expondrá con más detalle el contenido de la ambiciosa iniciativa en una próxima reunión de la Asamblea General del organismo, ofreció el presidente mexicano.
También adelantó “nuestra fórmula es erradicar la corrupción y destinar los fondos liberados primero para los pobres”: hacer llegar los apoyos directamente, sin intermediación de organizaciones.
Parafraseando a Franklin D. Roosevelt, “ese titán de las libertades”, cuando se creó la ONU, López Obrador sostuvo que la corrupción en todas sus dimensiones -la política, la moral, la económica, la legal, la fiscal y la financiera- es el primer obstáculo para alcanzar “una vida libre de miedo y miseria, que es la base más sólida para la seguridad de todas las sociedades y naciones”
Recordó también a Adam Smith, a José María Morelos y a Simón Bolívar, para sostener que “el sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible” entre la gente.
Y cerró el mensaje asegurando que el Consejo de Seguridad de la ONU es “lo más parecido a un gobierno mundial” y que “puede llegar a ser el organismo más eficaz para el combate a la corrupción y el más noble benefactor de los pobres y olvidados de la Tierra”.
“No creo, lo digo con sinceridad, que alguno de los miembros permanentes de este Consejo de Seguridad se oponga a nuestra propuesta pues esta no se refiere a armas nucleares o invasiones militares, ni pone en riesgo la seguridad de ningún Estado; por el contrario, busca construir estabilidad y paz por medio de la solidaridad con quienes más necesitan de nuestro apoyo. Estoy seguro que todas y todos, ricos y pobres, donantes y beneficiarios, vamos a estar más tranquilos con nuestra conciencia y viviremos con mayor fortaleza moral”, concluyó López Obrador.
La sesión presidida por López Obrador se trataba justamente de hablar de los retos de la exclusión, la desigualdad y su incidencia en los conflictos, sin olvidar factores como la migración y el cambio climático como coadyuvantes.
En la apertura de la sesión, el secretario general de la ONU, Antonio Gutierres, agradeció al gobierno de México por convocar este debate “sobre un tema que está al centro de tantos desafíos que enfrenta este consejo” y destacó que la pandemia agravó la desigualdad.
“Han caído en la pobreza unos 120 mil millones de personas adicionales. El hambre, las hambrunas acechan a millones de personas en todo el mundo, enfrentamos la mayor recesión mundial desde la Segunda Guerra Mundial, miles de millones de personas carecen de las redes de seguridad necesarias para afrontar las dificultades en materia de protección social, atención sanitaria y protección laboral (…) incluso antes de la pandemia los multimillonarios del mundo acumulaban más riqueza que el 60 por ciento de la población mundial y esa brecha se ha ampliado de forma considerable”, dijo Gutierres.
Después, la ecuatoriana Lourdes Tibán Guala, experta en asuntos indígenas, planteó que los temas de paz y conflictos son ya “de uso común para los pueblos indígenas” en cada uno de los Estados, y aunque no son vistos como guerras armadas o bélicas, el Consejo de Seguridad debería incluir los conflictos históricos que los Estados no han resuelto como parte de su agenda.
“Se dice que la tercera guerra mundial tendría que ver con los recursos naturales y el cambio climático. Los estudios de la ONU muestran que más del 40 por ciento de los conflictos armados internos de los últimos 60 años están vinculados con los recursos naturales. Esta podría ser una bomba de tiempo que podría poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional”, aseguró.
“En los últimos años se ha venido considerando al petróleo como el recurso que podría desencadenar la tercera guerra mundial; sin embargo, los estragos del cambio climático, la falta de prioridad política, las incapacidades gubernamentales, las desigualdades y los conflictos armados han hecho que ahora el punto de mirada esté en el agua, la tierra y los minerales. Esto, junto con el eterno debate si el agua debe ser un bien de lujo o un bien social, accesible para todos, podría convertirse en el foco del mayor conflicto del siglo 21 y ello tal vez justifique la lucha contra el extractivismo que lleva los pueblos indígenas en la región, pero que por hoy el debate está entre las necesidades económicas de los Estados y la protección ambiental de los pueblos indígenas”.
López Obrador estuvo en Nueva York menos de 24 horas. Pero eso fue suficiente para que la comunidad migrante afín al partido Morena se organizara para hacer una fiesta de tres días. Un día antes del arribo del presidente mexicano, la gente se reunió en Times Square para cantar y expresar su amor por el mandatario. Algunos contaron que habían manejado 12 horas para llegar a verlo.
En el aeropuerto, las personas esperaron algunas horas para verlo llegar y mostrarle su cariño. También le llevaron Mañanitas con mariachi afuera de su hotel.
López Obrador respondió con un mensaje en video en el que explica los motivos de su presencia en el Consejo de Seguridad y les agradece las remesas que ayudaron a la economía mexicana durante la pandemia en la que fallecieron muchos migrantes.
“Nunca los vamos a olvidar (…) El año pasado enviaron 40 mil 600 millones de dólares. Cuando más lo necesitábamos, porque ese dinero va abajo, a 10 millones de familias. Como 7 mil pesos por mes, eso es lo que ustedes ayudan a 10 millones de familias en los pueblos, ¡hay vida en los pueblos!”.
También destacó que con migrantes se han construido grandes naciones, como Estados Unidos, y que pedirá al presidente estadounidense, Joe Biden, que cumpla con su compromiso de regularizar a 11 millones de mexicanos en ese país.
“No venimos a hablar de invasiones militares. Nosotros venimos a las Naciones Unidas, al Consejo de Seguridad, a hablar de la paz”, insistió.
Este martes, en los alrededores del edificio de Naciones Unidas se congregaron desde temprano partidarios y detractores, un pequeño grupo de FRENAA (El Frente Nacional Anti-AMLO), que quedó opacado por los gritos y cantos de quienes festejaban el discurso del presidente.
El #AMLOFestNYC continuó aun después de que el presidente mexicano había dejado el territorio de Estados Unidos, con una fiesta comunitaria en el barrio Sunset Park, en Brooklyn.
Este es el segundo viaje de López Obrador al extranjero desde que se convirtió en presidente en 2018. La primera vez fue en 2020, cuando se reunió con el entonces presidente Donald Trump en la Casa Blanca. Previamente el republicano había lanzado descalificaciones a los mexicanos.
Por la tarde, la agencia EFE informó que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el mexicano Andrés Manuel López Obrador, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se reunirán próximamente en Washington para celebrar la Cumbre de Líderes de América del Norte.
Sería la primera cumbre, conocida popularmente como de los «Tres Amigos», desde 2016. La fecha está todavía por definir y de acuerdo con fuentes de la Cancillería mexicana citadas por EFE, el presidente mexicano dará más detalles una vez haya regresado de su visita a Nueva York.
En la agenda inmediata del gobierno mexicano figuran iniciativas para mejorar la coordinación entre las distintas agencias de la ONU mediante la demostración de que es necesario lograr “un vínculo más funcional entre ellas”, dijo el embajador mexicano, Juan Ramón de la Fuente. Esa discusión se celebrará el próximo 16 de noviembre, según la agenda provisional de la ONU. El 22 de noviembre, la Presidencia mexicana lanzará oficialmente en el Consejo la campaña de control de armas ligeras, una iniciativa heredada en parte de Kenia.
El mandato de México frente al máximo órgano de la ONU tiene entre otros un objetivo clave: el control de las armas ligeras en todo el mundo. Debido a que la mayoría de estas armas proceden de Estados Unidos, el gobierno mexicano demandó recientemente a 10 fabricantes de armas en un tribunal federal estadounidense.
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