30 abril, 2024
Ninguna de las alternativas por las que podremos votar el 2 de junio se ha dado cuenta de que los referentes con los que piensan son cosa del pasado y enfrentamos un entorno mucho más complicado, para el que hacen falta respuestas nuevas. La salida, como ha sido también desde que se impuso el neoliberalismo, parece estar fuera de lo electoral
Por Eugenio Fernández Vázquez / X: @eugeniofv
Alejandro Ruiz y Arturo Contreras lo resumieron muy bien en estas mismas páginas: las tres candidatas prometieron matices de lo mismo y compartieron “un discurso basado en la continuidad del modelo de desarrollo extractivista, pero ‘más amable con el medio ambiente’”. De por sí el debate tenía un título que igual se podía haber usado hoy que hace medio siglo —La ruta hacia el desarrollo de México—, pero luego las tres contendientes mostraron que sus ideas y propuestas siguen ancladas en el siglo pasado, antes de que la crisis climática dejara dos terceras partes del país con una sequía terrible, de que la crisis de extinciones acelerara hasta mil veces la tasa natural, de que la crisis de contaminación fuera la norma en el país y no una excepción chilanga.
Salvo, en cierta medida, el candidato fosfo Jorge Álvarez Máynez —que refirió al menos al territorio, aunque sus propuestas fueron un tanto abstractas—, las protagonistas de la elección mantuvieron la cancha bien anclada en los términos políticos del sexenio, bien respetuosas las tres de los límites marcados por el neoliberalismo y con un doloroso vacío en la izquierda. Si la candidata de PRI, PAN y PRD, Xóchitl Gálvez, prometía una versión de éste más favorable al empresariado, Claudia Sheinbaum anunció que de ganar la presidencia de la República mantendrá las políticas del presente, que buscan poner parches a las heridas que abren las políticas thatcherianas.
Ninguno de ellas ha registrado que el mundo cambió y que, si no se toman medidas urgentes para cambiar de fondo la forma en que vivimos en el planeta, pasaremos por tiempos muy dolorosos, de hambre y sequía, de violencia, de escasez. En un debate que incluyó un bloque entero sobre “cambio climático y desarrollo sustentable” se habló más de infraestructura gris —carreteras, presas, tubos y ductos— que de naturaleza.
Aunque las tres tocaron temas forestales al hablar de cambio climático, esto fue nada más de refilón, y en vez de hablar de las posibilidades del campo para mitigar la crisis y de la urgencia de adaptarse al nuevo régimen climático para evitar más hambre y más pobreza, concentraron sus esfuerzos en presentar vagas propuestas energéticas y en prometer tecnología hídrica. La diferencia más importante entre ellas fue que, aunque compartan la misma miopía, Xóchitl Gálvez se mantuvo firme a la derecha, prometiendo devolvernos a la reforma energética calderonista, que tantos despojos provocó, mientras que Claudia Sheinbaum propuso dar un giro renovable a la política energética de la 4T, con el Estado al centro.
Lo que nos urge es ver más allá de esto y apostar por una transformación de verdad. Necesitamos propuestas sobre cómo cambiar la economía nacional para que deje de ser depredadora y empiece a ser regenerativa. Eso pasa, sí, por la electromovilidad y por el impulso del transporte público, que prometieron los tres mal que bien, pero también por una intervención de fondo en el entramado comercial del país y por el entorno normativo y fiscal que enfrentan las empresas comunitarias, las micro y pequeñas empresas y los trabajadores por cuenta propia.
Álvarez Máynez, Gálvez y Sheinbaum parecieron pedir al país que no se preocupe porque se mantendrán las mismas políticas que han marcado la vida nacional por las últimas tres décadas. En realidad, eso es precisamente lo que debería preocuparnos a todos: ninguna de las alternativas por las que podremos votar el 2 de junio se ha dado cuenta de que los referentes con los que piensan son cosa del pasado y enfrentamos un entorno mucho más complicado, para el que hacen falta respuestas nuevas.
La salida, como ha sido también desde que se impuso el neoliberalismo, parece estar fuera de lo electoral.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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