22 enero, 2020
Un nuevo estudio revela cuántas emisiones de gases realiza cada punto de extracción de hidrocarburos en México. El documento revela el daño ambiental del desarrollo basado en uso de hidrocarburos
Texto: Arturo Contreras Camero
Foto: Alianza Mexicana contra el fracking / Observatorio petrolero del sur
Para paliar el impacto medioambiental de las emisiones de gases de efecto invernadero que produce la industria de extracción de hidrocarburos en México, se necesitaría reforestar dos veces la extensión del teritorio nacional, revela un nuevo estudio desarrollado por Cartocrítica y la Alianza Mexicana Contra el Fracking.
El estudio mide las emisiones de gases de efecto invernadero que emite cada campo y pozo de extracción de hidrocarburos. Incluye datos que van desde 1960 hasta 2019 y hace una proyección a los próximos 15 años, lapso en el que se podrían agotar las reservas probadas, de las que se tiene registro que existen.
El estudio busca que las comunidades donde hay extracción de hidrocarburos conozcan los impactos en términos de cambio climático que les representan estas prácticas. Esas comunidades conocen de primera mano los efectos que estas industrias tienen en el agua, el suelo y el aire.
Hacer una comparación de cuántos bosques se necesitan para mitigar los efectos de las emisiones por la extracción de hidrocarburos es una forma para entender más fácil lo que esta industria implica en términos climáticos.
“Se realizó, de manera ilustrativa, una conversión de cuántos árboles habría que plantar y mantener por 10 años para capturar las emisiones de bióxido de carbono equivalentes generadas por la extracción”, explica Manuel.
Según el estudio que está disponible en el sitio de Cartocrítica, el campo con más emisiones acumulada es Akal, uno de los pozos más prolíficos del yacimiento de Cantarell, en aguas someras. Ese pozo concentra el 26.9% de las emisiones totales de 1960 a la fecha. El campo terrestre con mayores emisiones es Samaria, a orillas de la ciudad de Villahermosa.
Las emisiones de gases producidos por la extracción, procesamiento y consumo de hidrocarburos representa el 70 por ciento del total mundial de emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso, el estudio busca aportar datos para enfrentar la emergencia climática.
“El planeta ya se calentó más de 1.5 grados desde que se iniciaron a usar combustibles fósiles. Un planeta con esa temperatura reviste muchos efectos”, asegura Claudia Campero, de la Alianza Mexicana Contra el Fracking. “Los hidrocarburos se van a acabar, pero no se van a acabar tan rápido como para rescatar el planeta. No hay petróleo para dentro de 15 años, pero sí para afectar el planeta por mucho más”.
Como integrante de la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, México está obligado a reportar las emisiones de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, CO2: metano, CH4 y dióxido de nitrógeno). Esa información está en el inventario nacional de emisiones.
“A pesar de que el inventario es muy minucioso, se le escapan algunos elementos”, explica Manuel Llano, de Cartocrítica.
Además, el inventario sólo clasifica las emisiones por fuentes, es decir si vienen de empresas, de transporte o de la misma extracción de hidrocarburos. No los desagrega, por entidad, y mucho menos por municipio o por pozo. Tampoco toma en cuenta la realidad de las instalaciones de extracción en México, que en ocasiones son obsoletas, tienen fugas o derrames, y pasan mucho tiempo sin mantenimiento ni vigilancia.
Por eso, para el estudio usaron la metodología del Climate Accountability Institute, una especie de «Instituto para la rendición de cuentas del medio ambiente», que permite calcular las emisiones potenciales de la producción de cada campo petrolero en México.
“Para cada campo petrolero, que son cerca de 800, tenemos el volumen de emisiones acumuladas por cada gas desde 1960 y su origen. Toda esta serie de datos la tenemos para cada campo”.
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