26 mayo, 2020
El pueblo Maseual activó una organización sólida en la Sierra Norte de Puebla contra la minería, que, a través de un amparo, puede evitar la destrucción de sus territorios ancestrales, y sentar un precedente para todo el país. Este es un retrato de la fortaleza del Consejo Maseual Altepetajpianij. Su demanda está en juego en las salas de la SCJN
De las asambleas más grandes que he presenciado, con mayor diversidad de rostros, de bordados, de motivos para la defensa del territorio, son las Asambleas de los Pueblos Maseual, Tutunaku y Mestizo por la Defensa del Territorio en la Sierra Norte de Puebla.
Este mayo del 2020 cumplen 6 años de realizar asambleas regionales periódicas. Iniciaron con 800 representantes de comunidades de tres municipios: Cuetzalan, Yaonahuac y Tlatlauquitepec. En estos años han logrado la asistencia de hasta tres mil 500 personas de 300 comunidades. Desde entonces, participan asiduamente (en las asambleas más concurridas hasta 450 comunidades), distribuidas en 25 municipios de la parte nororiental de la sierra de Puebla y 4 municipios del norte de Veracruz colindantes.
La primera asamblea en aquel mayo de 2014 fue para advertir sobre los peligros de la minería. Lo que activó al pueblo maseual de Cuetzalan fueron las concesiones mineras en su territorio, otorgadas por encima del Ordenamiento territorial oficial realizado por las propias comunidades (COTIC). La amenaza es a su territorio ancestral. En ese momento llegó la exploración minera en estos tres municipios.
Para la segunda asamblea de 2014, realizada el 8 de julio, acordaron el modo de actuar ante la amenaza de la minería, tanto a ras de suelo como de manera legal: formaron un Consejo. De inmediato, eligieron representantes y llevaron la propuesta a cada una de las 30 asambleas de los pueblos maseual para consensuar.
Fue hasta la tercera asamblea, que estas 30 comunidades conformaron el Consejo Maseual Altepetajpianij, el cual nació para interponer la demanda contra la ley minera y darle seguimiento. Con el tiempo se convirtió en el nodo regional que articula comunidades con problemas territoriales, desde megaproyectos hasta inseguridad, que se comenzaron a articularse a través de asambleas bimensuales trimestrales. Se guían por la organización del Altepet.
Ofelio Julian Hernández es un joven originario de la comunidad de Youalichan, municipio de Cuetzalan. Es maseual nahuablante. Fue mandatado por su comunidad para integrar el Consejo Altepetajpianij. Él describe el proceso que ha vivido desde aquel 2014:
Cada comunidad nombró un representante, el cual es un papel importante en la comunidad y en la región para llevar información y fortalecer la parte organizativa.
En una primera etapa las reuniones eran sobre la defensa de la vida, del territorio. El Consejo juega un papel importante porque se trata de lo que nos han dejado nuestros antepasados. Es un grupo de personas que llevan una causa, como nos han enseñado los ancestros. Se crea el Consejo para llevar el proceso jurídico. Por eso le damos seguimiento e informamos cada asamblea.
Tuvimos que reaprender lo que es la minería, reubicar el territorio, cómo están los mantos acuíferos, y las afectaciones posibles de estos megaproyectos en ríos, montes. Lo contaminaría todo. Registramos nuestro territorio, con puntos verde que simbolizamos los manantiales. Caminamos más de 30 horas caminos para ubicarlos todos en el territorio maseual. Los ubicamos en el GPS para vaciar esta información de los manantiales que alimentan más de 150 familias.
La minería no solo es contaminación del agua, sino afectaciones directas a las comunidades. Es el valor del territorio, seamos propietarios o no, nosotros lo tomamos como parte de nuestro territorio .
En la sierra norte o nororiental no solo es minería. Hay amenazas interconectadas. Las principales son iniciativas de empresas donde pretenden instalar presas, hidroeléctricas, eólicas, como len el río Apulco que quieren seriar hidroeléctricas.
El proceso de formación e investigación sobre minería y sobre los derechos de los pueblos y autonomía, llevó al Altepetajpianij a localizar en 2017 a los 48 pueblos indígenas más afectados en México por las concesiones mineras. Resaltaron el caso del pueblo nahua de Michoacán pues la mitad de su territorio está concesionado. De ahí le sigue el pueblo Pima, Paipai, Popoluca, Yutonahua, Mame, Rarámuri… en total están amenazadas las personas indígenas que viven en un millón 234 mil 175 hectáreas de territorio perteneciente a pueblos originarios.
El proceso formativo fortaleció la participación y los lazos en la misma asamblea, de acuerdo con investigadores de su propio proceso de organización maseual.
Quienes integran el Consejo Altepetajpianij consideran que la SCJN desestima la demanda de amparo de los pueblos indígenas de la Sierra Norte de Puebla en contra de la ley minera que ellos consideran anticonstitucionales y que lesionan los derechos humanos y de los pueblos.
Denuncian que la ley minera ampara la apropiación de grandes porciones de territorio indígenas por parte de grandes compañías trasnacionales y nacionales .“Es un acto que consideramos profundamente colonial, que pone en riesgo la supervivencia”.
Los pueblos han dialogado en las asambleas sobre el “interés público preferente” que dicta la ley minera es la base de los atropellos legales graves para que el Estado pueda transferir los recursos que están en los suelos de los territorios indígenas.
Antropólogos explican que esta articulación de los pueblos en la Sierra Norte de Puebla se explica con experiencias previas de invasiones en sus territorios; desde la invasión colonial hace más de 500 años hasta el 5 de mayo con la invasión francesa en 1862 la cual frenó la fuerza de los pueblos. Hay una impronta muy grande de organización. Con esta articulación han frenado varios megaproyectos.
La Asamblea de los Pueblos Maseual, Tutunaku y Mestizo por la Defensa del Territorio ya mandató al Consejo Maseual Altepetajpianij procurar el territorio libre de minería. En eso invierten sus afanes.
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