¿Dónde está el #YoSoy132?

27 abril, 2022

Microfilme Postal, columna de opinión por Daliri Oropeza Alvarez

A 10 años de la protesta estudiantil de mayo del 2012 en contra del entonces candidato EPN y su imposición a través de los medios de comunicación, gran parte de sus integrantes continúan en proyectos sociales o de perspectiva crítica, en distintas ramas de las izquierdas, sea independientes, desde el gobierno u organizaciones sociales

Por @Dal_air

Fotos de la marcha de la Estela de luz convocada por el #YoSoy132 en mayo, 2012. Por: Daliri Oropeza

La primera marcha que documenté por inquietud propia fue la del 23 de mayo del 2012. El movimiento estudiantil #YoSoy132 convocó a una masiva protesta en la Estela de -corrupción- Luz, sobre Paseo de la Reforma. 

Llegué tarde, caminando desde Bucareli. Era una concentración multitudinaria, diversa, de estudiantes que se volcaron en las calles. Solo vi de lejos la Estela, porque la marea de juventudes, que resonaba con un “queremos escuelas, no telenovelas”, me atrapó sensorialmente. Peña Nietos con orejas de burro flotaban entre las pancartas sin cesar. Yo también me sentía en ese reclamo.

Después de 10 años, puedo confesar que me escapé de la redacción porque, para nada, me tocaba cubrir movimientos sociales. De hecho, estaba en el área de TV, con un cargo de coordinación donde ocasionalmente hacía investigación de campo. Mi documentación de la marcha —pésima, chueca, temblorosa— fue en video. Traía ese chip.

Solo habían pasado 12 días de la protesta radical estudiantil del 11M (la insurrección del 11 de mayo del 2012) que expulsó de la Universidad Iberoamericana, a gritos y persecuciones colectivas con reclamos, al entonces candidato presidencial del PRI Enrique Peña Nieto. Le recordaron la represión en Atenco. Lo orillaron a encerrarse en el baño con el eco de “asesino”,  canceló una entrevista en 90.9 Radio y salió con triple seguridad por un estacionamiento discreto atrás del edificio A. 

Recuerdo las narraciones en vivo por redes sociales de las mismas compañeras de clases. Recuerdo verlo desde mi posición en un medio masivo. Sabía que el reclamo era legítimo. Ese mismo mayo terminaba Comunicación en la Ibero.

No olvido la indignación y rabia de mis compañeros con los titulares de periódicos al día siguiente. “Éxito de Peña en la Ibero” uniformó la OEM todos sus periódicos. Otros medios lo omitieron. O no lo transmitieron. Hubo profesores de la Ibero que, con descaro, dijeron que había infiltrados. Por eso, más de 131 alumnos de la Ibero respondieron con un video y con sus credenciales: es una protesta fidedigna. Y así, en redes sociodigitales quien se sumó a la protesta decía #Yosoy132.

El conjunto de acciones contra Peña y los medios inspiró a los universitarios de todo el país.

Por eso en la marcha de la Estela de Luz retumbó un sonoro “No a la imposición”. Había  estudiantes de la Ibero, pero también de la UNAM, ENAH, Poli, UAM, UACM,  CCC, Cuec, Esmeralda, Tec de Monterrey, Anahuac, ITAM, y tantas más, inundaron la principal avenida del DF con sonrisas y cantos, con pancartas de colores, frases como “La televisión se ha convertido en un poder político”. Otra pancarta decía  “Yo sí leo, no veo tele”. Peñita no había podido decir tres libros, es más, ni uno dijo, más que la biblia pero ese es comodín.

Cientos cantan mientras avanzan: “Hay que estudiar, hay que estudiar, el que no estudie como Peña va a acabar”. Luego una porra clásica reinterpretada: “El Pueblo informado, jamás manipulado”.

El ambiente de la marcha también era familiar y había gestos de agradecimiento con los estudiantes. Los carteles decían “Gracias 132, otro México ese posible”, “Apoyo total a la libre expresión de nuestros jóvenes”.

La cantidad de frases creativas llamaron mi atención: “Prefiero ser más uno, que uno más. 131+1”, “La corrupción, el narco y la pobreza no son nuestro proyecto de nación”, “Qué te pasa televisa, por qué ocultas información”, “El tirano le teme más a nuestra voz que a nuestros golpes”. Sin duda creo que este movimiento estudiantil y lo que sembró socialmente fueron los dolores de cabeza más grandes para el títere de telenovela que encabezó el pasado sexenio priista despojador. 

Caminaron las juventudes gritando y riendo hasta llegar a las instalaciones de Televisa: “Si votas por Peña, nos empeñas”, dice una cartulina. No pude evitar reír con estas expresiones. Sus exigencias son dignas. Mientras cantan “prensa vendida, cuéntanos bien”, la cámara graba las consignas y yo la sostengo mientras pienso en el tratamiento que dieron los medios del movimiento para deslegitimarles.

A 10 años de la protesta y movimiento estudiantil de mayo del 2012, la “Primavera 132”,  gran parte de sus participantes continúan en proyectos sociales, en distintas ramas de las izquierdas y ejerciendo todo tipo de política, de participación en la esfera pública, desde distintas plataformas, colectivos, sea de manera independiente, con el gobierno u Organizaciones de la Sociedad Civil.

El sexenio de Peña fue poco favorable socialmente y aún así los medios lo pintaban exitoso con titulares similares y casi la misma fotografía en sus primeras planas. Como si lograra hacer grandes pactos entre partidos. Pero ya no vemos los medios con los mismos ojos. 

Si bien pareciera que el #Yosoy132 se hubiese desvanecido, hubo gestos y manifestaciones importantes, que subieron de tono y que no hubiesen sido posibles sin que los activistas que en 2012 se movilizaron siguieran tejiendo actividades y canales de comunicación, tanto como reflexiones.

Y de ahí es importante recordar el tag monumental con la frase “Fue el estado” en el Zócalo un mes después de la desaparición forzada de 43 normalistas de Ayotzinapa. La memoria fue fundamental para el movimiento tanto como el recordatorio de la represión de anteriores movimientos sociales, la mayoría bajo el priismo. 

La ola feminista del 2015-16 con el #MiPrimerAcoso y el #24A se fortaleció de todas las reflexiones de mujeres que se dieron en las asambleas estudiantiles sobre la participación de las compañeras, quienes fueron centrales para crear y el posicionamiento político del movimiento en sus meses más activos del 2012 hasta el 1DMX. Mujeres que continúan la lucha por las mujeres desde la academia, pasando por okupas, las luchas trans y no binarias, hasta los temascales.

El acercamiento de integrantes del movimiento con pueblos indígenas en resistencia fue fundamental para narrar la defensa de la tierra en esos días y el cambio climático. Crearon documentales pero también expandieron los medios libres y los medios comunitarios. Movimientos urbanos que aprendieron de la autonomía de los pueblos.

Otro acercamiento que ha sido nodal para el tejido social es en el acompañamiento de familiares de víctimas de desaparición, de feminicidio, de asesinato, familiares buscadoras de justicia, en donde han abonado y acuerpado los tipos de dolores.

Gran parte de los integrantes de este movimiento, en todos estos campos de acción, se refugiaron en organizaciones sin fines de lucro para seguir con su labor social. Están los que encontraron esperanza en los distintos niveles gobierno y desde ahí intentan abonar. También están los que vieron oportunidades de llenar sus bolsillos, y quienes desde el principio claudicaron como Atolini.

Pero la huella crítica permea en las acciones de esta generación, heredera del 68, hermana menor del 99 en la UNAM. Una generación que no puede guardar silencio ni ser omisa ante las injusticias u opresiones. Que busca la grieta para poder decir o visibilizar. Que cuestiona los discursos hegemónicos, homogeneizadores y encuentra su fortaleza en la diversidad. 

Fue un movimiento tan diverso en sus integrantes, que así es de diverso en su presencia política actual. Esa fue una de sus fortalezas. Tal vez no lograron ponerse de acuerdo y trascender en las demandas de las juventudes. Sin embargo, cada causa que los estudiantes se sumaron, se fortaleció.

Pienso en las reflexiones sobre movimientos sociales que escribió mi colega Lydiette Carrión en su columna: “sostener un movimiento por largo tiempo es muy difícil, y la mayor parte de las veces viene con un sacrificio emocional profundo”. Este movimiento también nos abrió las cuestiones y reflexiones para sanar y para pensar en la salud de los movimientos sociales.

Me pregunto qué hay en las emociones de quienes hace 10 años participaron en este movimiento estudiantil.

Botas llenas de Tierra. Tejedora de relatos. Narro sublevaciones, grietas, sanaciones, Pueblos. #CaminamosPreguntando De oficio, periodista. Maestra en Comunicación y cambio social. #Edición #Crónica #Foto #Investigación