Estudiantes y egresados de la UNAM, el Poli y de la UAM diseñan un concentrador de oxígeno de bajo costo; con el fin de aportar una solución al desabasto. Actualmente en el país no hay un control sobre la calidad de estas máquinas
Texto: Lydiette Carrión
Fotos: Isabel Briseño
CIUDAD DE MÉXICO.- De fijo son seis profesionistas de universidades públicas: la licenciada en enfermería Marisol Briseño; la química Samanta Vargas; el Ingeniero Cruz, la geógrafa Karla Leyva, y los químicos José Villanueva y Patricio Limón.
El proyecto lleva muy poco: unos 10 días, narra el ingeniero egresado de la Esime Zacatenco, Rodrigo Cruz. Lo primero fue que “definimos el proyecto y analizamos su viabilidad. Lo checamos a detalle; es totalmente viable”. La decisión de apostar por este proyecto se dio por el desabasto de concentradores, y que una de estas máquinas puede llegar a costar más de 60 mil pesos.
“Preocupados estamos lanzando esta iniciativa; de alguna manera actuar y tratar de salir todos juntos de esta crisis pandémica”. Y agrega, respecto a diseñar y construir un concentrador de oxígeno: “estamos muy conscientes de la responsabilidad que ello implica”.
Y es que, relata Cruz, «esto lo investigamos apenas: los concentradores de bajo costo no pueden garantizar la calidad de oxígeno de grado médico»; en otras palabras, muchos enfermos pueden no estar recibiendo el oxígeno y la asistencia respiratoria que necesitan, y ni siquiera saberlo. Tampoco “está comprobada la vida útil de estos aparatos. Algunos duran solo mes y medio, trabajando 24 horas por siete días. “Han entrado millones de concentradores a México, y no hay garantía”.
Remata: hasta la fecha “no hemos encontrado ninguna regulación”, y como se ve el panorama, la demanda de oxígeno continuará; y México tiene que ser autosuficiente.
Desde el punto de vista teórico el proyecto ya está definido. “Ahora el reto está en terminarlo pronto y conseguir un mineral que no fabrican en México: Zeolita”.
El concentrador lleva un filtro de un mineral llamado zeolita. Pero de este mineral hay como 250 tipos. El equipo de químicos investigó de forma teórica cual funcionaría. “Estamos basándonos en los desarrollos de otros grupos. No partimos de cero”.
La Zeolita, si bien no tiene un precio privativo, no se sintetiza en México; así que un reto a futuro será el poder producirla de forma nacional.
Sin embargo, para todo ello, este equipo requiere ayuda.
“Si la UNAM o el poli nos echara la mano acabaríamos rapidísimo; si prestarán laboratorios e instrumentos; [pero] eso es parte de nuestra crítica. Cómo es posible que la UNAm o el poli estén tan paralizados”.
Rodrigo se refiere a que, durante esta contingencia, las universidades no han jugado un papel de investigación tan relevante como el que se esperaría en esta contingencia.
Se necesita que las universidades, usando todas las medidas de prevención para su personal, activen sus laboratorios. No pueden estar paralizados. No es posible que los mejores cerebros del país, estén encerrados en sus casas.
“En la pandemia se están demostrando los errores del modelo educativo. La han orientado hacia la creación de emprendedores con mente de tiburón. ¿Y qué hacen esos emprendedores ahora? Venderte concentradores chafas y llevarte tus tanques de oxígeno hasta tu casa al doble de precio.”
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Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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