Este recubrimiento especial y de bajo costo fue desarrollado por científicos del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica y probado en superficies plásticas, como caretas y biombos, mostrando su efectividad para desactivar el virus que provoca la covid-19
Texto: Román Esaú Ocotitla Huerta / Lado B
Fotos: Cortesía
PUEBLA.- Un grupo de científicos del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (Inaoe), ubicado en Santa María Tonantzintla, desarrolló un recubrimiento barato y capaz de desactivar el virus SARS-CoV-2 en caretas plásticas y biombos de hospitales. Los materiales encargados de esto son fotocatalíticos, lo que quiere decir que a través de películas metálicas y semiconductoras —basadas en óxido de titanio—, que absorben la luz ultravioleta, lo que evita la propagación del virus.
El investigador del Inaoe responsable del proyecto es el Doctor en Electrónica, Joel Molina Reyes, quien comentó en entrevista para LADO B que los trabajos con materiales especiales que absorben la luz tienen diez años realizándose en el instituto. Ahora, durante la pandemia, el uso de estos materiales ha resultado viable para evitar la propagación de la COVID-19, pues los costos de producción son económicos.
Estos materiales especiales son aplicados en el Inaoe a caretas plásticas —que rondan entre los 20 pesos— y cuyo costo final es de mínimo 65 pesos, incluyendo la aplicación del recubrimiento fotocatalítico. Para el caso de la aplicación masiva del recubrimiento en biombos, aún no existe un precio aproximado, ya que depende de la extensión de la superficie a proteger. La duración del material en las caretas es de cuatro meses y hasta 12 meses en biombos para hospitales.
El uso del novedoso recubrimiento se aplicó a caretas plásticas, para observar el comportamiento en un objeto que ahora es de uso común, y fácil de adquirir, para disminuir las probabilidades de contagio. El Doctor Joel Molina menciona que la aplicación de los materiales en las caretas es eficaz, pues durante 24 horas el revestimiento es capaz de inactivar el SARS-CoV-2; sin este material, el virus puede sobrevivir hasta siete días en la superficie de la máscara plástica sin los procesos de desinfección adecuados.
Lo más significativo de este recubrimiento es que se considera “autolimpiable”, ya que no necesita un proceso de desinfección con agentes limpiadores: los materiales actúan constantemente para evitar un proceso infeccioso.
El funcionamiento del recubrimiento actúa de manera fotocatalítica, es decir, se usa óxido de titanio dopado con nanopartículas metálicas, que se deposita en la superficie plástica para que se genere el estrés oxidativo del SARS-CoV-2. Esto significa que las partículas infecciosas que viajan en el aire y que son emitidas al toser, hablar o transpirar, son captadas e inactivadas en la superficie recubierta con los materiales especiales del recubrimiento, aún en condiciones húmedas o poco luminosas.
Cabe destacar que, a pesar de que el recubrimiento es capaz de inactivar el virus en las caretas, estas no sustituyen el uso del cubrebocas, sino que complementa la protección contra el SARS-CoV-2, señala el Doctor Molina, por lo que es necesario usar el cubrebocas y la careta fotocatalítica en conjunto para disminuir las probabilidades de contagio.
En diciembre de 2020, el Inaoe donó siete biombos al IMSS La Margarita en Puebla, y también se logró un resultado positivo usando el mismo recubrimiento fotocatalítico, pues dos meses después, en una revisión preliminar de los biombos usados en el área COVID del hospital, se observó una reducción de cinco días en cuanto al promedio de tiempo en hospitalización de un paciente infectado por COVID-19; se pasó de 25 a 20 días.
Asimismo, durante su visita a dicho hospital, el Doctor Joel Molina conversó con el director general del sanatorio sobre la posibilidad de que, el mismo efecto fotocatalítico que aportan los biombos donados al área de pacientes COVID, podría funcionar para combatir bacterias superresistentes, mismas que han evolucionado por el mal manejo de antibióticos que generan resistencia en los pacientes hacia los fármacos.
“Este principio fotocatalítico podría minimizar el impacto de salud y los gastos derivados de los tratamientos costosos que generan estas bacterias en los hospitales, pues se tiene registro de una bacteria en específico que, una vez que ataca al paciente, las probabilidades de salvarse son del 50 por ciento, y los gastos de tratamiento se elevan hasta los 300 mil pesos en dos semanas”, señaló el Doctor.
También recalcó que con las modificaciones específicas de adherencia del recubrimiento fotocatalítico, este se podría implementar en superficies metálicas, plásticas y cerámicas. Por otro lado, están desarrollando las condiciones para que el recubrimiento se pueda aplicar en materiales textiles, como las batas de enfermeras y médicos; asimismo, el Doctor y su equipo de trabajo están diseñando un sistema pequeño de purificación del aire, partiendo del mismo principio fotocatalítico usado en las caretas y biombos.
Esta investigación se realizó a partir de una convocatoria emitida por el IEEE (Institute of Electrical and Electronics Engineers) durante 2020, donde se brindó apoyo a 120 proyectos científicos alrededor del mundo para combatir el SARS-CoV-2.
Las pruebas de este proyecto se realizaron en ‘tiempo récord’, comentó en entrevista el Doctor Joel Molina, ya que desde marzo a septiembre de 2020 tuvieron que suspender actividades presenciales en el Inaoe debido a los altos índices de contagio que Puebla presentó durante el año pasado, y fue desde septiembre a diciembre de 2020 que pudieron continuar sus labores en el instituto para entregar los resultados tangibles. Estos se tradujeron en siete biombos fotocatalíticos y herméticamente sellados, entregados al área COVID del hospital La Margarita.
Por otra parte, se han elaborado caretas fotocatalíticas que pueden ser una herramienta poderosa y sencilla que “necesita salir para apoyar al personal médico que está haciendo mucho trabajo en las campañas masivas de vacunación, y en muchos lugares del país donde hay concentraciones masivas y caóticas de personas”, comenta el Doctor.
Esta situación también preocupa porque el panorama mundial sobre la vacunación y las aglomeraciones masivas de gente podrían ocasionar “variantes genéticas del SARS-CoV-2, para las cuales, probablemente, las vacunas que se apliquen no serán tan eficientes”, apunta el Doctor Molina. Sin embargo, él mismo enfatiza que, al conocer estas herramientas fotocatalíticas para la prevención del virus y apoyar las propuestas científicas como la suya, en México las consecuencias sanitarias en torno a la COVID-19 podrán ser combatidas de manera más efectiva.
Así pues, ante la posible ineficacia de las vacunas por mutaciones genéticas a largo plazo, el Doctor apunta: “nuestro gobierno estatal debe voltear hacia nosotros y enterarse de que este proyecto existe, ya que no ha existido la difusión [del mismo]. Nuestro gobierno puede ayudar de manera total hacia algo como esto, porque no sólo son caretas [a las que se les pueden aplicar el recubrimiento], sino que (…) se puede llevar al interior del transporte público, oficinas de gobierno y, progresivamente, a los centros de salud para recibir a más pacientes”.
Hasta ahora, ha habido un nulo apoyo económico por parte de autoridades estatales hacia el proyecto de investigación que el Doctor Molina encabeza. De acuerdo con él, se podrían haber evitado muchas muertes y minimizar los daños económicos, sociales y psicológicos si el gobierno, y la sociedad en general, prestara atención a la comunidad científica.
“En estos momentos, las campañas de vacunación en México están costando alrededor de 35 mil millones de pesos, que es más del dinero destinado en un año al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). En este sentido, México tiene los recursos económicos para hacer un mejor papel del que estamos realizando en estos momentos, ya que se avecinan escenarios complicados; la ciencia y tecnología podrían ayudar a minimizar los efectos negativos [de la pandemia]”.
Si estás interesado o interesada en adquirir las caretas fotocatalíticas, puedes acudir a las instalaciones del Inaoe en Luis Enrique Erro #1, Tonantzintla, Puebla; o visitar su página web aquí.
Este trabajo fue realizado por Lado B, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar el original.
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