El escenario de impunidad en Guerrero está así: en más de 60 años, ni una orden de aprehensión, ni una sola sentencia por la desaparición de una mujer. Esto, aunque desde 2022 existe el Protocolo Violeta que pretende la búsqueda inmediata sin necesidad de una denuncia
X: @celiawarrior
Tanto en el imaginario colectivo como en el termómetro de violencias contra las mujeres, la violencia feminicida siempre está en el nivel superior. En México, para entender el porqué basta mencionar las más de 19 mil asesinadas de 2018 a 2022, en promedio 11 al día. Frente a ello la desaparición de mujeres y niñas es una problemática disminuida, aún más si tiende a englobarse en la estadística de las más de 111 mil personas desaparecidas en el país.
Pero lo que algunas feministas, activistas y organizaciones sociales vienen señalando hace tiempo es que las más de 26 mil desapariciones de mujeres en México requieren atención aparte. Con todo y que esta cifra resulta una fracción menor del registro de desaparecidos, valdría considerar las causas diferenciadas y analizar el fenómeno como una violencia por razón de género para evitar lo que de hecho sucede: que la problemática se diluya en un contexto de violencia generalizada.
En el informe Desapariciones de mujeres y violencia por razón de género en Guerrero: el lado invisibilizado de la guerra contra las drogas diversas organizaciones documentaron violaciones a los derechos humanos en ese estado con las que detallan el incumplimiento de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer por parte del Estado mexicano. Enfocaron la búsqueda de mujeres y niñas desaparecidas: 712, el 17 por ciento del total de registros en Guerrero.
El informe plantea que, según la zona geográfica del estado, la causa de las desapariciones de mujeres y niñas: tráfico, prostitución, explotación en labores domésticas (tareas de limpieza en “casas de seguridad”, por ejemplo) y noviazgos forzados. En unos casos destaca la participación de grupos criminales, en otros son familiares y/o conocidos de las víctimas, mayormente hombres.
Son esclarecedores los testimonios de familiares de víctimas y defensoras de derechos humanos —en su mayoría, otras mujeres— que ejemplifican la relación entre las desapariciones de mujeres y niñas sucedidas en un contexto de violencia extrema y lo que en el análisis llaman “la reproducción de una cultura patriarcal”, que tiene como sustrato el control territorial de la delincuencia organizada, la impunidad y la ineficacia de las autoridades.
La historia de Isabel*, desaparecida en 2019 en Acapulco, muestra cómo las familias de las víctimas suelen recibir amenazas al denunciar y así, como también ocurre en otras entidades del país, el control territorial de grupos criminales ha creado zonas de silencio y cifras negras de este y otros delitos. En ocasiones son las autoridades las que impiden o dilatan la investigación; estigmatizan, revictimizan y/o no tienen los recursos necesarios para operar.
El escenario de impunidad en Guerrero está así: en más de 60 años, ni una orden de aprehensión, ni una sola sentencia por la desaparición de una mujer.
Aunque desde 2022 existe el Protocolo Violeta que pretende la búsqueda inmediata sin necesidad de una denuncia, el informe advierte que no es efectivo en zonas no urbanas y puede generar un “potencial problema de impunidad”. Incluso si las víctimas son halladas, sin investigación no se atienden las causas y las mujeres corren el riesgo de ser víctimas de otra violencia.
Destaco un dato más del documento: en más del 30 por ciento de los casos documentados, las desaparecidas fueron previamente víctimas de otra violencia de género (sexual, doméstica u otra).
Ojalá este informe preparado para la CEDAW coloque las desapariciones de mujeres y niñas por lo menos a la par de la emergencia feminicida en México, que se le destaque y analice como una violencia por razón de género. Porque mientras continuemos sin ver la desaparición de forma contextualizada, en específico las de las mujeres y niñas, sus causas estructurales permanecerán inalteradas.
Periodista
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