10 diciembre, 2023
Un geofísico chino ha alborotado a la comunidad científica del mundo, pues al estudiar los movimientos de la tierra en una zona específica, puede que haya descubierto los restos del planeta Theia, el cuerpo celeste que, en teoría, dio origen de la Luna
Texto: Camilo Emiliano Ocampo
Foto: NASA
CIUDAD DE MÉXICO. – Dentro del planeta tierra puede existir otro planeta llamado Theia, ubicado a unos 2 mil 900 kilómetros bajo el suelo.
Esa, al menos, es la hipótesis que arroja un geofísico chino llamado Qin Yan, quien dice que este otro planeta puede estar ubicado entre África y el Océano Pacífico.
Su afirmación se basa en la observación de los movimientos telúricos, los cuales, al pasar por esta zona del planeta, ralentizan sus ondas, debido a una probable densidad en esta parte del mundo.
¿Es posible esto? La astrofísica de la UNAM, Eréndira Huerta, despeja algunas dudas.
La historia cósmica, según una de las teorías más prevalentes para explicar el origen de la luna, es la que plantearon William K Hartman y Donald R. Davis en 1975. En ella, los dos científicos sostienen que la luna es producto del choque de Theia (un planeta hipotético) contra la tierra en su etapa joven, hace 4 mil 500 millones de años.
“El sol es una estrella que se formó en las nubes de formación estelar (…) por atracción gravitacional. En esas nubes de repente se empezó hacer un cúmulo de materia y empezó todo a girar -explica la astrofísica- Ahí, se formó un disco llamado disco protoplanetario y, al mismo tiempo que se está formando el sol, en ese disco se está formando la tierra”.
Cuando el sol se enciende y comienza su evolución el mismo proceso se repite en la tierra y el resto de planetas de nuestro sistema solar. En ese proceso, un tanto caótico, se forma la Luna.
“Cuando se está formando el planeta tierra, justamente pasa un pedazo de roca que choca con la Tierra y le arranca un pedazo. El golpe fue tan fuerte que ese pedazo se quedó orbitando alrededor de la tierra”, dice Huerta.
Esta hipótesis, aunque difícil de comprobar, abre nuevas líneas de investigación sobre el origen de nuestro sistema solar y por ende, de la Tierra.
Existen varias teorías sobre el origen de nuestro sistema solar. Una de ellas es que somos producto de un hecho violento en el Universo. Una gran explosión que, del caos, esparció en el tiempo y lugar correctos los elementos necesarios para formar la vida.
Algunas personas, como Huerta, dicen que esta teoría puede confirmarse a través de la observación de agujeros negros y su evolución temporal y espacial.
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Pero también, observando la evolución de nuestra tabla periódica.
La astrofísica explica:
«Definitivamente, cuando Mendeleiev propuso la tabla periódica, nunca se imaginó que iba a ser una traza de la evolución cósmica, no solo del planeta, sino del sistema solar y todo el Universo. La tabla periódica indica cómo fue evolucionado a través de los miles de millones de años».
Es decir, los elementos descritos en la tabla periódica son el rastro que el Universo dejó en la tierra. Y también, añade Huerta, «nos muestra que el planeta no se formó en un solo lugar, y que seguramente se formó en un disco protoplanetario, un poco violento, y por eso sufrió ese golpe que hizo la luna; por eso se movió de tal forma que su núcleo es muy distinto a la superficie».
Huerta concluye, optimista, diciendo que la observación de los fenómenos astronómicos es muy interesante y que los jóvenes deben interesarse más en el Universo, ya que es una mínima parte lo que conocemos de él.
«Mi punto de vista como astrofísica, es que en realidad, somos un reciclaje de materia que ha evolucionado durante miles de millones de años, y no podemos pensar que somos las primeras generaciones, sino que el Universo ya tuvo un proceso de evolución muy largo. Nosotros somos parte de ese proceso. Por eso, la materia, como la conocemos, no es así que viene de la nada: somos producto de un reciclaje cósmico».
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