En este antiguo caserón en el centro de León, Guanajuato, la División del Norte trazó la estrategia para combatir las tropas de Álvaro Obregón, también aquí perdió la batalla el Centauro del Norte. Hoy el cuartel es el restaurante de pizzas más grande del estado
El último intento de acabar con la incipiente Revolución en la ciudad de León fue protagonizado Pascual Orozco y el general José Pérez Castro con una pandilla que apedreó comercios y farolas apenas un mes después de que Victoriano Huerta huyó rumbo a Jamaica. El pequeño levantamiento acabó en borrachera y el general Pérez fue apresado en estado de ebriedad en la madrugada del siguiente día. El general que se encontraba en compañía de una una prostituta fue apresado por militares carrancistas.
Al general Pérez, aún quejoso de la resaca, se le hizo un juicio sumario y fue condenado a muerte. Pérez pidió como último deseo que antes de su fusilamiento la orquesta del pueblo tocara El Vals de la Viuda Alegre. El hombre enamoradizo fue pasado por las armas en agosto de 1914, frente al Palacio Municipal de León.
Una vez vencido el tirano de Victoriano Huerta, las facciones revolucionarias iniciaron una lucha por el poder. En el Bajío se libró la batalla entre Álvaro Obregón –apoyado por Venustiano Carranza– contra el caudillo popular Pancho Villa.
En su paso a la Ciudad de México, el Centauro del Norte se estableció en León, Villa escogió la llamada Casa de las Monas como cuartel y residencia de su Estado Mayor. La familia Guedea, propietaria de la mansión, fue echada de su casa en nombre de la Revolución.
La casa elegida por Pancho Villa es una construcción neoclásica de relieves floriformes, hecha por Manuel Guedea en 1870. Un viaje a Europa inspiró a Guedea, quien buscaría replicar el diseño de una mansión alemana que le gustó.
La construcción quedó en manos del maestro Herculano Ramírez, que hizo con fino detalle las bellas cariátides, como si fueran para la Acrópolis ateniense.
Las dos esculturas griegas sostienen con las muñecas los balcones de la construcción, entre cada una de ellas hoy se anuncia “Lupillos Restaurante”. El sitio huele a pizza hawaiana y a soda de naranja. Entre ketchup y la chimichurri amarilla los paseantes se agasajan de rebanadas en la popular pizzería.
En el traspatio, donde Pancho Villa fusiló a sus adversarios, hay decenas de mesas. Según un mesero del lugar hay 80; lo que, con seguridad, hace del restaurante pizzero el más grande del estado.
Las cariátides provocaron que la población conociera el lugar como la Casa de las Monas. La casona está en la calle 5 de Mayo, en el Centro Histórico de la ciudad. En la calle frente a la casa hay una estatua metálica del grillo “Cri-Crí” al que la población le quita las antenas, porque existe la creencia de que son de la buena suerte.
Las tropas de Pancho Villa, que fueron cerca de 40 mil, combatieron al sonorense Álvaro Obregón que estaba guarecido en la ciudad de Silao. El frente de batalla se extendió desde Celaya hasta las poblaciones de los Altos de Jalisco durante varios meses. La sangre corrió y los muertos se contaron por miles.
Pancho Villa estableció en la Casa de las Monas la capital del estado de Guanajuato el 29 de enero de 1915. También allí hizo una Ley Agraria, uno de los únicos documentos políticos que se le conocen al caudillo.
El poder de fuego de Pancho Villa fue menguando, el contrabando de armas volvía demasiado caros los fusiles, también la falta de apoyo militar por parte de Emiliano Zapata debilitó las tropas del Centauro del Norte. En una de las últimas batallas entre las facciones revolucionarias Álvaro Obregón perdió el brazo por una explosión de granada. Pero al final Villa perdió en el Bajío su batalla más importante.
Pancho Villa tuvo que huir a Aguascalientes y luego se retiraría hacia el norte del país. Memorable será cuando el caudillo invadió Columbus, Texas. Ésa fue la única invasión que sufrió Estados Unidos por parte de un país latinoamericano, “¡Viva México! ¡Mueran los gringos!”, arengaba el revolucionario.
Después de la Revolución la Casa de las Monas regresó a manos de la familia Guedea, quienes tuvieron que hacer mejoras a la casona. En los años setenta la mansión fue sede de la presidencia municipal de León, luego el sitio albergó el Archivo Histórico de la localidad.
Los documentos históricos indican que la Casa de las Monas ahora es un restaurante especializado, pero la realidad es que es una pizzería. “Lupillos es sabroso, eficiente, fresco y amigable”.
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Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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