De Atlacomulco a Texcoco: La ¿transición? en el Estado de México

27 mayo, 2023

Foto: Crisanta Espinosa / Cuartoscuro

Las encuestas y las calles dan por ganadora a la maestra Delfina Gómez en la carrera por la gubernatura del Estado de México. ¿A qué costo la izquierda llegaría a gobernar la joya de la corona? ¿Quiénes son los verdaderos ganadores en la jornada electoral del próximo domingo?

Texto: Alejandro Ruiz

Fotos: Crisanta Espinosa Aguilar / Cuartoscuro

ESTADO DE MÉXICO. – Esta es la historia de una derrota y una victoria anunciadas, inevitables, complejas y contradictorias. De contrastes y luchas de poder. De la miseria convertida en botín político y el retrato claro del asistencialismo como programa de partido.

Esta es una historia de desigualdades, pero también de resistencias. De construir sobre la nada, mientras otros se llevan los frutos de un trabajo silencioso y marginal.

Esta es la historia del único estado en el país en el que el PRI ha gobernado durante más de 90 años. De la cuna que vio nacer al grupo Atlacomulco, esos empresarios y políticos que durante mucho tiempo dirigieron el país a su antojo.

Una historia de fraudes, complots, y mimetizaciones. Una historia de los Peña Nietos, Hank González, Del Mazos, Montieles y más.

De su ocaso y su relevo.

Este es el segundo estado más poblado del país. El más industrializado. El que aporta más del 9 % del Producto Interno Bruto nacional. Y también, del estado que alguna vez ocupó el primer lugar en feminicidios, pobreza y marginación.

El Estado de México es “la joya de la corona”; donde cada seis años muestra las tendencias electorales de México, y también sus vicios, mañanas y contradicciones.

Hoy, los reflectores están puestos aquí, pues a casi un siglo de haberse fundado, el PRI está a punto de perder lo que fue su bastión, casi feudo, ante un nuevo fenómeno político electoral de masas: el Movimiento de Regeneración Nacional, Morena.

Pero, ¿cómo llegamos a esto? La historia no es sencilla, y habría que retroceder en el tiempo para iniciar este relato.

Alejandro Moreno Cárdenas líder nacional del PRI, Alejandra del Moral, Ana Lilia Herrera Anzalo, Erick Sevilla Montes de Oca durante la CXXV sesión Extraordinaria del Consejo Político Estatal del Partido Revolucionario Institucional del Edomex. Foto: Crisanta Espinosa Aguilar / Cuartoscuro

Un testigo clave

Se puede narrar el poder desde los registros que él mismo hace de sí. Pero también desde su contraparte, aquella que buscó incansablemente la democracia, y que en el camino perdió todo, o casi todo.

Aquí optamos por esa segunda versión: la que desde abajo hoy ve una oportunidad para materializar sus aspiraciones.

Pedro Ramírez Vázquez es el testigo clave del pasado que, desde su escuela en Naucalpan, ha vivido en carne propia una parte de esta historia.

Pedro insiste en presentarse como un profesor de banquillo, y esencialmente lo es. Aunque en sus tiempos más activos fue dirigente de la Sección XXXVI de la CNTE, líder del magisterio democrático en el Valle de México, y uno de los pocos maestros que logró sentar ante un jurado a Elba Esther Gordillo para que compareciera ante el asesinato de uno de sus compañeros: el profesor Misael Núñez Acosta.

Pedro habla:

“Ahora con la victoria de Obrador es muy fácil decirse de izquierda, ¿no? Y está bien, es un logro que hemos conquistado. Pero antes, en los 80, éramos 4 o 5 quienes peleábamos desde ahí. No era nada fácil. De eso yo te puedo contar lo que he visto”.

Pedro Ramírez

Nos remontamos a 1980, durante la efervescencia del sindicalismo democrático mexiquense. Ese, relata Pedro, es el origen de todo lo que hoy contamos. Un movimiento que lamentablemente claudicó muy pronto ante las ofensivas del charrismo que con asesinatos, golpeadores y dinero controlaron a la disidencia y moldearon gran parte de la realidad del Valle de México que hoy conocemos.

“Para los 90 el movimiento sindical prácticamente ya no existe, pero los obreros, como todos en el Valle de México, también habían llegado a vivir a los cerros, y fundamos colonias donde no había nada. Esa experiencia de lucha en el sindicato, ante la imposibilidad de hacer algo ahí, se trasladó a las colonias, al movimiento urbano popular. Ahí está el germen de la izquierda del Valle de México”, dice Pedro.

A partir de ese momento, relata, la lucha se transformó. Surgieron decenas de organizaciones, plurales en su dirección ideológica (y a veces carentes de esta). Sus demandas: servicios básicos, electricidad, agua potable, pavimentación e iluminación.

“Pero hay que tener algo claro, no todas las colonias las fundan las organizaciones de izquierda. También el PRI fundó las suyas. Ahí se vuelve complejo, aunque es muy claro ver cuáles son de acá, y cuáles son de allá”, precisa.

Hubo quienes se mantuvieron en esa lucha, emulando lo que su contraparte (el PRI) hacía: políticas asistencialistas y clientelares que fueron generando una base social acrítica y despolitizada. Muy pocos, en realidad, se plantearon la trascendencia de esto. Formar a las bases, “tomar el cielo por asalto”.

Entonces, cuenta Pedro, la lucha encontró ese terreno para librarse. Muchas de esas organizaciones siguen sobreviviendo en nuestros tiempos. Otras desaparecieron, por la fuerza o la cooptación. Ninguna, en realidad, pudo conquistar el poder por sí misma.

Pero en eso, llegó una coyuntura.

El cardenismo y el giro de la izquierda en el Estado de México

En 1988 una coalición de organizaciones y partidos de izquierda llevó a Cuauhtémoc Cárdenas a ser candidato a la presidencia. El primero que, desde el amplio espectro de la izquierda, disputó a nivel nacional la hegemonía del PRI.

Cárdenas ganó la elección, pero el PRI le hizo un fraude electoral que, una vez más, desmotivó a algunos por continuar en la lucha electoral. A otros, sin embargo, les profundizó su convicción por “la vía democrática”.

Lo último, dice Pedro, fue lo que pasó en el Estado de México.

“La elección de Cárdenas despertó una lucha democrática en el Estado de México, y el fraude la profundizó. Esto no lo digo a la ligera, por ejemplo, hace 40 años íbamos a cuidar las casillas, éramos pocos, pero constatamos que en el Estado de México ganó Cárdenas. La gente, desde ese momento, se convenció de que era posible quitar al PRI, y ese sentimiento quedó ahí”.

El resultado de esta coyuntura dice Pedro, además de la construcción del PRD, fue una formación generalizada de participación democrática en la población.

“Todavía hay abstencionismo, sí, pero no como hace unos años. Entonces, desde el 2000 la gente en el Estado de México ve las elecciones como un modo de luchar”.

Los resultados son palpables, aunque silenciosos.

Por ejemplo, desde el 2000 el PRD comenzó a ganar gubernaturas en municipios del oriente del Estado de México como Texcoco, Chimalhuacán y Nezahualcóyotl. Para 2006, conquistó por primera vez la presidencia de Ecatepec, el municipio más grande del Estado de México. Algo que nunca había pasado.

Esa fuerza, y ante la rápida decadencia y descomposición del PRD, fue la misma que, impulsada por el obradorismo, permitió la creación de Morena a finales de 2014.

“Morena nace en el Estado de México como una sinergia de todo lo que fue el PRD, pero también de ciudadanos que venían del movimiento obradorista”, recuerda Pedro Ramírez.

Su primer presidente de partido fue Pedro Centeno, actual director del ISSSTE. Su periodo permitió la entrada de amplios actores y grupos al interior de Morena, el mismo factor que propició la descomposición del PRD. Uno de los grupos que llegó a Morena fue el Grupo de Acción Política (GAP), quienes habían ganado los municipios del Oriente del Estado para el PRD.

“El GAP es uno de esos grupos que viene de la descomposición del PRD. Aunque muchos no están de acuerdo en sus formas, yo no estoy de acuerdo en sus formas, pues es una izquierda de boca para afuera: funciona. Aunque es muy pragmático decir eso”, reflexiona Pedro.

Después de Centeno, prácticamente todos los presidentes de Morena en el Estado de México han salido de este grupo que, por decir lo menos, son los “hegemónicos” al interior del partido.

La sede de este grupo: Texcoco. Su historia, marcada por la represión y la oscuridad.

El GAP

Aquí la historia se complejiza. Para contarla, buscamos a un militante de a pie. Nos vemos en un café de la Ciudad de México, y antes de iniciar la entrevista deja en claro que no quiere que su nombre aparezca en este texto. ¿Sus motivos? Evitar la censura adentro de Morena.

“El GAP es el poder más hegemónico que puede haber al interior del partido. No con un dominio profundo, pero sí de posiciones políticas. Son, básicamente, poderes regionales, caciquiles que crecieron, y de ser caciques de una región, se hicieron caciques en todo el Estado”.

En mayo de 2006, la entonces Policía Federal entró por la fuerza a la comunidad de San Salvador Atenco y reprimió a decenas de campesinos que se oponían a la reubicación de sus comercios en el mercado de la localidad.

La orden de la represión, ejecutada por la policía estatal del entonces gobierno de Enrique Peña Nieto en conjunto con el apoyo de las fuerzas federales de Vicente Fox, vino tras la petición del presidente municipal de Texcoco (municipio al que pertenece Atenco): Nazario Gutiérrez Martínez, sustituto del ex alcalde Higinio Martínez.

Integrante de diversas organizaciones que exigian la libertad de los detenidos en San Salvador Atenco fueron replegados del bloqueo que mantenian en la carretera México-Puebla por elementos de la policÍa federal preventiva. FOTO: Guillermo Perea / Archivo Cuartoscuro

Higinio es el principal dirigente del GAP, y ahora es senador por Morena. Desde 2017 compite en las encuestas internas del partido para contender a la gubernatura del Estado de México. Su sueño nunca se ha consolidado por una serie de tecnicismos legales. Pero su control es amplio.

La conformación de Morena es un instrumento que convocó el presidente para llevar su visión política a la vida pública, pero el partido se ha vuelto un botín de guerra para otros. Esa es la distinción del proyecto político de un personaje, como el presidente, con quien podemos estar de acuerdo en unas cosas, y en otras no, y otra cosa es que algunos se han beneficiado de ese partido político, que hoy en día sucede. La disputa por Morena en el Estado de México está desde sus orígenes”.

La incorporación de ex priístas que rápidamente vieron el capital político del obradorismo en Morena, es parte de este proceso. Pero también, la propia descomposición de los grupos hegemónicos que se han apropiado de la dirección del partido.

El GAP controla posiciones, no solamente en el partido, sino también en los cargos públicos que actualmente tiene Morena en el Estado de México.

Por ejemplo, el líder de la bancada de Morena en el congreso estatal, Maurilio Hernández González, pertenece al GAP. El ex diputado, y ahora coordinador de la campaña de Delfina Gómez, Horacio Duarte, es uno de los históricos dirigentes del GAP. Lo mismo pasa con diputados locales y presidentes municipales. Por mencionar a algunos: Luz María Hernández, ex presidenta de partido y actual diputada por Ecatepec, GAP. Fernando Vilchis, presidente municipal de Ecatepec, GAP.

Aunque hegemónicos, su dirección en el partido, sin embargo, ha provocado distanciamientos entre sus bases y los grupos críticos que están trabajando adentro de Morena.

El problema fundamental, dicen, es que no propician el desarrollo político de las bases.

“Siguen replicando los mismos mecanismos asistencialistas. La miseria del Estado de México les sirve a los mismos de siempre. A ellos, a los mismos actores políticos. ¿A quién le interesan los analfabetos políticos? A los actores políticos. ¿A quién le interesa que no mejoren las condiciones conscientes de la población? A los mismos actores políticos. De todos los colores. La élite política que se coloca y no permite que la gente realmente tome consciencia y asuma el proceso”.

“Todos ellos tienen toda la legalidad, pero no la legitimidad. Es bueno distinguir entre la legalidad y la legitimidad. Territorialmente a ninguno de esos líderes se les reconoce hacia abajo, salvo sus grupos. Pero en la ley los reconocen”.

–Si Higinio tiene tanto poder adentro del partido, ¿por qué él no es el candidato a gobernador?

–Por un asunto de paridad de género. En este caso, a nivel federal tenemos dos candidaturas: Estado de México y Coahuila. Muchos sabíamos que a Higinio no le iba a tocar, le tocó a Delfina. Y vamos a ganar, por el capital político del presidente, y porque la gente está convencida de un cambio, pero no va a gobernar ella, en realidad va a gobernar Higinio. Es terrorífico.

Delfina Gómez candidata a la gubernatura del Estado de México por MORENA, PVEM y PT sostuvo un encuentro con maestros en San Pablo Autopan, en la zona norte de Toluca, en donde unos de sus compromisos ante los docentes fue basificar al mayor número de maestros en la entidad mexiquense. Foto: Crisanta Espinosa Aguilar / Cuartoscuro

En realidad, reflexionan militantes de Morena en el Estado de México, la candidatura de Delfina Gómez es una alianza política. Ella, como actora política, tampoco ha sido lejana al GAP. Su presidencia en Texcoco lo demuestra.

Y también, su apoyo en el Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México, así como su paso por la Secretaría de Educación y una serie de diputaciones, la dotan de un capital político que no es menor.

Delfina es funcional a los intereses de control político que Morena necesita en el Estado de México. Aunque algo es claro, las riendas de la próxima administración, si gana, no las llevará ella. Detrás está Higinio.

La transformación que se advenía con el gobierno de López Obrador parece distante en el Estado de México, pero el enemigo a combatir invita a cerrar filas momentáneamente, aunque el riesgo es grande.

“Teniendo la caja, ahora sí: hay que acomodar las calabazas”

La frase, curiosamente, la pronunciaba el profesor Misael Núñez Acosta. Y ahora, los morenistas de a pie lo tienen claro: la gubernatura, bajo estas condiciones, es algo coyuntural. La victoria de Alejandra del Moral, la candidata del PRI cercana al grupo Atlacomulco, no beneficiaría a nadie.

Profundaziaría la miseria, aunque en Morena también parecen vivir de ella.

En esto coincide el profesor Pedro Ramírez.

“Ahorita lo estratégico es sacar al PRI, claro que eso es estratégico para la izquierda. Y lo vamos a hacer. Va a ser muy difícil que ganen, a menos de que comentan fraude, como lo han hecho antes. Pero va a ser difícil. Ahí vienen las tareas de quienes siempre hemos estado en la base, o sea en la escuela, en la colonia, haciendo trabajo. Una vez que tengamos la caja, ahora sí tocará acomodar las calabazas».

Pedro Ramírez

Y añade:

«Yo no creo que el GAP se convierta en el nuevo grupo Atlacomulco, hay matices muy importantes ahí. El grupo Atlacomulco son empresarios y tienen un coto de poder muy grande. Podemos no estar de acuerdo con las formas del GAP, criticarlas, pero ahorita lo estratégico es sacar al PRI. No son lo mismo».

La postura de la militancia crítica coincide en arrebatar la gubernatura al PRI, pero también, reflexionan, “hay que seguir con el trabajo de base. No abandonarlo. Tenemos la convicción de que, a la larga, como al presidente, ese trabajo va a dar frutos para una transformación”.

Sin embargo, también aterrizan la postura, y reconocen la dificultad que se viene para su militancia ante este contexto.

“¿Es el ocaso del PRI? No lo sé, eso es tramposo. Tal vez de fondo el GAP esté negociando la gubernatura para hacerse del poder en el gobierno, pero el congreso puede que lo gane el PRI en la siguiente elección. Hay que estár atentos a eso, y defender el proceso democrático. Es lo que nos toca a quienes estamos peleando acá”.

Y concluyen:

“Es muy fácil aventar un discurso de izquierda, y cobrar con la derecha. Cuando se tiene a una población poco educada, poco consciente, pues es más fácil decir vamos a recibir lo que nos den. Hay un juego ahí, una perversidad. Pero también, ¿nosotros que nos asumimos de izquierda qué hemos hecho para romper esas inercias, que no son fáciles? Lo que he observado es que la gente se decepciona de esos líderes de izquierda, por lo mismo, que luchan, por un lado, pero los ves con su Land Rover allá. Son las contradicciones políticas, y quizá en ese imaginario dicen ‘yo también quisiera tener lo que tienen’, pero hay que romper esa inercia: esa es la tarea”.

Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.