La de este domingo fue una jornada electoral atípica: con gel, cubrebocas, más distancia y menos interacción entre las personas. Sin embargo, son los comicios intermedios con más participación desde 1997, cuando el PRI perdió la mayoría absoluta en el Congreso. Las imágenes capturadas de votantes con el rostro cubierto quedarán para la historia

Por : Isabel Briseño, Adolfo Valtierra, Mauricio Palos, María Ruiz, Alexis de la Cruz Rojas, Belén Kemchs

CIUDAD DE MÉXICO, ZACATECAS, SAN LUIS POTOSÍ.- A sus 89 años de edad, el señor Salvador de Jesús Ruiz Soraiz salió a votar sin miedo en la pandemia. Por su edad, el profesor de teatro recibió la vacuna anticovid meses atrás. Por eso acudió más tranquilo a su casilla de la sección 1082 en las inmediaciones de la alcaldía Gustavo A. Madero. Pero hubo otros votantes que aun sin vacuna no faltaron. Uno de ellos es Ángel García Ambrosio, de 47 años, que acudió a votar en la colonia Doctores de la alcaldía Cuauhtémoc, Incluso sin inmunización se siente tranquilo. «Si nos va a dar, nos va a dar», dijo con una sonrisa.

Algunos más jóvenes como David Munguía, de 30 años, son de los pocos que viajaron al extranjero para vacunarse. Él recibió la unidosis de la farmacéutica Johnson & Johnson, por lo que se sintió muy seguro y confiado de acudir a emitir su voto y de realizar sus actividades de manera más «normal».

Fue una jornada electoral atípica, con gel, cubrebocas, más distancia y menos interacción entre las personas. Para estas elecciones, por la pandemia el Instituto Nacional Electoral (INE) eligió más espacios al aire libre para la colocación de las casillas, distinto a otros años cuando se hizo en viviendas de los vecinos. De forma tal que más de la mitad de los lugares son escuelas.

La pandemia también causó que sólo votaran de forma simultánea dos electores. Eso causó que las filas en algunas casillas se alargaran.

Durante la votación, los funcionarios no podían tocar las credenciales de los votantes, quienes las dejaron en las mesas mientras emitían su voto y la tomaron al final. 

Fue común ver a las personas con cubrebocas de distintos colores y en la mayoría de los casos los votantes guardaron la “sana distancia”.

Las personas que así lo prefirieran, podrían llevar su propio bolígrafo o plumón. En caso contrario los vecinos funcionarios de casilla limpiaban el crayón con una toalla humedecida con alcohol para que lo usara el siguiente votante.