No exagero cuando escribo lo siguiente: el genocidio que ocurre en Gaza en estos últimos 15 meses define en estos mismos momentos la sociedad global del futuro
Por Lydiette Carrión / X: @lydicar
Aunque todas y todos conocemos el contexto, hay que recordarlo. No se trata nunca de negar los hechos que preceden, sino de contextualizar y, de entender las categorías que usamos. Yo sigo escribiendo con la esperanza de comunicar cosas que son aparentemente sencillas, pero que bajo el ruido y la enorme maquinaria de publicidad y propagandística que actualmente ostenta el llamado primer mundo, son difíciles de entender.
El 7 de octubre de 2023 las milicias Hamás y otras milicias se internaron en territorio de Israel, y cometieron ataques a civiles. Además de perpetrar estos ataques secuestraron, se calcula, a unas 116 personas, de las cuales al menos 76 eran civiles. La toma de rehenes civiles sí, es un crimen de guerra. Esto no se puede negar ni justificar. Insisto mucho en esto porque ante las atrocidades que después del 7 de octubre hemos atestiguado, es difícil a veces recordar que el evento que lo desencadenó sí es un crimen de guerra.
También es difícil recordar que lo del 7 de octubre es un crimen de guerra cuando uno revisa la historia reciente de Israel, y por años, a los niños y adolescentes palestinos se les ha llegado a condenar de 10 a 20 años de cárcel por arrojar una piedra.
Es decir, el crimen de guerra del 7 de octubre no fue el primer crimen de guerra o la primera violación de derechos humanos masiva.
Y sin embargo, un crimen de guerra no justifica más crímenes de guerra. Por eso sí, hay que reconocer que lo que ocurrió el 7 de octubre fue un crimen de guerra. Uno que salió en toda la televisión internacional y que fue doloroso y terrible. Fue un crimen de guerra en un contexto de sistemáticas violaciones de derechos humanos, en un territorio ocupado y con una población despojada, especialmente contra la población palestina. Fue un crimen de guerra, sí, cometido por una milicia de un pueblo empobrecido y acosado por décadas, contra un Estado especializado en tecnología de guerra, y respaldado por las potencias de Occidente.
Pero sí, fue un crimen de guerra.
Sin embargo, después del 7 de octubre de 2023 lo que inició fue un genocidio.
Los bombardeos a zonas fuertemente pobladas iniciaron. Aquí hay una zona gris del Derecho Internacional Humanitario. Este, a la letra dice que están prohibidos “los ataques directos contra civiles y objetivos civiles, así como los ataques indiscriminados y desproporcionados. Además, exige que las partes en conflicto tomen todas las precauciones posibles tanto en la ofensiva como en la defensa. El DIH establece el estándar mínimo de comportamiento incluso en las circunstancias más desesperadas de un conflicto armado”.
Entonces, ¿qué es bombardear una zona tan fuertemente poblada como es la franja de Gaza?
No se hicieron esperar las evidencias de personas, muchas niñas y niños, heridos, muertos, mutilados.
Inmediatamente, personas simpatizantes con Israel dijeron que el problema era que Hamás usaba a la población como escudo humano.
Aquí es donde todo se torció: la entidad que bombardea es Israel, no puede culpar de sus crímenes a otro grupo, en particular porque de quienes sí se ha documentado que utilizan a personas palestinas como escudos humanos es al ejército israelí.
Aquí la respuesta de muchas personas –y no dudo que muchas de ellas tengan en el fondo buenas intenciones, aunque no lo parezca– es que la gente en Gaza votó por Hamás, entonces lo merecía.
Este punto me interesa mucho desarrollarlo por la siguiente razón: porque incluso si alguien simpatiza por Hamás, legalmente no debe ser asesinado ni encarcelado por ello. Yo reviraría: ¿acaso las personas que simpatizan con Netanyahu deben ser asesinadas?. Pues no. Claro que no. Tampoco las personas que justifican lo que está haciendo Israel y se la pasan escribiendo que “deben morir todos los árabes” o que el islam es la religión del diablo. Estas son sandeces ignorantes, insostenibles, son discursos de odio que hacen un enormísimo daño, y que incluso han propiciado asesinatos de odio, como el de un niñito de seis años en Chicago. Pero no. Sería una locura condenar y violentar a alguien por su ignorancia, por su incapacidad de ver.
¿Acaso veríamos con buenos ojos que bombardearan y atormentaran a una población por su ignorancia y sus discurso de odio?
¿Las personas que simpatizan con Trump? Al fin y al cabo Trump es un hombre hallado culpable por distintos delitos, violó la ley de diversas maneras. Además avienta discursos de odio a diestra y siniestra. Y sí, hay gente, por ignorancia (y todos los seres humanos somos tan ignorantes, tan ciegos, a veces en un tema, a veces en otro) o por maldad que simpatiza con él. ¿Merecen ser bombardeados?
Los chavos adolescentes de Culiacán que no tienen un peso y que han crecido en la cultura del narco, y sí, simpatizan con la cultura del narco ¿merecen ser asesinados? ¿Por tener ideas que consideramos equivocadas? Y aquí de nuevo, me gustaría hacer una comparación, porque en México conocemos bien por qué la narcocultura ha penetrado tanto entre la juventud: tuvo y tiene que ver con falta de oportunidad. Sabemos que hay estratos sociales completos que son condenados a la nada. Estos jóvenes lo saben y su única respuesta frente a la nada ha sido optar por la delincuencia. ¿Será que todos esos extremismo que acusan desde Europa a grupos del medio oriente surgieron también de ahí? ¿Podemos detenernos a hablar, examinar, estudiar de forma real de dónde surgen estos ciclos de violencia entre grupos que no tienen poder y que buscan aunque sea un poco de agencia? ¿Qué clase de primer mundo encuentra como solución el exterminio?
Pero volvamos al primer planteamiento:
El boludo y pelotudo argentino que votó por Milei, un fascista y difusor de discursos de odio, ¿merece ser castigado? Cuando este presidente demi fascista que proclama una libertad de novela gráfica de mala calidad grita que se jodan los zurdos, que se jodan todos, sí hay quien lo celebra. ¿Acaso eso no sería alentar el terrorismo en otra parte del mundo?
Cuando el ejército de la Unión Soviética venció a Hitler se encontró con los horrores de las cámaras de gas y los campos de concentración. Además en sus aldeas, todas las familias soviéticas de ese entonces habían sufrido y perdido a personas a manos de los nazis.
Cuando los soldados soviéticos llegaron a Berlín violaron a cuanta mujer encontraron, por odio, por enojo, porque sus hijas y hermanas habían sufrido suertes similares.
Se justificaron diciendo que estas mujeres eran nazis. ¿Era entonces justificable? ¿Ojo por ojo? No lo fue. Quizá fue entendible, pero el daño a personas civiles, inocentes, incluso aunque hubieran apoyado al régimen nazi, es real. Pero era 1945. ¿No se supone que heos avanzado aunque sea un poco?
¿Por qué entonces podemos justificar el genocidio del pueblo palestino? No hay forma de justificarlo. Quienes lo hacen, o se encuentran enceguecidos por el ruido mediático (que es real), o, en su minoría, saben lo que ocurren y no les importa.
¿Por qué alguien puede ver a niño mutilado tras niño mutilado y justificar los infanticidios diciendo que «votaron por Hamás»?
A mí me sorprende, me asquea, pero debemos entender qué está pasando aquí.
¿El bebé es Hamás? ¿Es culpa del bebé haber nacido ahí? ¿Es culpa del bebé haber nacido en una cárcel al aire libre –lo que era Gaza antes del 7 de octubre de 2023–?
Por qué, si nos dolemos de lo que ocurre en Gaza, en el que las diversas organizaciones de derechos humanos internacionales han señalado que se trata de un genocidio, ¿nos acusan de antisemitas?
¿Qué intereses geopolíticos permiten este horror?¿Qué mensaje tiene para el futuro?
Luego está la destrucción del 80 % de la infraestructura en Gaza, lugares históricos, universidades, escuelas, hospitales. ¿Bajo qué justificación?
Que “ahí” había algún miembro de Hamás.
Luego la hambruna, el frío, la falta de agua potable. Quince meses sin que un millón de niñas y niños vayan a la escuela.
¿Cómo se justifica esto?¿Los hijos de Hamás?
La ONU, Amnistía Internacional, la Unicef y diversas organizaciones más han acusado que hay un genocidio. Que esto no tiene que ver ya con lo que ocurrió el 7 de octubre sino que está el objetivo de destruir al pueblo palestino.
Por lo pronto, lo que es claro es que se desmanteló el andamiaje de derecho internacional humanitario.
Esto tendrá un costo enorme en las próximas décadas, a menos de que cambien de alguna forma las fuerzas geopolíticas.
Es probable que esto ocurra pronto. Las ultraderechas emergen, los grupos de tercera vía se agrupan, China navega en silencio pero rápidamente.
Debemos organizaron quienes nos interesa que los derechos humanos sean para todas y todos, sin importar origen, etnia. Buscar nuevas formas de defender garantías con un piso mínimo. Y eso pasa necesariamente por denunciar y hacer lo posible por frenar el horrendo genocidio que sufre el pueblo palestino en Gaza.
No creo que exista tema más urgente en el mundo.
Por los niños que vienen. Y por los niños en Gaza.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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