Algunas personas podrían tener una predisposición en sus genes a desarrollar síntomas graves de la enfermedad, pero también la propia genética del virus es un factor determinante
Texto: Evelyn C. Ayala
Fotos: Red Mexicana de Periodistas de Ciencia y Flickr Creative Commons
Es totalmente cierto que los genes de cada persona pueden hacerla más o menos vulnerable a ciertas enfermedades, y en el caso de la covid-19 también puede ser así… pero eso está lejos de significar que sea el único factor para padecer o pasar la infección sin tener síntomas graves.
Medios informativos como Forbes y El País publicaron notas en las que exponen que el factor genético puede influir en que haya quien desarrolle la enfermedad de forma grave y otras no.
Las notas en ambos sitios aseguran que se encontraron genes específicos en pacientes con covid-19 grave y, por ende, una asociación entre esa característica y el riesgo de morir por la infección del SARS-CoV-2.
Pero con esta enfermedad, la genética de las personas es solo una parte: la información que señalan ambos medios omitió el componente infeccioso del virus. Por ejemplo, si una variante es más contagiosa o si su manifestación sintomática puede ser más peligrosa.
En otras palabras: pasaron por desapercibidas las características, mutaciones y evolución genética del propio virus, que resultan igualmente importantes para el desarrollo, efectos y consecuencias de la infección.
Entonces, para comprender mejor la enfermedades infecciosas, si bien es importante considerar la genética, debe analizarse desde dos rutas:
¿Existe predisposición en nuestros genes hacia infecciones virales?
Sabemos que algunas variaciones genéticas humanas influyen en los síntomas de enfermedades infecciosas, pero la información sobre SARS-CoV-2 en ese sentido es poca debido a que los estudios disponibles están centrados en el análisis del microorganismo en lugar del huésped, según se publicó en julio de 2021 en Nature.
El artículo indica incluso que la genética humana tiene un bajo impacto en el desarrollo de la infección al compararlo con factores sociodemográficos como la edad o el acceso a la atención médica.
De hecho, un artículo publicado The Lancet expone que en Inglaterra los grupos étnicos minoritarios sufrieron condiciones que los exponía a más contagios, el problema de las pruebas tardías y el riesgo de ingresar a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y morir.
Y más allá de lo sociodemográfico, debemos considerar que identificar los genes específicos que condicionan a una persona a presentar una enfermedad de forma leve o grave, está lejos de ser una tarea sencilla.
Por ejemplo, en el análisis de Nature el equipo de investigación primero tuvo que reconocer los genes candidatos (locus), o sea aquellos que potencialmente podrían explicar la función inmunológica, especialmente en los pulmones.
Encontraron al menos 40 genes candidatos entre los cuales hallaron pistas sobre el comportamiento de la covid-19: ciertas mutaciones del gen TYK2 propician mayor riesgo de enfermar gravemente y ser hospitalizadas. Este gen también se relaciona con la predisposición de otros padecimientos como la psoriasis, una afección cutánea.
El gen TYK2 interviene en la vía de señalización de los receptores de los interferones tipo I y II, de acuerdo con un artículo del Colegio Ibero-Latino-Americano de Dermatología.
Otro artículo de 2017, precisa que los interferones de tipo I “tienen un mayor efecto antiproliferativo y antiviral”, y el de tipo II “una actividad inmunorreguladora superior”, de ahí que se le considere de importancia ante una enfermedad infecciosa como la covid-19.
Sin embargo siguen quedando cabos sueltos: para un análisis genético más completo la muestra de pacientes deberá ser grande a fin de obtener un dato representativo, lo cual es más complejo si consideramos que algunos pacientes son asintomáticos y que cuando hay síntomas el periodo de tiempo para evaluar es muy corto.
Por eso el estudio de Nature y otros que exploran las posibles explicaciones genéticas del comportamiento de la covid-19, advierten que se debe entender la enfermedad también a través del estudio de distintas poblaciones.
Como se dijo antes: además de nuestros genes, están los del virus.
Por fortuna, existe bastante información genética del SARS-CoV-2: desde el 11 de enero de 2020 un equipo de investigadores chinos logró descifrar las primeras secuencias genéticas del SARS-CoV-2. Eso permitió rastrear la evolución del virus y de la pandemia misma.
Y esos datos sobre la secuencia genética del virus se vuelven una herramienta para la salud, como señala Organización Mundial de la Salud (OMS) porque ayudan a “la detección y el manejo de los brotes de enfermedades infecciosas” y específicamente “al desarrollo de pruebas diagnósticas, medicamentos y vacunas”.
Hasta enero de 2021 se contaba con al menos 280 mil secuencias genómicas del SARS-CoV-2 aisladas de pacientes en todo el mundo. Esto fue clave para el desarrollo de las vacunas porque la secuenciación genética de un patógeno permite conocer las proteínas potenciales con diversas funciones, entre ellas la de infectar.
En el caso del SARS-CoV-2 durante el proceso de infección -cuando el virus entra a la célula humana y comienza a replicarse- pueden generarse copias fallidas del mismo, es decir cambios en el genoma de este virus compuesto por ácido ribonucleico (ARN).
Conocer estas mutaciones es importante para saber cómo pueden influir en la rapidez con la que se propagan los contagios, en el resultado de pruebas de detección, el desarrollo de la enfermedad y la respuesta inmunitaria.
Para sumar más importancia: nos permite saber si el virus puede volverse más peligroso y propiciar, por ejemplo, estados más graves de la enfermedad o disminuciones en la eficacia de las vacunas.
Las mutaciones en los virus son constantes a lo largo del tiempo y varias de esas mutaciones identificadas en un virus dan lugar a lo que conocemos como una variante.
Según la Organización Mundial de la Salud, se pueden clasificar en: variantes de interés (VOI, por sus siglas en inglés) y variantes preocupantes (VOC), y variantes bajo vigilancia (VUM).
Las de preocupación se etiquetan así cuando aumentan la transmisibilidad (periodo de tiempo en el que una persona infectó a otra), la virulencia (capacidad del virus para dañar al cuerpo humano), y al ocurrir una “disminución de la eficacia de las medidas sociales y de salud pública o de los medios de diagnóstico, vacunas y tratamientos disponibles”.
La variante ómicron (B1.1.529), por ejemplo, es considerada como de preocupación porque aumentó el número de infecciones desde su aparición y notificación el 24 de noviembre de 2021 en Sudáfrica; además, el análisis del Grupo Consultivo Técnico de la OMS identificó “un gran número de mutaciones” que aumentan el riesgo de reinfección en comparación con otras variantes antecesoras.
En síntesis: para saber por qué varía la posibilidad de padecer covid-19 grave es importante identificar las diferencias del genoma humano de la misma forma que la secuencia y mutaciones genéticas del virus porque ambas influyen en la forma que se presente la enfermedad.
De ahí que muchos países optaran por estrategias de vigilancia epidémica basadas en la secuenciación genética de las muestra de pacientes positivos al virus. Esto ha permitido identificar oportunamente las variantes del SARS-CoV-2 y por ende, el desarrollo de medidas sanitarias para contener la pandemia.
Por eso también el 8 de enero de 2021, la OMS recomendó a sus países miembros contribuir en la construcción de bases de datos del SARS-Cov-2.
Incluso México lo ha hecho desde agosto de 2020, cuando el Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN) hizo la primera secuenciación completa, según se lee en su página oficial.
Fuentes:
1.- Genética explicaría por qué algunos jóvenes padecen covid-19 grave: Forbes
2.- El sexo con neandertales protegió a los humanos del VIH y les hizo más vulnerables a la covid: El País
3.- WHO: Secuenciación del genoma del SARS-CoV-2 con fines de salud pública
4.- PAHO: Ómicron y otras variantes de preocupación identificadas en las Américas
5.- WHO: Seguimiento de las variantes del SARS-CoV-2
9.- La genética de la psoriasis
10.- Propiedades de los interferones y su acción antitumoral
11.- El desarrollo de nuevas vacunas
12.- Variantes del SARS-CoV-2 (covid-19)-Preguntas frecuentes
*Este trabajo fue realizado por la RED MEXICANA DE PERIODISTAS DE CIENCIA. Aquí puedes leer la original.
Portal periodístico independiente, conformado por una red de periodistas nacionales e internacionales expertos en temas sociales y de derechos humanos.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona